viernes, 29 de noviembre de 2013

Capitulos de maratom



CAPITULO # 56:
Como una intuición de si misma ______ se puso frente a mí. La miré y no pude evitar sonreír divertido.
—¿Qué necesitas Longoria? —le pregunté sin dejar de sonreír.
Él no dejaba de mirar a ______. Estaba esperando a que ella le dijera algo sobre lo que acababa de ver.
—¿Por qué lo estabas besando? —le preguntó él a ella.
______ me miró y luego volvió la vista a él.
—Creo que debemos hablar Bill, pero no aquí —le dijo ella. Entonces dejé de sonreír y me puse algo nervioso. ¿A dónde quería hablar si no era ahí? Ella se giró a verme —Debo hablar con él, Tom.
—¿No me estarás pidiendo que te deje sola con este idiota? —le dije en voz baja.
Ella levantó su mano y acarició mi rostro.
—Es solo por unos minutos. Iré a hablar con él, le contaré todo y volveré a buscarte.
—No —sentencié.
—Por favor mi amor. Es mejor si yo hablo con él y dejamos las cosas bien en claras.
—No confió en él ______.
—Pero si confías en mí, ¿verdad? —me dijo mientras me miraba fijo a los ojos.
—Si —dije soltando un suspiro. Ella sonrió y se puso en puntas de pie para besarme cortamente. Giró y miró de nuevo a Bill que estaba rojo de la rabia.
—Vamos Bill —le dijo ella y comenzó a caminar.
Bill la siguió y pasó por lado en forma retadora.
—Le tocas un pelo y te mato —le susurré cuando pasó por mi lado.
Él sonrió como si acabara de escuchar un chiste. Y a mí me encantaría ver su cara cuando ______ le diga: Bill, Tom y yo estamos de novios. Lo lamento idiota, pero nunca sentí nada por ti además de lastima.
Reí por lo bajo y decidí ir a caminar un poco para no pensar tanto en que dejé sola a mi novia con su ex. Pero eso… no es malo, no lo es. Ella misma me ha dicho que nunca lo amó y que solo lo aprecia como a un amigo. Pero él, él es un maldito infeliz.
—Tom, ¿podemos hablar? —me giré a verla al escuchar su voz.
—Cassandra —le dije y tragué un poco de saliva. ¿Qué es lo que quiere ahora? —¿Hablar? ¿De qué?
—Tom… no sé si tú te has dado cuenta de que yo… yo estoy enamorada de ti —me dijo.
Cerré los ojos fuertemente y maldije para mis adentros. Lo que menos quería escuchar en este momento era la declaración de amor de Cassandra.
—Cassandra yo… —intenté hablar pero ella se acercó y apoyó uno de sus dedos sobre mis labios. Al instante me alejé.
—Déjame hablar —me pidió. Asentí.
—Voy a escucharte, pero evita tocarme… por favor —le dije. Ella asintió.
—¿En qué andas? —me preguntó.
—¿Con qué? —le pregunté.
—Con tu vida… hace como una semana que no te veía. Y no lo se… ya no sales, ya no estas faltando a clases, ya no eres el mismo de siempre.
—Cambie —le aseguré.
—¿Cambiaste?
—En realidad me cambiaron.
—______, ¿cierto? —dijo mientras sus ojos se humedecían un poco.
Sentí un nudo en mi estomago y eso creo que se llama culpa. Me siento mal por ella, me siento por mal haberla ilusionado. Y ahora que amo a alguien se como se siente aquello.
—Si, por ella —le contesté.
—Tom yo estoy dispuesta a compartirte con ______ —me dijo.
Fruncí el ceño y la miré bien.
—¿Qué? —dije.
—Que no me importa tener un poquito de ti, pero… yo te amo Tom. Yo se que quizás es difícil de entenderlo y no es capricho yo te amo —dijo mientras se acercaba más a mí.
Al instante me alejé poniendo más distancia entre nosotros.
—No Cassandra, estás equivocada —le dije. Ella me miró —Yo no puedo compartirme.
—¿Por qué? —preguntó.
—Porque estoy enamorado de una persona y mi corazón le pertenece completamente a ella. No puedo partirlo, ni sacarle un pedazo. Ya tiene dueña.
—¿Sabes qué? Vas a arrepentirte —me dijo mientras se alejaba de mí.
Reí por lo bajo. Ella me podría dar un poco de lastima, pero está completamente loca.
—¿A si? —le pregunté.
—Te lo juro por Dios, que vas a arrepentirte de haberme hecho esto. Ya lo veras, ya veras que no soy tan estúpida como crees —dijo y se fue de allí.
Me apoyé contra la pared que estaba a mi izquierda y solté todo el aire que había estado aguantando.
—¿Qué haces galán? —escuché su voz y me giré a verla.
—______, mi amor, solo estaba hablando con ella. Yo no…
—Shhh, tranquilo. No tienes que darme explicaciones. Confió en ti —me dijo divertida —Escuché un poco de tu conversación con la señorita que se acaba de ir.
—¿Escuchaste? —pregunté.
—Se que no debí, pero bueno fue sin querer —aseguró mientras se acercaba más a mí —Así que tienes una dueña. ¿No hay una posibilidad de poder competir con ella por tu amor?
Sonreí y di un paso hacia ella. Apreté mis labios mientras con mi mano tocaba mi mentón.
—La veo difícil —le dije. Ella sonrió y con eso morí — ¿Te gustaría competir con ella?
—Me encantaría competir con esa perra por un bombón como tú.
—¿Perra? ¿Le dijiste perra?
—Ajá —dijo mientras se acercaba aun más. Levantó sus brazos y los colocó detrás de mi cuello.
—No, estás equivocada. Ella no es una perra es una gatita. Y que gatita.
—Dame un beso —dijo. Coloqué mis brazos alrededor de su cintura, acercándola un poco más.
—¿Uno solo? —pregunté.
—Millones, los que quieras. Pero solo dame un buen beso de desayuno.
—¿Hablaste con Bill? – pregunté antes de besarla. Necesitaba saber aquello
—Si – dijo fastidiada. Sonreí ella quería que la besara.
—¿Y qué dijo?
—Te insultó un poco, pero ya lo sabe. Eso es lo importante.
—¿Entonces, no más Bill y Cassandra?
—No más nadie. ¡Ahora bésame!
—Y después soy yo el que no sabe esperar, ¿cierto?
—Uno pequeñito, pequeñito —hizo un gesto con los dedos.
—No va a alcanzarme con uno pequeñito, amor.
—¿Sabes qué? —dijo y me besó cortamente. Reí por lo bajo.
—¿Qué?
—Hay un salón vació para ir a estar más tranquilos.
—¿Un salón vació? ¿En qué estas pensando mi amor?
—No es en lo mismo que tú. Pero prefiero estar entre cuatro paredes contigo que aquí en medio del pasillo por donde pasa todo el mundo.
—Por mí que nos vea el presidente de la Nación —dije y entonces me incliné hacia ella y la besé.
El celular de ______ comenzó a sonar. Maldiciendo por lo bajo me alejé de ella.
—Lo siento —se disculpó conmigo y miró la pantalla —Es mi madre —dijo sorprendida. No habíamos tenido noticias de Greg, ni de lola desde el sábado —¿Mamá? – la atendió y guardó silenció —¿Dónde estabas? —la miré y vi como su rostro comenzaba a volverse algo pálido. Eso me asustó. Así que me acerqué a ella y la sostuve. Me dio la impresión de que iba a desmayarse —¿Qué? —preguntó sin poder creerlo —No, tú estas jugando conmigo —rió nerviosa —¿Qué quiere decir eso, lola? —dijo indignada y se alejó de mí para comenzar a caminar como loca por el pasillo —¿Sabes? Mejor guárdate los detalles, que horror. Luego te llamo que ahora estoy en la Universidad —colgó y me miró.
—¿Qué pasó? —le pregunté.
—Ya se de donde heredé la manía de embriagarme y terminar haciendo cosas malas con personas que vienen con música a las 2 de la mañana a mi casa —me dijo. La miré extrañado.
—¿A qué te refieres mi vida? —le dije sin entender del todo.
—Me refiero a que mi madre y mi padre estuvieron todo el sábado y casi todo el domingo bebiendo champaña y haciendo cosas indebidas en un cuarto de hotel.

