domingo, 10 de noviembre de 2013

Capitulo de Maratom

Capitulo # 22

Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aun eran agitadas.¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo.

—Demonios… —dije y me alejé de ella.

Tomé mis llaves, mi teléfono y mi remera, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza.Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí afuera miré a mí alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré. Busqué el número de Georg y marqué.

—¿Hola? —dijo al atenderme.

—Georg, ¿Puedes atenderme o estas ocupado? —le pregunté.

—No, de hecho estamos con mal de amores y amargados Gustav y yo en mi departamento. Déjate ver por aquí —me dijo.

—Llevaré algo de beber, lo necesitaremos —dije y colgué.

Me subí a Betty y prendí marcha hacia el departamento de Georg. Llegué y toqué el timbre y un desanimado Georg me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Gustav. ¡Oh, esto es increíble!

—¿Qué tal? —preguntó Schafer.

—¿Qué tal tú? —le dije y me senté a su lado.

Georg tomó la botella de cerveza que había traído y fue a abrirla.

—¿Acaso hace falta que preguntes? —me dijo Gustav —¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca!

—Aquí, muchachos —dijo Georg luego de darle un largo trago a la botella.
Yo la tomé e hice lo mismo.

—¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? —preguntó Schafer nervioso.

—No, no, no. Lo siento chicos, pero lo mío no es amor. Se llama trastorno, un peligroso trastorno —les aclaré y volví a tomar —Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con ______ me estoy tardando…

—Aja, si lo que digas Tom —habló Georg —¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión femenina de Tom… —dijo nervioso y le dio otro trago a la botella —Solo que muchísimo mejor la versión dama si puedo agregar.

—¿Y que hay de mi? —preguntó Gustav —Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece…

Le quitó la botella a Georg y tomó un largo y limpio trago.

—Se te pasó decir cínica y sarcástica —le dije.

Me miró con desenfado y de encogió de hombros.

—Aun así es hermosa —dijo.

—Pues yo estoy peor que ustedes dos juntos —les dije y tomé la botella —Mezclen a Ana y Mirna, ¿Qué obtienen? Exacto a ______… Esa morena me está costando dos semanas sin sexo.

—¡¿Qué?! —preguntaron los dos al unísono.

—No, tú estas jugando con nosotros —dijo Georg.

—¿Ven? Y ahora no filtro lo que digo. Estoy muy mal —dije bajando la cabeza.

—¿Dónde se está quedando tu prima Tom? —me preguntó Listing. Lo miré y tomé la botella para darle un trago extra largo.

—Ese es otro problema —dije al hablar —Está en mi departamento, en mi cuarto, en mi cama. Ha tomado mi casa.

—¿Enserio? —preguntó con sonrisa iluminada en los labios. Lo miré asesinamente.

—¿Por qué la sonrisa? —le dije. La sonrisa se le borró y puso cara de preocupación.

—Oh, disculpa —me dijo —Que pena… ¿Por qué no le dices que venga a vivir aquí? Encantado le doy mi cama.

—Oye, tampoco soy un loco que entrega a su prima como si nada —le aclaré.

—¿Dónde vivirá mi pequeña lectora de libros académicos? —preguntó concentrado Schafer.

—¿En la biblioteca? —dijo Gustav frunciendo el ceño.

—No lo sé —dije y miré a Gustav —Pero ahora están en mi casa.

—¿Quiénes? —preguntó él.

—Tu angelito diabólico y el demonio encarnado —le dije.

—Traducción, eso sería Ana y ______ —dijo Georg.

—Si, entendí lo de angelito diabólico, no lo podía explicar más elocuentemente —dijo con su mejor cara de bobo —Pero si ella custodiara el infierno, yo iría feliz…
—No querido amigo, ella no va a custodiar el infierno, ella será tu infierno —le dije, tratando de asustarlo, para que de una buena vez reaccionara.

—Me parece Kaulitz que tú quieres pasarnos tu propia experiencia en este momento, ¿no es verdad? —me dijo Georg.

—Chicos de verdad yo los aprecio, y no lo repetiré cuando este sobrio pero los considero mis hermanos y de verdad se los digo... aléjense de ellas, ellas son como nuestro karma echo mujer que viene como bola de nieve y de un momento a otro moriremos aplastados como moscas asquerosas y malolientes —dije bastante nervioso

Un celular comenzó a sonar. Miré a mí alrededor y me di cuenta de que era el mío. Me acerqué a él y el número era el de mi casa.

—¿Hola? —dije con duda.

—¿Dónde estás? —me preguntó ella.

—¿Mirna? —pregunté.

—No, soy la abuela. ¡Claro que soy yo tonto! ¿Dónde demonios estas?

—¿Pasó algo?

—Solo dime si estas bien, y en donde estas —sentenció.

—Si, estoy bien, estoy en lo de Georg —le dije —Pero, ¿Qué pasó?

—No le digas que te dije, porque es capaz de mandar a cazarme. Pero estaba bastante preocupada por ti…

—¿Quién? —pregunté.

—______ tonto, estaba dando vueltas en la cama, hasta que le pregunté que le pasaba y me dijo que estaba preocupada por ti… que te habías ido y... nada mas ¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste? —me preguntó.

—No nada, estoy bien... y aquí te manda un beso de buenas noches Georg —le dije para cambiar de tema. Escuché como se reía.

—Dile que yo también, en donde más le guste —me dijo ella.

—No voy a decirle eso —sentencié —Mañana te veo, adiós —colgué y me giré a ver a mis amigos —¿Lo ven? Primero me odia, me golpea y luego se preocupa. Aaaaag, dios mío ¿Quién las entiende?

—¿Quién te golpeó? —me preguntó —¿Tu prima?

—No… no importa —le dije y me volví a sentar.

Seguimos hablando un largo rato sobre nuestros problemas hasta que la botella de cerveza quedó completamente vacía. Creo que los tres caímos en un profundo sueño.
A la mañana siguiente me desperté antes que ellos dos y los desperté para ir a desayunar a casa ya que Rose estaría allí.Ambos aceptaron entusiasmados, ya que seguro que las chicas estaban allí.Salimos de la casa de Georg y llegamos más rápido de lo que esperamos a la mía.Entramos y escuchamos la voz divertida de Rose y Mirna. Nos acercamos a ellas y allí estaban sentadas las tres. Digo tres porque faltaba una, y nada más y nada menos que mi demonio.

—Buenos días —nos saludó mi nana.

—Hola nana —le dije y besé su mejilla, pero sin dejar de buscar a ______ con la mirada. No estaba por ningún lado.

—¿Qué hicieron? —preguntó Mirna. Georg la miró con cara de tonto enamorado.

—Hablamos de ti —le dijo. Mirnarió divertida al igual que Ana.

