—¿Tú
vas a sacar las fotos? —le preguntó algo nerviosa.
—Si,
¿Cuál es el problema? —le preguntó su madre.
—No,
nada —dijo y volvió su vista al frente. Soltó un leve gruñido.
—¿Qué
sucede? —le pregunté.
—Esperaba
que mi madre no fuera la fotógrafa —me dijo.
—¿Por
qué?
—Porque
a veces… pide demasiado…
—Ahora
Tom, pon tu brazo izquierdo alrededor de la cintura de _______ y acércala a ti
cuando yo te diga —me dijo.
Hice
lo pedido y cuando dijo ya, la acerqué a mí haciendo que chocara levemente
contra mi pecho.
—Perfecto
—habló Dolores —Ahora mírense a los ojos. _______ pon tus manos sobre sus
hombros y acércate más a su rostro.
La
morena giró la cabeza para mirarla.
—Dolores…
—la llamó por su nombre, como forma de advertencia.
—Haz
lo que te digo —dijo ella. La morena obedeció y se acercó más a mí —_______,
quiero que dirijas tu mirada a la cámara. Tú Tom solo mírala a ella.
Otro
flash iluminó todo.
—¿Cuántas
fotos más vas a sacar? —preguntó _______.
—Varias,
varias —contestó Dolores —Ahora quiero ver deseo, mucho deseo.
—Tus
peticiones son ordenes para mi, Lolita —le hablé.
—¡Nooo! —chilló ella.
—¡_______,
actúa como si desearas a Tom o te reduzco el sueldo! —la amenazó.
—Vamos
tempanito de hielo, haz caso. Las mamás siempre tienen la razón, ¡Deséame!
—Como
los odio —musito ella.
—Ahora
Tom, levanta a _______ sobre ti y coloca una de tus manos justo cerca del
parche en donde esta la marca y la otra en su espalda.
—Mamá,
¿desde cuando las fotografías se volvieron tan… pornográficas?
—Ay
_______, eres tan… quisquillosa. Haz lo que te digo, así terminamos todo esto
rápido.
Ella
murmuró algo que no logré entender.
—Vamos
cariño, arriba —le dije y la alcé sobre mí.
Sus
piernas se cerraron alrededor de mi cintura, y sentí que iba a volverme loco
ante el adictivo aroma de su perfume.
—_______,
peina su cabello hacia atrás con tu mano. Y mírense las bocas.
Parecía
que ella ya no iba a protestar. Su mano se enterró en mis cabellos peinándome
hacia atrás, y sus ojos se clavaron en mis labios, al igual que los míos en los
de ella.
Luego de media hora, en donde seguimos posando cerca, muy cerca. En donde ella posó sola, y de verdad parecía una modelo profesional, haciendo caras y gestos. Hasta yo tuve mis poses solo, y debo decir que soy más bueno de lo que pensaba.
Luego de media hora, en donde seguimos posando cerca, muy cerca. En donde ella posó sola, y de verdad parecía una modelo profesional, haciendo caras y gestos. Hasta yo tuve mis poses solo, y debo decir que soy más bueno de lo que pensaba.
—¡Excelente,
hemos terminado! —dijo Dolores contenta. Todos aplaudieron —Muchachos, las
fotos son increíbles, hermosas.
—Voy
a cambiarme —sentenció _______ sin prestar atención a su madre. Dolores se giró
a verme.
—Ahora
está irritada, pero ya se le va a pasar —me aseguró.
Asentí
y me fui a cambiar.Cuando volví ella ya estaba, guardando unas cosas dentro de
su cartera. Me acerqué a ella.
—Comentas algo sobre esto, y te juro que iré a buscarte y te arrancaré uña por uña, ¿escuchaste?
—¡Gente,
estás fotos van a la portada! —gritó Dolores desde su despacho.
—¡¿Qué?!
—preguntó _______ dándose vuelta para mirar a la oficina de su madre.
Sonreí
levemente y me acerqué hasta su oído. Ella estaba de espaldas.
—Por
mí, nadie se enterara —le dije. Se giró a verme rápidamente.
—Por
favor, por lo que más quieras, renuncia —me dijo. Reí por lo bajo.
—¿Y
perderme la oportunidad de poder apreciarte los fines de semana? —le dije.
—¿No
te parece que ya son suficientes los días que tengo que soportarte en la
Universidad?
Sonreí
con los labios apretados y respiré profundamente.