CAPITULO # 57:
Una semana pasó más que volando para mí. Pude ver el cambio que se había provocado en mi vida. Y aun estoy sin poder creerlo.
Encontré a mi madre, tengo una hermana, descubrí más cosas sobre mi padre, le dije a otro hombre que lo quería como a mi padre.
Acepté que amo a alguien, le dije que la amaba, ella me lo dijo a mí. Me presenté frente a mis suegros. Ellos terminaron volviendo a su amor.
Georg y Mirna oficializaron y ahora todos somos parejas. Gustav y Ana tuvieron su primera pelea y estuvieron unos días distanciados pero luego se arreglaron con un poco de cursilería.
Y que decir de ______ y yo. Nunca pensé que una relación podía ser tan linda, tan liberal y tan placentera. Ella es fantástica. Una compañera ideal, una amiga que me escucha, que me entiende, que está ahí y no me deja solo.
Jorg no volvió a aparecer. No sé nada de él desde la última vez que estuvo en casa. Tampoco es que me interesa saberlo.
—¿En qué piensas? —me preguntó ella sentándose en mi regazo.
—Estaba pensando en ti —le dije y coloqué mis brazos alrededor de su cintura.
Sonrió y se acercó a mí para acariciar mi nariz con la suya.
—Te extrañe en Historia Universal —me dijo.
—¿A si? —dije cerrando los ojos mientras sentía su cercanía.
—Mucho —susurró.
Estábamos en la hora del almuerzo en la Universidad y hace dos clases que no nos vemos ya que tenemos algunas clases distintas.
—¿Puede ser que haya un momento del día en el que no los encontremos juntos? —escuchamos que Georg hablaba. ______ sonrió, me besó cortamente, y se giró a verlo.
—¿Qué pasa Georg? ¿Estás celoso de que ahora Kaulitz solo piensa en mí? —le preguntó ella.
—Mírala a la niña —dijo Gustav mientras se sentaba —¿Ahora eres chistosita como tu novio?
—Un poco —dijo ella.
—Por su culpa ahora Tom no nos da ni la hora —Georg le dijo a Schafer mientras también se sentaba.
—Pues a mí me da mucho más que eso —le dijo ______. Reí por lo bajo al ver el rostro de mis amigos.
—Por dios, ya la ha pervertido completamente —dijo Gustav sin poder creerlo.
—Pobre ______, pobre ______ —dijo Georg negando con la cabeza levemente.
—Ya, ya —les dije a ambos —Ella solo está bromeando con ustedes par de tontos.
—Eres un mal novio. Mira lo que le has hecho a la pobre —me acusó Gustav.
—Es cierto… ella ya no es la misma de antes. Todo es tu culpa – me dijo Georg.
—Deberíamos de decirles a las chicas —dijo Schaafer.
Mirna y Ana llegaron a la mesa y se sentaron al lado de sus respectivos novios.
—¿Qué hacían? —preguntó Ana.
—Escuchábamos las barbaridades que ______ ha aprendido de Tom —le dijo Gustav.
—¿Acaso ustedes creen que ______ lo aprendió de Tom? No, están equivocados. Ella siempre fue así. Lo que pasa es que ahora tiene a alguien que la estimula un poco más —dijo Mirna.
—Oye —se quejó ______.
Todos reímos y almorzamos entre risas y anécdotas. Sentí la mirada de alguien sobre mí. Giré mi cabeza para ver y era Cassandra la que nos miraba.
Sonrió como si supiera que algo pasaría. Les dijo algo a sus amigas y todas rieron.
Negué con la cabeza y dejé de mirarla.
—Mi amor, ¿vamos a caminar un poco? —le dije. Ella me miró y se puso de pie.
—Vamos —dijo y me dio la mano. La tomé y me puse de pie.
—Luego nos vemos, chicos —les dije a todos. Ellos asintieron entonces salimos de allí.
Entrelacé mi mano con la de ______. Ella me miró. Caminamos en silencio hasta el jardín de la Universidad. Nos acercamos al viejo árbol y nos sentamos bajo él. ______ se sentó entre mis piernas y apoyo la espalda en mi pecho. Comenzó a jugar con una hoja verde que había en el pasto.
—¿Qué pasa mi amor? —me preguntó.
—Nada, solo quería estar a solas contigo —le dije y acaricié su cabello con mi nariz.
Respiré profundamente su perfume para tener ese olor grabado en mi cabeza. Ella se alejó de mi pecho y giró para acomodarse de frente a mí.
—Te conozco, Tom. Algo te preocupa —dijo.
Sonreí y me acerqué a su boca para besarla suavemente.
—Te aseguro que no es nada —dije.
Ella asintió y me miró fijo a los ojos.
—¿Estás seguro?
—Completamente.
—Bueno, voy a creerte —dijo y me volvió a besar —¿Has llamado a Hope?
—Si, hablé con ella ayer —le conté.
—¿Y como esta? —me preguntó con una leve sonrisa.
—No dejo de hablarme de ese tal Chris —dije apretando los dientes.
—Es normal que tu hermana hable de eso —me aseguró —Es una niña y este Chris debe ser su primer amor.
—¿De que amor me hablas, amor? —dije sin poder creerlo —Tiene 5 años, no sabe nada del amor.
—No subestimes a los niños, te aseguro que saben más de amor que nosotros los grandes.
—Pues no tiene mi permiso para andar aprendiendo del amor, ni nada de esas. Esa niña primero va a aprender a lavarse los calzones por si sola y luego podrá tener novio. Ni siquiera novio, solo un amigo con derecho a un simple beso.
—Eres tan celoso —me dijo.
—Hablé con mamá, y dice que quiere que este fin de semana vayamos a pasarlo allí al campo con ellos. Que tienen algunos cuartos de sobra —le conté. Ella sonrió.
—Eso sería genial —dijo asintiendo levemente.
La miré bien, ahora ella es la que está extraña.
—¿Qué pasa, mi amor? —le preguntó.
—¿Eh? —dijo ella saliendo de sus pensamientos.
—¿Qué te pasa?
—No, nada… ¿Por qué? —dijo.
—Estás rara, ______… desde ayer estas rara —dije al recordar aquello.
Estábamos mirando la tele y de repente vio la fecha y se puso de pie. Comenzó a caminar por el pasillo y luego volvió a sentarse. Lo dejé pasar porque no pensé que era algo… malo.
—No… nada, nada.
—Ahora soy yo él que va a decir esto …Te conozco ______, algo te pasa.
Me miró fijo a los ojos y mordió su labio inferior.
—Hay algo que tengo que decirte…
La miré extrañado y pude notar el nerviosismo en su voz. Me acomodé mejor y la miré.
—¿Qué pasó? —le pregunté.
—Prométeme que no te vas a poner ni paranoico, ni como loco, ni nada de eso —me dijo.
—Si no me dices que es lo que pasa entonces no voy a saber como reaccionar —le dije ya un poco más nervioso.
—No es para alarmarnos, Tom. Bueno quizás si, pero no… no lo se —dijo ya nerviosa.
—Dime —le exigí que me hablara de una buena vez.
—No es fácil de decirlo —aseguró mientras respirabas profundamente.
—Mi amor, me estas asustando. Por favor, ¿puedes hablar de una vez? —le dije.
Ella asintió y me miró a los ojos. Sus ojos acumularon lágrimas y pude sentir como su pulso se aceleraba.
—Bueno, tú sabes que nosotras las mujeres tenemos nuestros días ¿cierto?
—Si, se ponen intolerables —le dije sin entender por qué me hablaba de eso.
—Ya —dijo y asintió —Hay veces en las que hay un problema o algo así y esos días tardan en llegar.
—No sé a donde quieres llegar con esto, ______. Me estas poniendo nervioso, cariño. Ve al grano por el amor de…
—Tengo un atraso —dijo interrumpiéndome.
La miré bien tratando de entender las palabras que acababa de decirme. Sentí que se me secaba la garganta. El aire comenzó a agitarse en mi pecho. Miré los ojos de ______… ella no estaba bromeando ni nada por el estilo.
—¿Qué? —musité.