—De ambas —aclaró Gustav. Vimos como Ana tomaba un poco de color.

—¿Dónde está ______? —pregunté.

Todos se giraron a verme.

—Quise que se quedara a desayunar —dijo Rose con melancolía —Pero no pudo, estaba algo… apachurrada.

—Si, además de que tenía que ir a lo de Dolores —agregó Ana.
—¡Lo de Dolores! —dije recordando aquello —Luego desayuno nana, tengo que irme más rápido que rápido —fui a mi cuarto me cambié de ropa y salí de allí.

Todos me miraron extrañados. Los saludé de manera rápida y salí de casa. Casi me olvidó completamente de que hoy tenía que ir a trabajar a mi nuevo empleo, no podía fallar.Llegué y estacioné a Betty en la cochera del lugar. Tomé el ascensor y marqué el piso 20. Cuando llegué al piso las puertas se abrieron y ya había un gran movimiento de gente. Entré a una de las puertas y Dolores se giró a verme.

—¡Tom! —dijo con una sonrisa y se acercó a saludarme.

Le respondí el gesto y entonces divisé a ______ sentada en una mesa escribiendo algo. La miré fijo y ella levantó su mirada para enfrentarme.Noté que estaba algo pálida y tenía cara de no haber dormido bien. De seguro la conciencia la estaba matando por haberme rechazado anoche.

—¿Cómo estás Lolita? —le dije a mi jefa.

—Bien, yo bien ¿Y tú? —dijo.

—Excelente —dije elevando un poco más mi voz para que la morena escuchara. Pero ella seguía escribiendo algo en una hoja.

Ella sacó su mirada de su hija y me miró a mí.

—¿Pasó algo entre ustedes? —me preguntó ella.

—No lolita, quédate tranquila. Cosas de jóvenes —dije divertido.

—¿Me estás diciendo vieja? —dijo ella.

—No Lolita, ¿Cómo se te ocurre? Solo quise decir que son tonterías —le aclaré.

—Dolores, ¿Dónde está el rollo de 40 para la cámara? —le preguntó ella a su madre.

Dolores se giró a verla.

—En el depósito ______ —le dijo ella. ______ soltó un suspiro.

—Voy a buscarlo —dijo y se puso de pie. Pasó por mi lado sin decir nada y desapareció del lugar. Me giré a mirar a mi jefa.

—¿Estás seguro que no pasó nada? —preguntó.

—Muy seguro —dije y bajé un poco más el tono de mi voz —¿Puedes mandarme a buscar algo al depósito?

—Bueno, ve a traerme unas carpetas de esas transparente para poner unos papeles que tengo.

—De acuerdo.

Salí de allí y caminé un poco más rápido hasta encontrar la enorme puerta del frío depósito.El lugar estaba lleno de fotos, revistas, artículos de indumentaria, ropa, zapatos y todo lo que se puedan imaginar. Divisé la pequeña figura de ______ arrodillada en el suelo buscando el rollo dentro de un cajón. Ella me miró y volvió su vista a lo que estaba buscando. Yo me acerqué a uno de los estantes para buscar las carpetas. Luego de varios minutos ella se puso de pie y caminó hasta la puerta. Decidí hablarle.

—Te preocupaste por mí anoche, cariño —le dije.

Ella detuvo su paso en la puerta y se giró a verme.

—Bueno, no te fuiste en el mejor de los estados de ánimo y eres demasiado impulsivo, no lo creí una buena combinación —me dijo. Sonrió levemente —Pero veo que estás bien, así que ya no me preocupo. Ahora debo volver a trabajar.

Fui más rápido que ella y cerré la puerta antes de que saliera. Con algo de fastidio se giró a verme. Respiró profundamente.

—Tenemos que hablar —sentencié.

—¿A sí? ¿De qué? No creo que haya nada de que debamos hablar Kaulitz.

—Si, de nosotros.

—¿Nosotros? ¿Y ese termino? ¿Desde cuando? —dijo algo burlona.

—De ti y de mi ______, DE ESE NOSOTROS —dije apretando los dientes.

—Aaaah, no sabía que había un NOSOTROS.

Apreté mis puños y la miré fijo a los ojos. Su mirada enfrentaba a la mía, nunca ninguna mujer me había intimidado como ella lograba hacerlo.

—Solo quiero saber una cosa, una sola cosa y te juro que te dejo en paz y dejamos este jueguito que ya me esta cansando —le dije.

—Yo también ya me estoy cansando de esto —me dijo.

—Bueno, entonces pongamos un punto final.

—De acuerdo —dijo ella.

—¿Vas a responder? —le pregunté.

—Si —dijo revoleando los ojos —¿Qué quieres saber?


—¿Tengo una oportunidad?

Capitulo # 23

Ella me miró fijo por unos cuantos segundos. Pude ver la duda en su mirada. Ella no sabía que decirme, ella no sabía que hacer. La puerta del depósito sonó con tres suaves golpes y se abrió. El hombre que estaba allí nos miró consecutivamente.

—Lo siento… no sabía que estaban ocupados —dijo él.

—No Santos, no pasa nada. Ya me voy —dijo ella y logró salir.

Miré a Santos, y él entendió mi mensaje. Salí rápidamente para buscar a ______. No, ella no se me iba a escapar. Cuando la alcancé la tomé con cuidado del brazo y la giré a mí.

—Contéstame ______ —le dije.

—Oye ¿puedo decirte algo? Creo que tu prima necesita urgente un psicólogo.

—¿Por qué? —le pregunté frunciendo el ceño.

—Ayer estaba hablando sola, me preocupa —dijo ella.

—No estaba hablando sola, estaba hablando conmigo. Y deja de dar vueltas, ahora contéstame lo que te pregunte.

Bajó la mirada y suspiró levemente.

—Creo que fui muy clara contigo —me dijo.

—Entonces ¿eso es un no? —le dije.

—Tom… ¿no crees que seria bueno ser amigos? ¿no te gustaría que fuera tu amiga? —me preguntó.

—Amiga con derecho a cama —aseguré.

—¡Dios, es imposible tratar contigo! —dijo irritada.

—¿No lo entiendes? —le pregunté exasperado —No puedo ser tu amigo ______, no puedo. Es todo o nada.

—Pero... ¿acaso las pasas mal estando conmigo así… como personas que tiene un vinculo solo afectivo... nada sexual? —preguntó. Movió la manos —Tom, ¡Por dios! ¡A mi me encanta compartir tiempo contigo, eres insoportable a veces, pero eres divertido! No quiero arruinar eso.

Suspiré cansado y la miré fijo.

—Está bien, ¿quieres ser mi amiga? —le dije.

—Si —dijo asintiendo con una leve sonrisa.

—¿Podrás soportarlo? —le pregunté.