—No,
¿algo más?
Me
miró con ojos venenosos. Y si las miradas mataran, hace rato que a mi ya me
estarían velando.
—Eres
una peste, pero ya voy a encontrar la forma de deshacerme de ti.
—Que
linda eres —dije con tono dulce —Yo también te adoro, cariño
Hizo
un sonido de indignación y tomó su abrigo.
—¡Dolores!
—la llamó. Está se asomó por la puerta —¡Me voy a cuidar a Bill! ¡Adiós!
Dolores
salió rápidamente de la oficina y se acercó a nosotros. Miré a _______.
¡Oh, si no estuviera condicionado por un juez, seria por algo más que una simple gripe que lo tendría que cuidar!
¡Oh, si no estuviera condicionado por un juez, seria por algo más que una simple gripe que lo tendría que cuidar!
—Bueno, te llevo —le dije. Ella se giró a verme aterrada.
—¡No,
no, no, no! ¡Claro que no! No necesito nada de ti —me dijo nerviosa.
—Claro
que si, sabes que no me gusta que andes sola por ahí. Y ya que tu auto aun no
esta listo lo mejor va a ser que Tom te lleve a donde necesites —le dijo su
madre, que luego me miró a mí —Voy a pagarte a parte para que seas su chofer.
—No
Lolita, esa va gratis —dije y le guiñé un ojo.
—Oh,
eres tan tierno —me dijo ella con una sonrisa.
—Puras
tonterías —susurró la morena, pero logré escucharla.
—Tonterías
las que usted hace jovencita, y nadie le puede decir nada. Ahora si es tan
amable de dirigirse a mi moto que yo la llevare —le dije y le hice un gesto
para que caminara.
—¡Que
no! —dijo ella - Bill no te soporta.
—Ni
yo a él, así que el sentimiento es mutuo. Te dejaré ahí, y te esperaré afuera.
Soltó
un suspiró de cansancio.
—¿Dónde
dejaste la moto? —me preguntó rendida. Sonreí.
—¡Eso
es Tom! —me felicitó Dolores —Ahora en adelante te llamare cuando no quiera
comer carne.
—¡Ja, ni loca! —advirtió _______ —A mí no me haces comer carne, nunca más.
—Ya
veremos —le dije.
Ella
me miró fijo, y creo que entendió el otro sentido de lo que le acababa de
decir.
—Bueno,
vayan —dijo dolores y besó la frente de su hija.
Se
fue de nuevo a su oficina. Me giré a ver a la morena y le hice un gesto para
que caminara. Suspiró y comenzó a caminar. Nos subimos al ascensor y bajamos
hasta el estacionamiento, en donde me había ido a dejar mi moto, luego de hablar
con Dolores.
—¿Podrías decirme que se te dio por venir hoy aquí? —me preguntó.
Sonreí
y me subí a la moto, le hice una seña para que subiera delante de mí. Revoleó
los ojos y se subió. Se acomodó bien y se sentó derecha.
—Ya
te dije, necesitaba algo que hacer los fines de semana —le dije cerca de su
oído.
—¿Y
porque tenía que ser esto? ¿Por qué me odias?
Reí
por lo bajo, haciendo que ella girara su cabeza para mirarme. Aun no había
prendido la moto. Recorrí su rostro con la mirada, buscándole alguna
imperfección. Algún error en su creación y confección. No había nada, ella era
simplemente… perfecta.
—Yo
no te odio, cariño —dije sin dejar de mirarla.
—Pues
no parece —dijo y volvió su vista al frente.
Sonreí
y arranqué la moto. Me dio la dirección de Bill, y el muy desgraciado vive a
unas pocas cuadras de mi departamento. Llegamos y frené frente a una gran casa.
Reí por lo bajo. El imbécil aun vive con sus padres, no puedo creerlo.
—¿Vive con sus padres? —le pregunté a _______, mientras ella se bajaba de la moto.
—Si
—dijo ella y no pudo evitar sonreír, pero al instante dejó de hacerlo —Es solo
hasta que se encuentre algo que le guste para vivir.
—Si,
seguro.
—Puedes
irte, no hace falta que me esperes, no se a que hora terminaré.
—No
cariño, ve tranquila, pero aquí me quedaré. Se lo prometí a tu madre…
Me
miró con cara de fastidio.
—¿Acaso
no tienes nada mejor que hacer?