CAPITULO # 58
Volví a mirarla a los ojos. Esto no podía estar pasando por dios, esto no puede estar pasando. ¿Qué demonios voy a hacer?
—¿Tom? —su voz llegó a mis oídos como si estuviera lejos.
—Dime que es una broma —le pedí.
—¿Cómo crees que voy a bromear con algo así? —me dijo y la miré —Por favor, Tom. Necesito que estés tranquilo.
—¿Cómo es posible, ______? —dije nervioso —Nos cuidamos, siempre que estuvimos juntos nos cuidamos.
—Lo se, lo se. Por eso tienes que estar tranquilo… No creo que esté embarazada, es literalmente imposible —dijo no muy convencida.
—¿Y si lo estas? —le pregunté.
Ella me miró fijo y entonces sus vidriosos ojos soltaron las lágrimas que habían acumulado. La tomé de la nuca y la acerqué a mí. Ella escondió su rostro en mi pecho.
—Tranquila, mi amor, no llores —le susurré al oído.
—Aaay, Tom, tengo mucho miedo. No sé que voy a hacer si es que… estoy embarazada ¿Cómo voy a hacer para tener un bebe a los 19 años?
—Como ‘vamos’ a hacer —la corregí —No estás sola, mi amor, yo estoy contigo. Si es que estás embarazada vamos a salir adelante. Estaremos bien. 
—Pensé que te ibas a poner como loco —dijo mientras se alejaba de mi pecho y con sus manos secaba sus lágrimas.
—Estoy como loco… pero no voy a perder el control hasta no estar seguros. ¿Cuánto tienes de atraso? —le pregunté y acaricié su mejilla. 
Me di cuenta de que mi mano temblaba levemente ¡Por dios, esto es una locura! 
—Una semana —dijo. Asentí y respiré profundamente. 
—¿Vamos a hacerte un test? —le dije. Ella negó con la cabeza.
—Yo creo que lo mejor y lo más seguro es un análisis de sangre —me dijo —Tengo una amiga que la madre es Ginecologa. Hablé con ella ayer y hoy a la tarde iré a verla. 
—Iremos juntos —dije y me puse de pie. La ayudé a levantarse y al instante la abracé contra mí. Ella me apretó como si su vida dependiera de eso. Cerré los ojos y traté de demostrarle que todo estaba bien —Iremos juntos… —volví a repetir.
Ella asintió y se quedó pegada a mí. Estuvimos así por unos cuantos minutos, no sé exactamente cuantos. Me alejé de ella y tomé su rostro con mis manos. Me acerqué más y la besé despacio. 
—Gracias —me dijo cuando me alejé.
—¿Por qué? —le pregunté.
—Por estar aquí —susurró. 
—Estamos juntos en esto y en todo —le dejé bien claro. 
Ella asintió y la besé cortamente. Tomándola de la mano caminamos de nuevo hacia la Universidad. 
El almuerzo había terminado y con ello la clase de derecho comenzó. Me senté despacio al lado de Georg. Mi cabeza estaba completamente colapsada. 
Si ______ llega a estar embarazada mi vida va a cambiar extremadamente. ¿Qué sucede si de verdad lo está? Eso significaría que voy a tener un hijo. Un hijo… 
—Oye, ¿Qué te pasa? —me preguntó mi amigo. Lo miré.
—Nada, ¿Por qué? —dije reaccionando rápidamente.
—Estás como pálido —dijo él.
Mi mirada se posó en ______. Ella jugaba nerviosa con el lápiz que tenía en la mano. Está pensando en lo mismo que yo. Volví a mirar a Georg.
—Nada — ‘solo que mi novia tiene un atraso’ —Estoy bien.
—¿Seguro? —preguntó.
—Si, hermano —palmeé su hombro y volví a mirar al frente. 
Lo más seguro es que ella no esté embarazada. Nos cuidamos, siempre nos cuidamos. 
Pero ¿Qué pasa si en algún momento la protección falló? ¿Y si no es solo una falsa alarma? ¿Qué voy a hacer si ______ está embarazada? 
Por dios, quiero gritar. Pero tengo que estar tranquilo, tranquilo. Nada es seguro… solo necesitamos ir y sacarnos la duda. Solo eso, solo eso…
El resto del día se me pasó interminable. Mi cabeza no dejaba de sacar teorías sin sentido y mi corazón se sentía cada vez más acelerado. Divisé a ______ en el estacionamiento y me acerqué a ella. 