—¿No crees que ya te soporté bastante? —dijo divertida.

—Podrías verme salir cada noche con una chica diferente ¿No te importaría?

Ella se encogió de hombros.

—Es tu vida, mientras seas feliz.

—Pero yo no podría soportar verte salir con el imbécil de Bill —dije entre dientes.

Esa afirmación salió sin permiso de mi garganta. Sus ojos se abrieron bien. Sonrió levemente, mientras yo me maldecía.

—Bill ya no esta en mi lista de salidas —dijo y posó su mirada en la mía —Por ahora estoy bien sola, y con Mirna y Ana

—Mirna es mi prima, pero aun así no me da confianza. Es demasiado open mind —le dije.

—Si vamos a ser amigos, creo que este tema no tendría que... incomodarnos. Es tu vida, y es mi vida... tú sales, yo salgo... tú vives, yo vivo... Ay Kaulitz, solo quiero estar bien contigo, pero como amigos, ¿si?

—Esta bien, creo que ese ya es un no bastante claro —le dije y la dejé sola.

—Tom —escuché como me llamaba, pero no me giré a verla —Tom, no seas infantil. No todo es blanco y negro… también hay matices.

—Ya, ya tranquila —dije cuando me giré a verla —Ya esta todo claro, seamos amigos. Perfecto. Tú ahí y yo aquí. Cuando necesites algo, me llamas.

Volví a donde estaba Dolores y le entregué las carpetas. ______ entró unos segundos más tarde que yo. Quiso hablarme, pero le dije que estaba muy ocupado, que luego hablaríamos. Ella se rindió y volvió a donde estaba sentada antes. La miré fijo, mientras escribía, ¡Y maldita sea la hora en que me fije en ella! Se puso de pie y al instante la vi palidecer notoriamente. Se agarró a la mesa para no caerse. Dolores se acercó a ella rápidamente. Le dijo algo que no logré escuchar. ______ negó con la cabeza, pero al instante se desplomó en los brazos de su madre.

—¡______! —chilló Dolores. Dejé lo que estaba haciendo y rápidamente me acerqué a ellas. La alcé en brazos —¡Apóyala en el suelo!

Con cuidado la apoyé en el suelo. Pensé que mi corazón iba a salir de mi pecho, mientras la veía blanca y con los ojos cerrados. Un hombre alto se acercó a nosotros.

—Déjenme verla —dijo y se agachó.

______ comenzó a abrir lentamente sus ojos. Arrugó la frente e intentó sentarse, pero volvió a acostarse por un mareo.

—¿Qué es lo que tiene? —preguntó Gina.

—Señora Levine, su hija está anémica —dijo el hombre —Tiene las defensas muy bajas. Le falta hierro y un poco de calcio…

—¡Maldita sea ______! ¡Tú y tu estúpida idea de ser vegetariana van a matarme! —la regañó Dolores.

—Ya, ya —dijo la morena mientras se lograba sentar —No es nada, solo no desayune hoy… nada más.

—Juro que voy a encargarme de que comas, COMIDA NORMAL —le dije. Ella me miró fijo y negó con la cabeza.

—¿Por qué el mundo está contra mi? No lo se —dijo.

Después de recibir un sermón de casi media hora por parte de Dolores, ______ decidió irse a casa antes de que su horario terminara. Me ofrecí a llevarla, primero se negó, pero luego de unas cuantas amenazas por parte de su madre terminó aceptando rendida. Detuve la moto frente a su casa y se bajó con cuidado.

—Ya estas aquí —le dije.

Ella me sonrió levemente, aun estaba algo pálida.

—Gracias por traerme... aunque no debiste, seguro que tenías planes o algo por el estilo. Perdona a mi madre —me dijo.

—No tenía ningún plan, cariño —dije y coloqué mi mano sobre su mejilla —¿No quieres que vayamos al hospital?

Ella rió por lo bajo, bajando su mirada de la mía.

—No Tom, no creo que sea tanto. Prometo que voy a llamar a mi medico de clínica y que iré a verlo en la semana.

—¿Estás segura? —pregunté. Ella volvió a reír y se acercó a besar mi mejilla. Sentí una estúpida sensación en medio del pecho.

—Ya puedes irte tranquilo, estoy bien. Y gracias otra vez, amigo —dijo y comenzó a caminar hacia su edificio. Vi como entraba y solté la respiración que tenía contenida.

—Amigo —murmuré —No se si podré con eso ______.

Arranqué para salir de allí de una buena vez. Los días siguieron pasando y yo decidí volver a ser como era antes de que ______ apareciera en mi vida. Ella quería ser amiga de Tom Kaulitz, entonces iba a ser amiga del verdadero Tom Kaulitz. Era miércoles y ya aun no había entrado a ninguna de las clases a las que tenía que haber entrado. Es más acababa de llegar a la Universidad. Y ya son las 11 de la mañana. Divisé como ______ se acercaba a mí.

—¿Qué te sucede? —me preguntó y miró su reloj —¿Acaso no has visto que hora es?

—No —le dije sin mucho interés. Comencé a caminar y ella caminó a mi lado.

—¡Tom, estas por repetir el semestre!

Una linda chica pasó por nuestro lado. Le sonreí, ya que ella me estaba mirando.

—Adiós preciosa —le dije y le guiñé un ojo.

—Me parece que hoy estás idiota —dijo ______ y comenzó a caminar más rápido para alejarse de mí.

Entonces me apuré y la alcancé. La tomé del brazo haciendo que detuviera su paso. Me miró fijo a los ojos.

—Este soy yo. Seré un Idiota, un mujeriego, lo que tú quieras. Pero este soy yo antes de ti ¡Maldita sea ______! —le dije y la acerqué un poco más a mi – Si no te gusta, y no me quieres hablar más, me parece perfecto. Para estás alturas, me haces más mal que bien…

La solté y comencé a caminar.

—¡Bien, perfecto! ¡Vete al demonio! —me dijo y sentí como algo caía sobre mi espalda.

Me giré a verla y sonreí abiertamente.

—Estoy alejándome de él —le dije.

—Imbécil —dijo con enojo.

—Adiós cariño, adiós —me despedí sin dejar de sonreírle.

Con un gran alivio salí al jardín principal de la Universidad. Divisé a la chica que había visto en el pasillo y me acerqué a ella. Era hora volver a mis andanzas.

—¿Qué tal preciosa? —le pregunté.

—Hola Tommy —dijo ella con una sonrisa —¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿y tú?

—Muy bien —dijo y me miró de arriba a bajo.

¡Dios, amo cuando me desean de esa forma! Pero cuando posé mi mirada en ella, toda mi alegría se fue a la basura. Ella sonrió de esa manera que me hacía enloquecer. ______…

—¿Qué pasa Kaulitz? ¿No puedes dejarme? —me preguntó y rió divertida.
Estás loco por mí, y no quieres aceptarlo… Te mueres por besarme. Serías capaz de matar por un beso mío. Lo se.