—No
cariño, no tengo nada mejor que hacer.
Giró
sobre si misma y caminó a grande zancadas hasta la puerta de la gran casa que
estaba frente a mí. Reí divertido y vi como desaparecía detrás de la puerta.
Solté un suspiró y miré a mi alrededor. Había un Starbucks a menos de una
cuadra. Dejé la moto y fui en busca de un delicioso frapuchino. Me quedé
sentado en una de las mesas, perdiendo un poco de mi tiempo.¿Cuánto tiempo
creen que estará allí dentro la morena? ¿No mucho, verdad?Luego de estar una
hora allí sentado, me puse de pie y volví hacia mi moto. Me apoyé sobre ella,
sin dejar de mirar hacia la puerta. Miré mi reloj, ella aun no salía. Tomé un
cigarrillo y lo prendí para poder fumar tranquilo.
Sentí como algo vibraba en mi bolsillo, me sobresalté un poco y me di cuenta de que era mi celular. Lo tomé y miré la pantalla. No sabía quien era, pues no tenía agendado su número.
Sentí como algo vibraba en mi bolsillo, me sobresalté un poco y me di cuenta de que era mi celular. Lo tomé y miré la pantalla. No sabía quien era, pues no tenía agendado su número.
—¿Hola? —dije al atender.
—Hola
Tommy —me habló. Fruncí el ceño al no reconocerla.
—Hola…
—Cassandra
tonto, soy Cassandra.
¡Diablos!
¿Para que mierda conteste?
—Aaah,
Cassandra —dije.
—¿Acaso
no me tienes agendada en tu celular? —preguntó.
—Mmm,
si lo que pasa es que no me había fijado quien era al atender —le mentí.
—Bueno,
no importa. ¿Dónde estas?
—Por
ahí.
—Tom,
¿Qué tengo que hacer para que vengas a hacer de una buena vez el maldito
trabajo de contaduría?
—¿Qué
trabajo? —le pregunté.
—¡El
trabajo que nos mandaron a hacer de a grupo!
—Aaaaaah,
si el trabajo —dije al recordarlo.
—Tenemos
que hacerlo hoy mismo. Es para el lunes.
—¿Quién
más esta en el grupo? —le pregunté.
—Nadie.
Solo nosotros dos…
—¿Quién
hizo los grupos?
—¡La
profesora tonto! —dijo con voz chillona y soltando una estúpida risita. ¡Aaag,
como me exaspera!
—Está
bien, voy para tu casa.
—Perfecto,
aquí te espero.
Colgué
y miré a la casa de Bill. No, yo no iba a irme sin _______ de aquí.Tiré la
colilla de mi tabaco hacia un costado y caminé hasta la casa. Toqué el timbre y
luego de unos segundos un señor de estatura bajita y traje de me abrió.
—¿Qué se lo ofrece señor? —me preguntó. Trate de no reír, estoy completamente seguro que este es un mayordomo. ¡Bill eres increíble!
—Si, soy amigo del señor Longoria, ¿podría pasar a verlo?
—Claro
que si joven —dijo y me dio el paso —Suba las escaleras, la tercer puerta a su
izquierda, allí esta el joven Bill.
—Muchas gracias…
—Albert,
señor.
—Muchas
gracias, Albert.
Subí
las escaleras y me dirigí a la habitación que el amable mayordomo me había
indicado. Me acerqué con cuidado, la puerta estaba un poco entreabierta.
—¡Estoy
cansada Bill! ¡Cansada de tus estúpidos celos! —dijo nerviosa ella.
—¡¿Pero
porque tiene que trabajar allí?! —le preguntó nervioso.
—¡Mi
madre lo contrato! ¿Entiendes?
—¡Pues
dile que lo despida!
—¡No
voy a pedirle que lo despida! —dijo ella.
—¿A
no? ¡¿Por qué?!
—¡Porque
simplemente ella no va a hacerlo!
Abrí
la puerta y ambos se giraron a verme. Los ojos de Bill se abrieron como platos.
Le sonreí irónicamente.
—Oye Billito, siento que te hayas convertido en la incubadora de un virus —le dije mientras me acercaba a _______, tomaba su abrigo y le tomaba la mano —Pero no te puedo prestar a mi _______ más tiempo.
O.o ese Tom es lo maximoo!! Hahahaha .. Me encantaaaa siguaaa
ResponderEliminarAmo la fic :)