—¿Vamos? —le pregunté. Ella asintió —Pero iremos en tu auto mejor. Yo manejo ¿quieres?
Ella solo volvió a asentir. Tomé su mentón e hice que me mirara.
—Te amo —me dijo cuando sus ojos encontraron los míos.
—Yo también —le dije y besé su frente —Todo va a estar bien. 
Nos subimos al auto y prendimos marcha. Habíamos decidido no decirle nada al resto del grupo. Estábamos seguros de que iban a ponerse como locos y lo mejor era no alarmarlos hasta estar seguros. ______ estaba demasiado callada y creo que más que nada asustada. La miré y ella miraba fijo al frente. Giró la cabeza y me miró. 
—¿Crees que sea posible detenernos en un kiosco para comprar un chocolate? —me preguntó. Sonreí levemente —Tengo ganas de comer uno.
—¿Tienes un antojo? —dije sin dejar de sonreír.
—No seas tonto —dijo bajando la cabeza —Siempre quiero comer chocolate cuando estoy nerviosa. No es un antojo. 
—Está bien, está bien —dije y detuve el auto en una esquina. 
Bajé y me acerqué a la pequeña ventana que estaba allí. 
—Papi, papi ¿me compras un dulce? —me giré a ver y un pequeño niño saltaba a mi lado. 
Me paralicé y al instante un hombre lo alzó. Levanté la cabeza y lo miré.
—Debes aprender a esperar Steve, hay un chico antes que nosotros —le dijo él. 
El niño me miró y sonrió mostrándome una sonrisa con falta de dientes. 
—¿Qué necesita? —la voz de una mujer me sacó de la imagen del niño. La miré y asentí como un idiota.
—¿Algún chocolate? —le pregunté. 
—Si, son estos de aquí —dijo ella mostrándome los que había. 
Elegí el más grande y lo pagué. Comencé a caminar de nuevo hacia el auto. 
—Adiós —escuché su pequeña voz. Me giré a verlo.
—Adiós —le dije y me subí. Sin decir nada le di el chocolate a ______ y volví a arrancar. 
—¿Qué pasa? —me preguntó ella. La miré.
—Nada… imaginaciones que tiene mi cabeza —le dije. 
Ella asintió y comenzó a comer su chocolate. 
—¿Quieres un poco? —me preguntó.
—Si, por favor. Tengo antojo de comer un poco —ella rió por lo bajo y me dio un pedazo. 
Unos minutos más tardes estábamos detenidos en el estacionamiento de una clínica. Respiré profundamente y me bajé del auto. ______ ya se había bajado unos segundos antes. Ella se acercó a mí y me dio la mano para comenzar a caminar. 
Pronto llegamos al primer piso. Era una clínica grande, moderna y se veía muy lujosa. Nos acercamos a un mostrador. La chica que se encontraba allí nos miró.
—¿En qué puedo ayudarlos? —nos preguntó.
—Venimos a ver la doctora Molina… mi nombre es ______ Levine —le dijo ella. La chica miró su computadora y asintió.
—Si, la doctora la está esperando por el consultorio 5 —nos dijo —Pueden pasar por el pasillo a su derecha —le agradecimos con la cabeza y nos dirigimos hacia donde nos había dicho. 
Mi corazón latía cada vez más rápido. Una mujer con una panza de unos cuantos meses pasó frente a nosotros. ______ me miró y no pude evitar sonreír. Llegamos a la puerta dicha y toqué con dos suaves golpes. 
—Pase —se escuchó la voz desde adentro. Abrimos la puerta y entramos. Una mujer de más de 40 años estaba sentada en una silla. Levantó la cabeza y nos miró —Bien, vamos a hacerlo rápido y nos sacaremos la duda enseguida —nos dijo y nos hizo sentarnos. 
Dos minutos más tarde a ______ ya le había sacado la sangre y la habían mandado a analizar como ‘urgencia’ al laboratorio. En unos minutos el resultado ya estaría listo. 
—¿Y bien, como están? —nos preguntó la doctora.
—Bien —dije con un tono algo irónico. La mujer sonrió.
—Te ves nervioso —me dijo. Asentí y tomé la mano de ______.
—Mucho —aseguré. La puerta sonó y una enfermera entró.
—Ya están los resultados —dijo y le entregó un sobre a la doctora. 
En ese mismo momento mi mundo se detuvo por completo.