Sacudí mi cabeza y otra vez la chica normal apareció ante mí. Ya, ya tranquilo. Respira hondo, es solo producto de tu imaginación.

—¿Qué decías preciosa? —le pregunté.

Ella volvió a hablar y otra vez ______ apareció frente a mí.

—Lastima que no quieres ser mi amigo… yo quería ser tu amiga. Y que juguemos como juegan todos los amigos, ¿ya sabes de que hablo, verdad? —dijo sin dejar de sonreír.

Kaulitz, tienes que ser firme en esta decisión. Es la única decisión en la que necesitas tener un poco más de autocontrol —Vamos Kaulitz, no vas a dejarme a la intemperie de todos esos hombres malos que quieren hacerme daño ¿o si? Tipos como Hook, como Bill…

La miré fijo, y su cara de perro mojado me estaba matando.

—¡Por dios! —grité.

—¿Qué sucede Tommy? —me preguntó la chica.

—No pasa nada linda, eres preciosa. El problema soy yo, ando defectuoso últimamente.

—Tú no eres defectuoso Tommy —dijo y rápidamente se acercó a mí para besarme.

La miré bien, y la que me besaba con tanto ímpetu era ______. ¿Por qué? ¿Por qué dios mío? ¿Por qué? Mis ojos se cerraron y mis brazos la acercaron más a mí. Si por ella voy a ir al infierno, entonces creo que valdrá la pena. Pero de repente, no sentí más los labios de la morena. Abrí mis ojos para mirar y al frente mío estaba Mirna. La miré extrañado. Mi prima se dio vuelta.

—¡Vete hueca! ¡Vete! —le dijo a la chica.

—¡Tommy! ¿Cómo vas a dejar que me hable así? —me preguntó ella.

—Lo siento, dulce. Va ser mejor que te vayas —le dije.

La chica soltó un indignado suspiró y se alejó a paso rápido. Volví mi vista a Mirna. Al instante recibí una bofetada de su parte. La miré y me sobé.

—¿Y eso porque fue? —– le pregunté.

—¡Por Estupido que eres! ¡Si vas a montar esos espectáculos hazlos en un hotel! —me regañó con tono firme y enojado – Porque no solo te pudimos haber visto ______ y yo…

Levanté la mirada y busqué a ______. No estaba…

—¿______ estaba aquí? —le pregunté.

—Si —dijo ella asintiendo —Estaba mirando muy atenta. Pero eso no importa, pudo haber sido cualquier otro, como el rector por ejemplo.—Pero NO fue el rector y a ______ NO le importa. Ella misma me lo dijo…

—¡Oh, dios! Eres más Tarado de lo que pensé ¿sabes?

—No Mirna, no soy Tarado… Yo le puse las cartas sobre la mesa a ______, y ella eligió. Yo también estoy eligiendo.

—¿Acaso no conoces a las mujeres? —preguntó —Claro, nunca has salido con una… Cuando una mujer dice NO ME IMPORTA, es porque en realidad LE IMPORTA más de lo que desea.

—Te diré algo sobre los hombres, primita —le dije. Ella me miró fijo —Cuando un hombre hace una pregunta directa, espera una respuesta directa y simple. Somos criaturas sencillas no esperamos tener que decodificar cada palabra que emiten.

—Eso es para los hombres como tú, que no se cansan de las chicas fáciles y huecas. Has encontrado una con la que no puedes, ¿y que haces? Huyes... hasta tus amigos saben de lo que hablo. Pero ¿sabes que Tom? Tienes razón, eres una perdida de tiempo. ______ es una chica inteligente, salió con un imbesil, no creo que quiera otro…

Se fue dejándome con la palabra en la boca. ¿Yo una perdida de tiempo? ¿Acaso estaba hablando enserio? Comencé a caminar, ya quería irme de este maldito lugar.
Pero mis pasos se detuvieron al ver como Longoria se acercaba a mí.

—Hola imbécil —me dijo.

—¿Acaso hoy es el día de insultemos a Kaulitz? —pregunté. Lo miré —No estoy de humor Bill, métete en tus putos asuntos, déjame en paz.

—¿Sabes? El otro día me entere de una cosa —dijo sin dejar de caminar a mi alrededor.

—¿A sí? ¿Andas de chismosita? —dije burlón.

—¿Te gusta besar a ______? —me preguntó. Sonreí por lo bajo. Por ahí venía la mano. Entonces iba a joderlo un poco.

—No solo eso, también me encanta escucharla gemir. Es tan energética —le dije. Vi como su rostro se volvía rojo como un tomate.

—¿Te gusta tanto como hacer todo lo que tu padre te dice? —dijo

—¿De que hablas?

—Estuve averiguando unas cosas sobre ti Kaulitz…

Lo agarré de la camisa y lo acerqué a mí para mirarlo fijo a los ojos. Maldito bastardo, no iba a joder conmigo.

—Tu madre era una ramera Kaulitz, yo no se como hizo tu padre para aguantarla. Mujeres así son una peste… hay que eliminarlas. Mira que abandonar a su hijo por ir detrás de un hombre es terrible —el maldito infeliz cayó pesadamente al pasto, ya que le partí la cara de un solo golpe. ¿De donde demonios había sacado eso? Con un poco de dificultad el maldito perro logró ponerse de pie —También supe que quería una niña, pero saliste tú. Igual pagó el ballet, ¿no es así Kaulitzita?

—Te mostraré de cerca el puño de un hombre real, Longoria —le dije y lo volví a golpear. Cayó al pasto y comencé a patearlo en el estomago. ¡Infeliz, mal nacido! —Vamos Billita, pelea como hombre —lo levanté y lo acerqué a mí para hablarle cerca. Su nariz estaba destrozada y su labio partido. Pero yo quería verlo peor, mucho peor —Tú no sabes nada infeliz, absolutamente nada… Pero ¿sabes que cosas puedes saber? Lo bien que la paso con tu ex por las noches. Nunca imagine que una criatura tan pequeña podría dar tanto placer como ella lo hace… Me encanta cuando se ríe de ti y me cuenta lo patético que eres. Y no sabes como amo, que me pida más y más… Le gusta mucho contra la pared.

Escuché el sonido de un silbato. Giré mi cabeza y vi como dos policías corrían hacia nosotros. Maldije por lo bajo y solté a Bill. Este cayó al suelo y se retorció allí.

—¡Levanta la manos! —me gritó uno de ellos. Puse mis manos en lo alto, y se acercó a mí.

Comenzó a revisarme, mientras que el otro policía atendía a Bill.

—Casi lo matas —me dijo el otro hombre.

—Él se lo buscó —respondí.

—Tendrás que venir con nosotros, Kaulitz—dijo el que me estaba revisando.

—No hay problema —dije. Comenzamos a caminar hacia el auto de policía. Me pusieron unas esposas, y me metieron adentro. Vi como una rubia chica corría hacia el auto.

—¿A dónde lo llevan? —preguntó nerviosa mi prima.

—El señor acaba de atacar brutalmente al chico que está tirado por allí —le contestó el oficial. Mirna me miró a mí y luego miró hacia donde estaba Longoria

—¿Qué hiciste Tom? —dijo sin poder creerlo.

—Tranquila Mirna, ve a casa tranquila —le dije y el auto arranco.

Llegamos a la comisaría. El oficial que me llevaba me quitó las esposas, y me acercó hasta donde estaba el sargento. Este levantó la cabeza y me miró fijo.

—Kaulitz, ¿Qué has hecho esta vez? —me preguntó.

—Lo encontramos golpeando a otro muchacho —le contó el oficial.

—Muchacho, muchacho, muchacho… creo que sabías que estabas condicionado, ¿verdad?

—Si sargento, pero le juro que valió la pena – dije y sonreí.

—Tienes derecho a una llamada. Me alcanzó el teléfono y lo tomé. No me iba a quedar otro remedio que llamarlo a él. A mi padre. Marqué. Sonó una… sonó otra.

—Hola —dijo al atender.

—Jorg —le dije.

—¿Qué pasó? —me preguntó él, como si ya supiera de ante mano que era algo malo.

—Tuve un pequeño problema. Estoy arrestado —le conté.

—¡Diablos, Tom! —rugió enojado.—¡Estoy cansado de tus problemas! ¡Ya no daré la cara por ti! ¡Fíjate como sales o púdrete ahí si quieres!

—Está bien, gracias —dije y colgué. El sargento me miró, espero a que le dijera algo —Creo que vamos a ser muy buenos amigos sargento —le dije y sonreí.

Capitulo # 24

Él negó divertido con la cabeza.

—Llévenselo a una celda individual, está demasiado joven como para meterlo con los grandes.

—Gracias sargento, es usted muy considerado.

—No me subestimes jovencito —me aclaró —Ahora llévenselo.

Me empujaron un poco hasta tirarme dentro de una celda que contenía una cama, y a un costado un baño. Miré a mi alrededor y maldije por lo bajo. Otra vez caí en este agujero, y esta vez necesitaba de un milagro para poder salir de aquí. Me senté en la cama y trate de calmarme, poniéndome como loco no voy a lograr nada. Las horas comenzaron a pasar, y se me hacían interminables. Me puse a pensar cuantos años eras lo que podía llegar a pasar en un lugar como este, y juro que llegué a desesperarme.

—Kaulitz, tienes vistas —me dijeron. Levanté la cabeza y vi como mis dos amigos se acercaban.

—¿Qué hiciste Tom? —preguntó Gustav.

—Tenía que hacerlo —le dije.

—Pero ¿Acaso no te pusiste a pensar en las consecuencias? —dijo Georg. Los miré.

—¡No, maldita sea! —rugí, y me puse de pie —¡Ese maldito infeliz me buscó, y me encontró!

—Ese no es el problema ahora Tom —me dijo Gustav —El problema ahora es que tendrás un juicio y una sentencia. Bill, puede hundirte.

—Pues que lo haga, no me interesa…

—Ambos sabemos que si te importa Tom —dijo Schafer.

—Si, tienes razón —dije soltando un suspiro.
—Nosotros haremos todo lo que podamos, no estas solo en esto. Debo decirte que tu prima esta como loca buscando un buen abogado. La condenada de verdad te quiere —me contó Georg.

—Mi rubia prima, y yo que quería devolverla por donde vino —dije nostálgico

—Y otra que está que trepa las paredes es… ______.

—¿______? —pregunté.

—Si —asintió Georg—Le dijeron que habías golpeado a Bill, que él estaba en el hospital y tú que estabas preso, y lo primero que hizo fue preguntar por ti.

—Condenada… —musité.

Era por ella que yo estaba aquí adentro, pero juro que no estaba arrepentido. Y juro que todas las cosas que le dije a Bill, fueron cosas que me salieron del alma. Cosas que deseo, cosas que imagino. ______ Levine está metida en mi cabeza de una forma que no puedo describir. La noche se me pasó lenta en aquel lugar. No pude dormir pensando en todo lo que podía pasar si no salía de aquí. De verdad tuve que haberme controlado… pero él, él me saco de quicio. Además, ¿Cómo logró saber todo eso? Alguien estuvo hablándole a aquel infeliz de mi vida. Al día siguiente los guardias me dieron de desayunar y me dieron la noticia de que tenía una visita. Vi como ella entraba con cuidado y con algo de asco miraba a su alrededor.

—¿Cassandra? ¿Qué haces aquí? —le pregunté. Ella se acercó más a la celda.

—No sabes lo preocupada que he estado por ti —me dijo ella.

—No hacía falta que vinieras Cassandra—dije mientras me ponía de pie.

—A pesar de que quieras darme celos con la odiosa de Levine, yo estoy aquí… Y hablando de ella, ¿Dónde esta? ¿No era que tenían algo?

—Si, si lo tienen teñida —escuché la voz de Mirna. Ambos nos giramos a verla, no estaba sola. ______ venía a su lado —Vamos Cassandra, ellos tienen que hablar de sus cosas… o hacer cosas ¿me entiendes verdad?

—No vas a pedirme que me vaya por ella, ¿verdad? —me preguntó la rubia.

Miré a ______ y luego a Mirna. Volví mi vista a Cassandra.

—Va a ser mejor que te vayas Cassandra, este no es lugar para ti —le dije lo más amable que pude.

—Eres un mal agradecido —me dijo indignada y comenzó a caminar.

—Si, si lo es —le dijo Mirna mientras caminaba detrás de ella.

Fijé mi vista en ______. Ella solo se acercó un poco más.

—Solo vine a decirte que ya tenemos la forma de sacarte de aquí —me habló distante.

—¿Estas segura? ¿O también viniste a la visita higiénica? Ya me toca…

—Ni siquiera cuando estas a punto de terminar preso por unos cuantos años dejas de ser imbesil, ¿verdad?

—Se que te preocupaste más por mi, que por Bill —le dije serio.

—No vine a hacer sociales contigo —sentenció. Al parecer de verdad estaba enojada —Para eso tienes a otras… solo vine para decirte que esta tarde será tu juicio y declararé a tu favor. Lo único que tienes que hacer es guardar silencio y confirmar todo lo que yo digo.

Comenzó a caminar, entonces me acerqué más a los barrotes.

—¿Por qué lo haces? —le pregunté. Se giró a verme.