CAPITULO # 59 (Fin del maratom)

______ apretó mi mano y la miré. La acaricié para darle seguridad pero en ese mismo momento yo necesitaba un poco de consuelo. 
—Bueno, vamos a ver que dice —dijo la doctora y comenzó a abrir el sobre. 
Cada pequeño sonido que hacía al abrirse llegaba con mucha intensidad a mis oídos. Respiré profundamente y solté el aire levemente. 
—¿Y? —dijo nerviosa ______ mientras veía que la mujer leía.
Ella levantó la mirada hacia nosotros y su rostro no nos dijo nada. Es lo que más odio de los médicos. Nunca sabes lo que sus rostros te dicen. 
—Felicidades —mi corazón se detuvo en es mismo momento —No estas embarazada.
Me apoyé pesadamente contra la silla. 
—Pero… —dijo ______ y la miré —Tengo un atraso. 
—Si —le dijo la mujer —Aquí me muestra que tienes una alteración hormonal… ¿has estado comiendo mal?
—Puede ser —susurró ella. 
—Pueden estar tranquilos solo fue una falsa alarma —nos dijo.
—Gracias al cielo —suspiré. 
______ se puso de pie y tomó sus cosas. 
—Muchas gracias por atenderme en tu horario de trabajo y sin turno Mary —le dijo hablando rápido. La miré extrañado.
—No es nada linda. Cuando necesites me llamas de nuevo —le dijo. 
______ asintió y sin decir nada salió de allí. Me puse rápidamente de pie y miré totalmente confundido hacia la puerta.
—Pero, ¿Qué pasó? —la pregunta salió de mi boca.
—Esta lastimada —me dijo la mujer. Me giré a verla.
—¿Qué? —le pregunté.
—A pesar de haber estado más asustada que contenta con la idea, ella había albergado muy en el fondo de su ser la idea de estar embarazada. A todas nos pasa… es como una sacudida de sentimientos y cuando sabes que no es cierto te sientes por un lado vacía y torpe. Así que corre a buscarla y dile que tú también albergaste la idea muy en fondo de ti —me dijo. 
Asentí un tanto confundido y salí rápidamente de allí. Vi como la puerta del ascensor se cerraba. Busqué las escaleras de emergencia y comencé a bajar rápidamente. Llegué al estacionamiento y la divisé a punto de subirse al auto.
—¡______! —le grité. 
Ella no se detuvo. Entonces corrí más rápido y la alcancé. La tomé del brazo y la jalé hacia mí. 
—Déjame —susurró con un hilo de voz. La abracé contra mi pecho. 
—Tonta —le dije y la apreté un poco más.
—Tú eres el tonto —dijo sin dejar de llorar, pero no se alejó de mí —Lo siento…
—No, no hermosa —la calmé y besé su cabeza —¿Por qué lo sientes?
—Soy una estúpida —musitó —Yo…
—¿Te habías ilusionado un poco? —le pregunté. Ella alejó su cabeza de mi pecho y me miró a los ojos. Levanté mi mano y sequé su rostro. Asintió levemente con la cabeza. Y en ese momento supe que yo también me había ilusionado. Cuando en el auto me había dicho que quería un chocolate la tonta idea de un antojo me hizo sentir muy bien —Yo también…
—¿Enserio? —preguntó mientras soltaba unas cuantas lágrimas más.
—Si —asentí con la cabeza —Pero no es el momento.
—Lo se —aseguró y ahora ella secó su rostro —De verdad lo siento.
—No mi vida, no lo sientas —le dije. Ella sonrió y me volvió a abrazar —¿Vamos?
Ella asintió y nos subimos al auto. Salimos de allí y comencé a manejar hacia la casa de ella. ______ estaba demasiado callada entonces me giré a verla y la encontré dormida. Sonreí levemente y estiré mi mano para acariciar su mejilla. 
—Te prometo que vamos a tener muchos hijos —susurré —Cuando se de y vengas a decirme algún día que vamos a ser papás juro que vamos a ser muy felices. 
—¿Lo prometes? —su voz adormilada llegó a mis oídos.
La miré y ella entreabrió sus ojos, con una pequeña sonrisa en los labios. No estaba totalmente dormida. Sonreí. 
—Claro que te lo prometo mi amor. 
—¿Estás seguro? —preguntó mientras se sentaba mejor en el asiento —Yo creo que si llegaras a ser padre te daría mucho miedo.
—Y claro que tendría miedo —me defendí —Pero sería muy feliz. Imagínate una personita tuya y mía. Eso sería grandioso. Él o ella sería más que perfecto. Con mis ojos, con tu sonrisa, con mi increíble personalidad.
Ella rió divertida.
—Por dios, ¿sería tan egocéntrico como tú?
—No es egocentrismo mi amor —le aseguré —No puedes negar que soy hermoso.
—Es cierto, no puedo negarlo.
—Y si fuera una niña —dije y la miré —Tendría esa belleza tuya que hace que cualquier hombre te quiera para él. Pero eso no pasaría porque antes de que algún mamarracho le ponga un dedo a una hija mía será hombre muerto.
—Tom —dijo divertida —Estás hablando como si eso fuera a pasar…
—Es que va a pasar mi amor —le dije y tomé su mano —Tú y yo vamos a tener un ejercito de bebes. Serán 24 o 25…
—¡Por dios! —dijo sin dejar de reí —¿Acaso crees que yo podría?
Asentí y me acerqué a besarla cortamente. Llegamos a la casa de ______ y nos bajamos. Entramos a su departamento y soltando un suspiro me tiré en el sillón y prendí la tele. Ella caminó hasta la cocina y escuché como abría la heladera. 
—______ —llamé.
—¿Si? —preguntó ella.
—Ven aquí, amor —dije.
—Ahí voy —dijo y dos segundos después ella se acomodó a mi lado.
Apoyó su cabeza en mi pecho. Estaban dando una película en la tele, pero no le estaba prestando atención. 
—Mi amor —la volví a llamar.
—¿Qué, cariño? —dijo sin levantar la cabeza de mi pecho. 
—¿Crees que sea buena idea contarle a los chicos de esto… que pasó? —le pregunté.
Ella levantó la cabeza y apoyó su mentón en donde estaba antes su cabeza, para poder mirarme más cómodamente. 
—Yo creo que no es necesario ¿Y tú? —me dijo.
—Yo también creo eso. Digamos que será nuestro secretito.
Ella asintió y se volvió a apoyar. La película comenzó a ponerse interesante.
Coloqué uno de mis brazos detrás de mi cabeza mientras que mi otra mano acariciaba y jugaba con el cabello de ______. 
Ella acariciaba mi pecho con su uña y aquella sensación era de paz. Luego de varios minutos sentí que la respiración de mi novia se volvía más pausada y lenta. Se había quedado dormida. La acomodé mejor para poder mirarla a la cara. Su rostro curvaba una leve sonrisa. Se veía tan hermosa. 
Mi celular comenzó a sonar me sobresalté y lo busqué rápidamente en mi bolsillo. Gracias a dios no despertó a ______. 
—¿Hola? —dije al atender.
—¿Cómo estas hijo? —me preguntó.
—¿Qué quieres? —le dije sin rodeos. 
—Tranquilo, no llamo para molestarte —dijo con un tono divertido —Solo quería decirte que necesito que mañana vengas a la fiesta que organiza la comisión de los negocios de Bynes S.A.
—¿Para qué me necesitas? Yo ya te dije que no quiero tener nada que ver con nada de eso. Simplemente no —le dije.
—Hay firmas tuyas en alguno de los contratos… solo necesito que hagas acto de presencia. Puedes traer a ______ —me dijo. 
Arqueé una ceja y miré a ______ que seguía dormida sobre mí. 
—¿Enserio? —le pregunté algo sorprendido.
—Si, ¿Por qué no?
—Bueno, voy a pensarlo y te llamo luego.
—Necesito que me lo confirmes ahora, por favor.
—Bueno, está bien. Ahí estaremos —dije y colgué. 
Volví a mirar a ______. Su rostro aun tenía esa sonrisa de paz. Acaricie su mejilla y besé su frente. Me acomodé mejor en el sillón y cerré mis ojos para dormir un poco también.




Hi ... Bueno aqui estan los maratones ... En la 

proxima publicacion pondre las historias opcionales y ya ustedes eligen ... Bueno sin mas que decir, nos vemos xD

jueves, 28 de noviembre de 2013

Capitulos de Maratom


CAPITULO # 52:

Aquella cínica sonrisa no salía de su rostro. Sentí que la sangre me hervía ¿Qué diablos hacia él aquí?