—Por tu prima —me respondió.

—¿Estás completamente segura de eso? —le dije. Me miró —Por favor, acércate —le pedí. Me miró con duda y se acercó. Con cuidado tomé sus manos. Ella miró la unión de nuestras ellas y luego volvió la vista a mí —Muchas gracias.

—¿Por qué? —me preguntó.

—Por querer ayudarme —respondí —Aunque sea por mi prima.

—Yo se lo mucho que ella te quiere —dijo sin mirarme a los ojos.

Entonces con cuidado solté sus manos para tomar su rostro. Me miró sorprendida.

—¿Que haces? —preguntó nerviosa.

—Shh —le dije y despacio la acerqué más al pequeño espacio que había entre los barrotes. Acaricié su mejilla —Déjame besarte —le rogué en un susurro.

—No —negó efusivamente mientras ponía las manos sobre las mías e intentaba alejarse.

—Por favor ______, déjame hacerlo, te lo estoy rogando. Además es mi manera de pagarte lo que estas haciendo por mí —dije mientras mi mirada estaba clavaba en sus ojos.

—Yo no quiero nada de ti —aseguró.

—______, ¿Por qué me haces esto?

—Yo no te hago nada Kaulitz, tú eres el que hace mal las cosas —dijo.

—Por favor, déjame hacerlo. Lo necesito —le pedí. Ella volvió a negar pero no se alejó, sus manos apretaron un poco más mías que estaban sujetando su bello rostro —Cierra los ojos...

—No… tú cierra los ojos —dijo ella.

—Siempre lo hago cuando te beso —le confesé.

Sonreí levemente, para luego acercarme más al tiempo que mis ojos se cerraban. No iba a ser violento, ni pasional en este beso... quería ser ¿tierno? Rocé sus suaves labios con cuidado, separándolos un poco.

—Creo que ayer fuiste muy claro cuando me dijiste que yo te hacia más mal que bien. Bueno, lo entendí, me quedó claro. Yo quise establecer una relación amistosa, pero al parecer eso no cuadra contigo. Y bueno así lo quieres así será —se alejó de mi agarre.
La miré algo sorprendido —Tú ahí y yo aquí…

—______…

—Ya me cansé de intentarlo Tom, eres… tan cínico, no lo comprendes. Yo no soy como CassandraBynes, y además pienso que acostarse con alguien que apenas conoces es… aborrecible.

—¿Y si me conocieras más? —le pregunté.

—Tampoco —me dijo.

Suspiré levemente.

—Entonces, ¿así son las cosas? —dije.

—¿Qué te parece si lo discutimos cuando salgas? —preguntó.

—¿Por qué no ahora?

—Porque no se me da la gana, y no puedes hacer nada al respecto. Estas encerrado.
Me guiñó un ojo y comenzó a caminar para alejarse.

—LOCO ¿SABES? QUIERES VOLVERME LOCO —le grité bien fuerte para que me escuchara.

Suspiré y me acosté en aquella pequeña cama. Escuché que alguien corría hacia mi celda. Levanté la cabeza y la miré.

—Lo siento, se me olvidó —dijo. Una caja cayó sobre mi cuerpo. La tomé y eran cigarrillos. Volví mi vista a ella. Sonrió levemente —Solo fuma, si ya has desayunado… Ahora si, adiós —se despidió y se fue.

Me senté en la cama y miré la caja entre mis manos. No la comprendo, ¡Me es imposible! Si ella solo fuera un poco más clara conmigo, yo no estaría tan confundido.
Las horas comenzaron a pasar, hasta que uno de los guardias entró y me dio un traje que me había mandado mi prima. Faltaba media hora para que el juicio comenzara. Me cambie y me senté a esperar a que vinieran por mí.

—Vamos Kaulitz, ya es hora —me habló el sargento.

Me puse de pie y abrieron la celda.

—¿Cree que salga sargento? —le pregunté.

Él sonrió por lo bajo y me hizo caminar un poco para entrar a una oficina.

—Pues la veo un poco difícil hijo, pero no imposible.

—Cualquier cosa, si llego a quedarme… le aseguró que vamos a llevarnos bien —dije algo divertido.

—Ya lo creo Kaulitz, ya lo creo —palmeó mi hombro.

Me pusieron las esposas, como si fuera un criminal de primera clase. Este país siempre esta al revés, los verdaderos maleantes andan sueltos, mientras que la gente honesta y buena se pudre dentro de esas cárceles. De verdad deseo con todo mi corazón salir de esto, y juro que voy a comportarme. Juro que no volveré a ser impulsivo. Comenzaron a caminar conmigo y más rápido de lo que pensé llegamos al juzgado. Una puerta de madera se abrió y me empujaron levemente para que entrara. Todo el mundo se puso de pie, ya que el juez a cargo de la causa entraba por la otra puerta. Divisé a mi prima y a ______ sentadas al lado de un tal David, mi abogado. Mi fiel abogado. Quizás mi padre se haya apiadado y lo haya contactado. Del otro lado, divisé a Bill, sentado al lado de su abogado. Sonreí para mis adentros al ver el estado en el que estaba. La felicidad que recorrió mi cuerpo fue muy gratificante. Eso significaba que yo no había pasado una noche dentro de esta cárcel en vano. Sentados detrás estaban Gustav y Georg, los miré a ambos y los dos sonrieron contentos. Algo me decía que yo ya estaba salvado.

—Comencemos —dijo el juez.

Me sentaron al lado de mi abogado y al instante mi prima me abrazó. No pude devolverle el gesto pues tenía las esposas en las manos

—El acusado, es el señor Logan Henderson de 22 años de edad, por atentado físico al señor Bill Longoria, que es el demandante. Pido a los abogados que se acerquen al estrado…

Nuestros abogados se levantaron y se saludaron con una apretada de manos. Volvieron su vista al juez, dijeron algo en voz baja y David se volvió a sentar. Me quitaron las esposas.

—¿Crees que salga? —le pregunté en voz baja.

—Si creen todo lo que dirá la señorita Levine, lo más probable es que si —me contestó.

—¿Y que es lo que va a decir? —dije intrigado.

—Ya lo veraz —dijo David con una leve sonrisa.

Giré mi cabeza para mirar a ______. Su mirada se cruzó con la mía, pero al instante la apartó. Ella no solo es mi perdición, sino que ahora también le voy a deber la libertad.
¡Esto es increíble!

—Llamo a declarar al señor Bill Longoria—habló su abogado.

Bill se puso de pie, y un poco rengo se acercó al estrado. Se sentó y un hombre con un libro se acercó a él.

—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —dijo él hombre.

—Si, juro —dijo Bill y apoyó la mano sobre el libro.

—Señor Longoria, ¿Hace cuanto que conoce al señor Kaulitz? —le preguntó.