—¿Qué quieres? —le pregunté de mala manera. Él volvió a mirar a ______.

—¿No me vas a invitar a pasar? —me preguntó.

Me quedé quieto en el lugar… no iba a dejarlo pasar. Sentí unas pequeñas manos apoyarse en mi espalda. Giré mi cabeza y la miré. Ella asintió levemente.

—Pasa —le dije a mi padre y me corrí de la puerta. Él entró y miró a su alrededor.

—Buenos días, ______ —le dijo a ella.

—Buenos días señor Kaulitz—le respondió.

—Espero no haber llegado en un mal momento.

—No, para nada —dijo ______ y sonrió de manera falsa. Reí por lo bajo —Estábamos por desayunar ¿Quiere desayunar con nosotros?

—No gracias —dijo él y se sentó en una de las sillas. ______ me miró y sonrió de manera dulce.

—¿Qué lo trae por aquí señor Kaulitz? —le preguntó.

—Necesito hablar unos asuntos con Tom —le dijo de manera tajante.

—Bueno… yo ya me estaba por ir, y…

—No, tú no te vas a ningún lado —la detuve. Ella me miró —Cualquier cosa de la que me quieras hablar puedes hacerlo delante de ______, padre.

Él me miró fijo, y luego miró a ______. Ella se veía algo sorprendida.

—Es un asunto delicado —prosiguió él.

—No interesa… yo no tengo secretos con mi novia. Si no se entera ahora, se va a enterar después.

—¿Novia? —preguntó confundido.

—Oh, como fui tan tonto de no decirte papi —dije irónico y me acerqué a ______ para abrazarla de costado —Te presento a tu nuera… ¿no es encantadora?

Jorg nos miró algo atónitos. Giré mi cabeza para mirar a ______ y sus mejillas estaban totalmente enrojecidas. Levantó la cabeza y me miró. Le guiñé un ojo y negó divertida con la cabeza.

—Así que son… novios.

—Si —dijo ella asintiendo —Espero que le agrade la idea de tenerme en su familia. A mi me encanta que usted sea mi suegro —noté aquel particular tono de sarcasmo.

—Claro que estoy contento… no te imaginas cuanto pequeña —le dijo él.

Noté algo muy extraño en aquella afirmación. La miré fijo, tratando de saber que pretendía.

—¿Y bien? ¿Qué has venido? —le pregunté de manera cortante.

—Cariño, no seas tan grosero. ¿Por qué no le ofreces una taza de café a tu padre? —me preguntó ______. La miré y ella alzó ambas cejas.

—Oh si, tienes razón amor —le dije y me acerqué a donde estaba ella —Papi, ¿quieres café?

—Un poco estaría bien —me dijo él. Agarré una taza y serví el café. Me acerqué al oído de ______.

—¿Puedo escupir un poco en él? —le pregunté.

Ella soltó una leve risita y ambos miramos a mi padre.

—Un poco no estaría mal… creo que ha arruinado algo —susurró ella.

—Ha arruinado todo —le aseguré. Tomé la taza y se la alcancé a mi padre —Aquí tienes…

—Gracias —susurró él.

—Bueno, ¿A qué has venido exactamente? —le pregunté mientras me sentaba frente a él.

______ tomó un vaso de jugo y se sentó a mi lado, mirando fijamente a mi padre. Él la miró y luego volvió su vista a mí.

—Quiero que trabajes conmigo de nuevo —me dijo.

—¿Para qué? —le pregunté.

—Porque lo necesito… ya te dije una vez que hay veces que yo no puedo firmar los papeles y como tú eres mi hijo necesito tu ayuda.

—¿Qué clase de ayuda señor Kaulitz? —preguntó ______ apoyando el vaso en la mesa.

Él la miró con recelo. Estoy completamente seguro que no le agrada para nada que ______ este sentada frente a él escuchando todo. Principalmente porque no puede hablar como quiere.

—Tengo muchos negocios señorita Levine y no puedo atenderlos todos.

—Que lastima señor Kaulitz. Pero ¿no le contó Tom que esta semana que viene tenemos parciales en la Universidad? —preguntó y me miró —¿No le contaste, cielo?

La miré extrañado. Nosotros no teníamos ningún examen o algo parecido esta semana. Entonces entendí aquello. Miré a mi padre.

—¿No te conté papá? —le pregunté. Él me miró serio —Lo lamento otra vez… no sé que pasa conmigo últimamente que me estoy olvidando de contarte tantas cosas importantes.

—Bueno, eso no es nada —dijo ______ y sonrió.

—Entonces señor Kaulitz… no creo que Tom pueda ayudarlo esta semana. Y tampoco la otra.

—¿Por qué? —preguntó él de mala gana.

—Tom y yo… estamos trabajando juntos en la oficina de mi madre y… le prometimos que en las próximas dos semanas íbamos a ayudarla en un proyecto muy importante que tiene. ¿O no amor?

—Si… también me olvidé de aquello. ¡Que cabeza de novio la mía! —dije divertido y con ______ nos echamos a reír. Jorg estaba más serio de lo que la situación ameritaba. Simplemente me encanta verlo así. Molesto, sin saber que decir, ni que hacer.

El timbre de mi casa volvió a sonar. ______ me miró y yo la miré. Ambos fruncimos el ceño.

—Que solicitados que estamos hoy, Tom —dijo ella poniéndose de pie —Yo iré a abrir.

______ se alejó de mí y miré a mi padre.

—No me gusta para nada las atribuciones de esta jovencita —me dijo por lo bajo.

Sonreí levemente.

—Me importa un comino si te agrada o no. Yo la amo y eso es lo importante —le dije sin dejar de mirarlo.

—¿Acaso tengo que venir yo hasta aquí para que mi hijo me de la hora? —escuché su voz y me paralicé.

Rápidamente me puse de pie. Ella entró al departamento. Mi padre giró la cabeza y la miró. De sus ojos destelló algo que hacia mucho no le veía… Obsesión.

Ella dejó de caminar al verlo allí parado. ______ se quedó quieta a su lado y miró preocupada la escena. ¿Qué diablos hace ella aquí?

—Simone—habló mi padre.

Vi que los ojos de mi madre se humedecían y entendí que el pasado y todo el dolor volvieron a ella como si nunca se hubieran ido.

Una sonrisa estúpida se curvó en el rostro de mi padre. Volví la vista a mamá y sus ojos cada vez estaban más cristalinos.

—Simone, mi amor, has vuelto —dijo Jorg. Mi madre dejó de mirarlo.