—De nombre hace un año —dijo él y me miró —Así como persona, un mes aproximadamente.

—¿Tenían una buena relación?

—Ni buena ni mala, apenas trataba con él.

—Mal nacido —musité.

—¿Qué pasó ayer por la tarde? —le preguntó su abogado.

—Yo estaba caminando por el jardín de la Universidad, entonces divisé a Tom… me acerque a él y lo saludé amablemente —dijo aquel infeliz —Entonces, comenzó a insultarme, a decirme cosas sobre... – se detuvo y miró a ______ – No importa... y luego me golpeó.

—¡Eso no fue así, infeliz! —rugí poniéndome de pie.

—Señor Kaulitz, le voy a pedir que guarde silencio —me advirtió el juez.
Soltando un gruñido me senté en mi lugar.

—¿Entonces usted asegura que el señor Kaulitz lo atacó sin motivo alguno? —le dijo el abogado.

—Sin ningún motivo —aseguró el mal nacido.

Capitulo # 25 (Fin del Maratom)

Lo miré con toda la furia que podía tener. Maldito infeliz, juro que me las va a pagar de la manera más dolorosa.

—No más preguntas —dijo su abogado.

—¿Usted tiene preguntas señor Josh? —le preguntó a mi abogado.

—Si, si las tengo —dijo y se puso de pie. Caminó hasta donde estaba Bill —Señor Longoria, ¿Por qué cree que el señor Kaulitz lo atacó? —le preguntó.

—Mmm, porque es un lunático —dijo él.

—Aja, según se el señor Kaulitz tiene un excelente historial psicológico. No tiene ningún problema mental —dijo y giró para mirar a los miembros del jurado —Entonces queridos miembros del jurado, ¿ustedes creen que pudo golpearlo porque si? Algún motivo tuvo que tener, ¿Cuál fue el motivo señor Longoria? —Bill guardó silencio y compartió una nerviosa mirada con su abogado —No más preguntas al señor.

—Puede retirarse Longoria —le dijo el juez —Señor Josh, ¿tiene alguien para interrogar?

—Si —dijo él. Se giró a vernos —Llamo al estrado a la señorita ______ Levine.

Todo el mundo se giró a verla. Con cuidado ella se puso de pie y caminó de la misma forma hasta el lugar en donde antes estaba Bill. El mismo hombre del libro se acercó a ella.

—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —le dijo.

Ella apoyó la mano derecha sobre el libro.

—Lo juro —dijo. David se acercó hasta ella.

—Bien señorita Levine, ¿Usted conoce al señor Longoria? —le preguntó.

—Si —dijo ella asintiendo.

—¿Podría decirnos hace cuanto?

—Conozco a Bill desde hace ya dos años, lo conocí en unas vacaciones que hice con mi padre.

—¿Podría decirnos como es él?

—Bill es un chico dulce, cuando quiere. Atento y respetuoso —habló ella. ¿Acaso eso iba a ayudarme a salir? —Pero tiene un serio problema, es demasiado celoso…

—¿Celoso? —dijo mi abogado y sonrió —¿Podría decirnos un poco más de eso?

—¡Objeción! ¿Qué tiene que ver la vida personal del señor Longoria con esto? —dijo su abogado.

—No da lugar —dijo el juez y miró a David —Prosiga.

—Bill y yo comenzamos una relación amorosa algunos meses después de conocernos, antes de eso todo era perfecto, hasta que comenzaron a aparecer los celos. Pero no eran celos normales, eran celos posesivos y hasta irracionales. Aguante esa situación, porque de verdad lo quería, y quería intentar algo con él. Hasta que hace unos meses decidí terminar con la relación, sus celos me estresaban…

—Entonces ¿usted nos está diciendo que el señor Longoria sufre un grave problema de celos?

—Si —dijo ella asintiendo.

—¿Usted conoce al señor Kaulitz? —le preguntó. Ella posó su mirada en mí. Y había algo en su mirada que no había visto antes.

—Si —contestó.

—¿Puede contarnos sobre eso?

—A Tom lo conozco hace un mes. Él y yo vamos a la misma Universidad, al igual que Bill.

—Aja, ¿usted podría decirme algunas cosas sobre el señor Kaulitz?

—Él es caballero y respetuoso. Siempre se muestra generoso con la gente que quiere y siempre encuentra la manera de hacerte reír.

—¿Señorita Levine, tiene usted algo con el señor Kaulitz? —le preguntó.
Ella volvió su vista a mí y yo la miré fijo.

—Si —dijo ella.

Entonces sentí que mi corazón se aceleraba. Ella iba a mentir para sacarme de aquí.

—¿Hace cuanto?

—Hace dos semanas.

David se giró a ver a los miembros del jurado.

—Una joven pareja, que acaba de empezar ¿no les parece tierno? —preguntó. Todos rieron por lo bajo. Se acercó de nuevo a ______ —¿Cree usted que eso tiene que ver con lo que pasó ayer con el señor Longoria?

—Estoy completamente segura de ello —dijo ella.

—¡Maldita seas ______! —rugió Bill.

—¡Vuélvele a levantar la voz imbécil y te arrepentirás! —le advertí.

—¡Orden, orden! —dijo el juez elevando la voz, haciendo que todos se callaran —Prosiga señorita.

—Tom jamás actuaría sin provocación. No lo conozco hace mucho, pero si lo suficiente. Siempre esta tranquilo, y pasivo. Le gusta compartir tardes con sus amigos, y no es celoso… bueno quizás un poco, pero normal. Estoy segura de que Bill se enteró y que fue a buscarlo —dijo y su voz comenzó a sonar temblorosa. Todos la miramos bien.

—Es hora de la actuación —me susurró Mirna.

—Lo único que yo quiero es que él salga. Ustedes no tienen ni idea de lo terrible que fue ayer para mi enterarme de que él estaba aquí —dijo y soltó algunas lágrimas —Yo lo quiero, y él no es un mal chico. Yo se que también me quiere…

—Tranquila señorita Levine —le dijo David y le cedió un pañuelo.

Ella sonó su nariz y soltó un nuevo sollozo. Giré mi vista al jurado y todas las mujeres que estaban allí miraban con ternura a ______.

—¿Acaso no puedes dejarme en paz Bill? —le preguntó a Bill —¿No te cansas de querer volverme loca?

—¡Eres una cualquiera! —le gritó él.

—¡No te voy a permitir que le hables así a mi terroncito de azúcar! —le grité poniéndome de pie.

—¡Ya cállense señores o los encerrare a los dos! —gritó el juez.

Todo el mundo volvió a guardar silencio.

—Lo único que pido es que piensen bien antes de encerrarlo. Yo se que él hizo unas cuantas cosas malas en el pasado, pero me dijo que estaba dispuesto a cambiar…

—Si, por ti si cariño —dije en voz alta. Todos me miraron.