—Creo que no… que no he venido en un buen momento… vuelvo más tarde hijo —dijo ella con voz temblorosa.

En un instante que no percibí mi padre se acercó a ella.

—No, no, no te vayas —dijo y la tomó de un brazo.

Mi madre comenzó a forcejear para salirse de su agarre.

—Suéltame —le dijo sin mirarlo.

—¿Por qué Simone? Si has vuelvo a mí… sabía que un día ibas a volver.

—Jorg …. suéltame —dijo ella en tono nervioso.

Me acerqué rápidamente a Jorg y lo alejé de ella.

—Vete —le dije. Él me miró. Su mandíbula se tensó.

—Otra vez tú —susurró. Miré a ______.

—Lleva a mi madre al cuarto, ______. Espérenme ahí —les dije.

______ asintió y tomó a mi madre del brazo para dirigirla al cuarto. Cuando ellas dos estuvieron alejadas de la sala miré de nuevo a Jorg.

—¿Qué te sucede? ¿Acaso estas mal de la cabeza? —le pregunté.

—Otra vez tú —volvió a susurrar. Lo miré extrañado.

—¿Qué quieres decir con eso? —dije.

—Tu madre ha vuelto y tú otra vez la alejas de mí.

—¿Qué?

—Tú eres el culpable de todo —dijo elevando un poco su voz.

—Ya no tenemos más nada que hablar Jorg … voy a pedirte que amablemente te vayas de mi casa. Ahora.

Me miró con odio. Un odio que no veía hace mucho en su mirada. Mi padre esta enfermo. Está completamente loco.

—Está bien, está bien —dijo y se acercó a buscar sus cosas —Como siempre tú ganas en esto… pero no me voy a quedar con los brazos cruzados hijo. Vas a pagar haberte metido en medio de tu madre y yo.

—Como digas —le dije y le hice el gesto de que ya se podía ir.

Él salió del departamento y se giró a verme.

—Ya lo veraz —dijo con una leve sonrisa.

Cerré la puerta con fuerza y sin pensarlo me dirigí a la habitación.

—Respiremos juntas Simone… tranquila —______ estaba arrodillada frente a mi madre y le sostenía las manos con las de ella. Me miró —Ve por un vaso de agua, Tom. Tu madre está con un ataque de nervios.

Asentí y volví a salir para buscar el vaso con agua. Volví al cuarto y pude ver la angustia de mi madre. Le entregué el vaso y ella temblorosa lo tomó.

—Lo siento —se disculpó cuando terminó de tomar.

—Tranquila, ya se fue —le dije.

—Tuve que haber llamado antes de venir —habló mientras unas cuantas lágrimas caían por sus mejillas —Solo quería darte una sorpresa, hijo. No pensé que tu padre iba… iba a estar aquí.

—Yo tampoco lo sabia, mamá —dije y me acerqué para sentarme a su lado —Pero ya se fue… él no va a hacerme nada.

—Yo no tengo miedo por mí, Tom —dijo y me miró a los ojos —Tengo miedo por ti. Tú padre está mal… muy mal.

—Eso no es noticia —le dije. Ella negó con la cabeza.

—Jorg está enfermo, hijo… él esta loco.

—Tranquila —dije y la abracé —Él no va a hacerte daño ni a ti, ni a nadie.

Miré a ______ y pude ver la preocupación en su rostro. Eso me partió el alma. Un día que debió comenzar hermoso, terminó volviéndose una reverenda mierda.

Luego de calmar a mi madre. La acompañamos a que se tomara un taxi. Antes llamamos a Ben para que la esperara y contarle lo que había pasado. Volvimos a entrar al departamento después de despedir a mamá.

Solté un cansado suspiro y me tiré en el sillón. Tapé mi rostro con ambas manos. Sentí como ______ se sentaba a mi lado.

Me tomó del brazo y me jaló hacia ella. Me apoyé sobre su pecho sin quitarme las manos de la cara. Juro que tengo unas terribles ganas de gritar.

—Tranquilo mi amor, todo va a estar bien —susurró mientras acariciaba mis cabellos.

—Lo siento amor, no quería que pasaras por esto —me disculpé. Ella me alejó para poder mirarme a la cara.

—No seas tonto, no tienes porque pedirme perdón. Lo que pasó, no fue tu culpa.

—Maldito hijo de perra… lo odio —aseguré. Ella acarició mis mejillas.

—Odiando a tu padre no ganas nada, Tom… Como dijo tu madre él está enfermo. Necesita ayuda, solo eso.

—Solo eso —susurré y acaricié su rostro —Ojala fuera tan fácil amor. Pero no sé si viste el rostro de él cuado vio a mamá. Se transformó completamente… él parecía un lunático. Miró a mi madre como si fuera una obsesión para él.

—Por eso mismo mi amor… él necesita ayuda —dijo.

La acerqué a mí y la abracé. Escondí mi rostro en su cuello y respiré su aroma.

—Tú también eres una obsesión para mí, ______ —le susurré. Ella se alejó para mirarme a los ojos —Pero jamás… escucha esto, jamás te haría daño.

Ella sonrió levemente y se acercó a mí para besar mis labios.

—Lo se mi amor. Y tú también eres mi obsesión —susurró sobre mi boca. Me volví a acercar para poder besarla completamente.

—Te amo —le dije sin dejar de besarla.

—Te amo más —musitó. Se alejó despacio —Voy a llamar a mis padres para decirles que mejor dejamos el almuerzo para otro día.

Se quiso poner de pie pero la detuve. Me miró extrañada.

—¿Y quien te dijo que lo íbamos a dejar para otro día? —le pregunté.

—Tom, no creo que sea un buen momento —me dijo. Sonreí y negué con la cabeza.

—Claro que si es un buen momento, mi amor. Tus padres y nosotros vamos a ir a almorzar juntos. Algo me dice que al final vamos a sacar algo muy bueno de este día. Eso te lo puedo asegurar.

CAPITULO # 53:

Ella dejó de caminar y entonces me giré a verla. A leguas se notaba que estaba realmente nerviosa por todo este motivo.

—¿Qué pasa mi amor? —le pregunté.

—Creo… creo que no es buena idea, Tom. Mejor llamo a mi madre y le digo que no venga. O quizás llame a papá y le diga a él que no venga —dijo y tomó su celular.

—Oye, oye —la detuve y le quité el pequeño aparatito —Todo va a estar bien. Ellos dos son personas grandes, van a comportarse.

Ella asintió y besé su frente. Volvimos a caminar y entramos al lujoso hotel para dirigirnos a la parte cómoda del restaurante. Un hombre calvo y de baja estatura se acercó a nosotros.

—Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarlos? —nos preguntó.

—Buenas tardes —lo saludó ______ —Tenemos una reservación a nombre de ______ Levine.