—No tengo más preguntas señor juez —dijo David.

—Señor Pete, ¿tiene preguntas para la señorita Levine? —preguntó el juez al abogado de Bill.

—No, no señor —contestó él.

—Puede volver a su lugar señorita Levine —le dijo el juez.

—Gracias —susurró ella.

Se puso de pie y comenzó a caminar. Entonces me paré y me acerqué rápidamente a ella.

—Señor Kaulitz, siéntese —me dijo el juez. No le presté atención y la miré fijo a los ojos.

—Tengo besarte para que esto sea más real —le susurré.

—No —dijo ella por lo bajo.

—Si —dije y me incliné hacia su rostro.

Capturé sus labios de manera suave, cerrando al instante mis ojos. Todo lo que estaba a nuestro alrededor pasó a un segundo plano. Solo estaba ella frente a mí. Ella y esta maldita sensación que me trae loco. Sus labios se dejaron mover suaves junto a los míos.

—¡Jovencitos! —elevó la voz el juez. ______ se alejó rápidamente de mí.

—Lo siento —se disculpó ella.

—Usted no tiene ni idea de lo feo que es pasar una noche alejado de esos labios —le dije.

—Vuelva a su asiento, señor Kaulitz —me dijo.

Asentí y volví a sentarme. Giré mi cabeza para ver a ______, ella me miró y negó con la cabeza para luego mirar al frente. Creo que no debí hacer eso, pero fue más fuerte que yo. Uno de los miembros del jurado se levantó y le entregó un papel al juez. Este lo leyó y nos miró a todos.

—Ya tenemos la sentencia —dijo el juez. Respiré profundamente. Y me imaginé lo que iba a ser pasar unos 2 o 3 años aquí dentro. Cerré los ojos y esperé a escuchar —La corte a decidido absolver al señor Tom Kaulitz bajo la fianza de unos dos mil dólares.

El aire que estaba aguantando en mis pulmones salió rápidamente. Miré a David y él sonrió. Escuché a lo lejos un festejo de risas. Giré y eran Gustav y Georg.

—¡Maldición! —rugió Bill —¡Son todos unos incompetentes! ¡No saben nada!

—Señor Longoria, ¡Cálmese! —le dijo el juez.

—¡Y usted más que ningún otro, señor juez! —le gritó.

—¡No voy a tolerar la falta de respeto a mi autoridad! —le dijo él —¡Enciérrenlo para que aprenda a respetar a la ley!

Vimos como los guardias lo llevaban, para adentro. Mirna se acercó a mí y me abrazó. Pude responderle el gesto.

—Te juro que estaba muy preocupada primito —me dijo. Me alejé de ella y le sonreí.

—Lo se, tonta —le dije divertido.

—Pensé que ibas a quedarte en ese horrible lugar.

—Pero como ves, no fue así.

—Bueno, ya damos por terminado esto —habló el juez —Señor Kaulitz, puede irse… pero la próxima vez no habrá perdón.

—Lo entiendo —le contesté —¿Qué harán con Longoria?

—Lo dejaré una noche para que aprenda a comportarse —me contestó.

—¿No podrían ser dos? —pedí.

—Lo siento, pero no —me dijo.

Asentí divertido. El honorable juez se puso de pie y se fue de allí. Los miembros del jurado comenzaron a hacer lo mismo. Mis amigos se acercaron a mí. Gustav me abrazó con fuerza, como si hace mucho no lo hiciera.

—Pensamos que te pudrirías adentro —dijo contentó Schafer.

—Si, hasta estábamos haciendo turnos para quien te traía los cigarrillos —dijo Georg.

—Gracias a Dios no fue así —dijo Mirna contenta y me volvió a abrazar.

—Todo salió mejor de lo que esperé —habló David —Y todo gracias a la señorita Levine.

Me giré a buscarla y ya no estaba.

—¿Dónde esta? —pregunté.

—Creo que se fue —dijo Mirna apuntando a la puerta que se acababa de cerrar.

—¿Cómo que se fue? —dije confundido.

Entonces puse mis piernas a correr para encontrarla. Salí y la divisé caminando.

—¡______! —la llamé. Ella comenzó a caminar más rápido, entonces comencé a correr de nuevo hasta que logré alcanzarla. La tomé del brazo y la detuve.

—¿Qué quieres? —me preguntó nerviosa.

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—¿Qué pasa? ¡Pasa que trato de ayudarte y tú te aprovechas! —me dijo enojada.

—¿Lo dices por el beso? —dije algo confundido.

—Dime, ¿Qué necesidad tenías? Bastante ya hice poniéndome en contra de Bill, no debiste hacer eso…

—Lo siento, lo siento —me disculpe.

—¿De verdad lo sientes? —preguntó con ese tono firme y enojado aun.

—Realmente… no —contesté.

—¡Lo ves! Eres… eres un cínico.

—Espera un segundo…

—Ya no te quiero cerca —dijo apretando los dientes —¡Ni como amigo, ni como nada!

—Pero ______…

—¡Pero ______, nada! ¡Me cansé Tom, realmente me cansé! ¡Me cansé de tu inmadures, de tu cinismo, de la falta de consideración!

—No es la primera vez que te beso…

—Lo se, pero fue la última —sentenció. Entonces sentí una presión en mi pecho —Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!

—¿Así lo quieres? —le dije un poco molesto.
—¡Si, así lo quiero! ¡Ya no me mires, ya no me hables! ¡Has de cuenta que no me conoces! Y quédate tranquilo, no me veras en tu casa. Le diré a tu prima que ahora nos juntaremos en la mía o en la de Ana…

—Pues aun así no vas a deshacerte de mí —le comenté.

—Si lo dices por lo de la oficina de mi mamá, quédate tranquilo, haré como si no estuvieras. Pero esto se terminó, y espero que ahora si haya quedado bien claro.

Comenzó a caminar, dejándome con toda la bronca del mundo.

—¡Ya volverás arrastrándote a mí! —le dije fuerte ya que se alejaba más.

—¡Eso lo veremos! —me contestó.

—¡Loca!

—¡Imbécil!

Me quedé ahí quieto, mirando como desaparecía. ¡Al demonio! ¿Quién la necesita?
¡Yo soy el que tuvo que haber dicho esas cosas, cuando me cansara de ella!

2 comentarios:

  1. O.o esta buenizimas..
    Me dio penita Bill pero ps jode mucho hHahagaha..
    Cuando habrá un acercamiento entree (tn) y Tom?
    Me desperoo. Siguelaa xD

    ResponderEliminar
  2. ya por favor que pase algo con la rayis dos y tom :( quiero otro maratom hahaha

    ResponderEliminar