El hombre miró la agenda que tenía en su mano y asintió.

—Si señorita, la mesa ya esta lista. Por aquí.

Comenzó a caminar y lo seguimos. Nos dio el paso para sentarnos en una adornada mesa con cuatro platos. Como todo un caballero le corrí la silla a mi novia y ella se sentó. El mozo se alejó inclinando levemente la cabeza. Vi como ______ miraba a su alrededor…

—Amor, tranquila —le dije. Me miró a los ojos.

—Cuando mis padres lleguen se va a desatar la tercera guerra mundial —aseguró.

—Quien sabe —dije y acaricie su mejilla —Quizás sea hora de la paz mundial.

—¡No saben lo contenta que me puse cuando supe que íbamos a almorzar los tres juntos! —escuchamos su aguda voz. Ambos nos giramos a verla. Me puse de pie y ella se acercó a abrazarme —Eres un desconsiderado. No fuiste a visitarme como lo prometiste.

—Lo siento —le dije y me alejé de ella —Pero las cosas no estaban bien en esos tiempos.

Ella miró a ______ y luego volvió a mirarme.

—¿Acaso ella te prohibió que me vieras? —me preguntó.

—No, no —dije divertido. ______ se puso de pie.

—¿Puedes hacerme el favor de saludar a tu hija como corresponde? —le dijo. Lola sonrió y se acercó a ella para abrazarla y besar su rostro.

—Eres tan celosa —aseguró alejándose de ella.

—No son celos —cuestionó ella —Solo me molesta que siempre estés a favor de los demás. De cualquier extraño, menos de mí.

—Eso no es verdad —le dijo su madre mientras se sacaba el abrigo y todos tomábamos asiento. Lola miró bien la mesa y frunció el ceño —¿Por qué hay cuatro platos? Somos solo tres personas.

—Mmm, lo que pasa es que…

—Se confundieron —interrumpí a ______, que soltó un leve suspiro.

—Voy a pedir que lo quiten —dijo lola se puso de pie.

—¡No! —dijo ______ elevando un poco más la voz. lola la miró extrañada —No, no digas nada. La mesa se ve bien así… con cuatro platos.

Lola volvió a sentarse y pícaramente miró nuestra cercanía.

—¿Hay algo que deban decirme? —nos preguntó. Miré a ______ y sonreí.

—Lola, luego de hacerme sufrir como un idiota y casi enloquecerme por completo tu hija ha aceptado que me ama —le conté. Su boca se abrió del asombro y miró a ______ con los ojos bien abiertos.

—En realidad no fue tan así —dijo ______ mirándome con reproche —Lo que esta queriendo decirte es que…

—Eres mi suegra —le dije y la miré.

—¡Aaay, no saben lo feliz que me ponen! —dijo contenta —Eso quiere decir que son novios, ¿verdad?

—Si —dijo ______ por lo bajo.

—¡Esto hay que festejarlo a lo grande! Llamen al mozo y pidan una champaña que yo voy al baño un segundo —se puso de pie y vimos como desaparecía por una puerta.

______ volvió su vista a mí y noté su inconfundible enojo.

—¿Qué sucede? —le pregunté.

—¿No te parece que se lo has dicho muy rápido y de una manera muy poco apropiada? —dijo.

Sonreí y me acerqué más a ella para besar cortamente sus labios.

—Todo esta perfecto, amor. Ella lo tomó como yo lo esperé. Pero quédate tranquila, que con tu padre seré de otra manera…

—Hija —ambos lo escuchamos y nos giramos a verlo. Nos pusimos de pie y él se acercó a ______ para abrazarla.

—Hola papá —le dijo cuando se alejó de él y miró hacia la puerta del baño.

Aun lola no salía. Greg me miró y sonrió.

—Es un gusto volver a verte, Tom —me dijo y tendió su mano hacia mí. La tomé.

—Lo mismo digo, señor Levine —tomamos asiento.

—No sabía que ibas a la misma Universidad que mi hija —miró a ______.

—Yo tampoco lo sabía hasta aquella noche en la fiesta —mentí. ______ rió por lo bajo.

—Me alegro que se hayan llevado bien —dijo él.

Asentí y miré a ______. Ella observaba intranquila la puerta del baño. Tomé su mano por debajo de la mesa. Su vista volvió a mí.

‘Todo va a estar bien’ ella leyó mis labios. Sonrió y miró a su padre.

—Señor Levine, básicamente organizamos este almuerzo porque queríamos contarle que su hija y yo… estamos juntos —le dije tratando de sonar lo más tranquilo posible. Nunca pensé que llegaría el día en que tendría que presentarme como el novio de alguna chica.

La mirada de Greg se dirigió a ______ y luego volvió a mí.

—¿Eso quiere decir que tú y mi hija tienen una relación amorosa? —preguntó. Asentí nervioso. Me parece que la idea no le esta cayendo para nada bien —Eso es muy bueno —aseguró mientras una sonrisa se formaba en su rostro. Sentí como todo el aire que tenía en mis pulmones salía lentamente.

—¿Te agrada la idea? —le preguntó ______ sorprendida.

—Claro que si, hija —aseguró él y palmeó mi hombro —Este muchacho me cayó bien desde la primera vez que lo vi. Además de que eso significa que al fin te has desecho del idiota de Bill.

—¡Papá! —lo retó ______.

—¿No le caía bien Longoria? —le pregunté.

—Para nada… demasiado posesivo para mi princesa. Un celular comenzó a sonar. Greg lo tomó y miró la pantalla. Se puso de pie —Un minuto por favor.

Se alejó de la mesa mientras contestaba.

—No puedo creer que le hayas agradado desde el primer momento. Se nota que apenas tuvo contacto contigo —me dijo ______. Reí por lo bajo.

—Yo soy la persona más agradable del mundo, amor. De eso estate completamente segura.

—Perdón por haber tardado tanto —dijo lola sentándose a la mesa —Había cola para el baño, por dios. ______ miró hacia donde Greg se había ido. Volví a tomar su mano por debajo de la mesa. Ella rió por lo bajo y me miró —¿Ya pidieron la champaña? —preguntó. Ambos negamos con la cabeza —Bueno, voy a pedirla.

Se volvió a levantar y se dirigió hacia la barra.

—Listo, solo era una llamada de oficina —Greg se sentó en la silla. Lo miramos —¿Qué vamos a tomar?

—Champaña —dijo ______.

—Perfecto —aseguró él. Su celular volvió a sonar —Lo lamento, hija. Pero juro que será el último.

—Atiende tranquilo —dijo ella.

Greg volvió a levantarse. ______ y yo nos miramos y estallamos en risas. Me acerqué más a ella y junté mi frente con la suya

—Esto es tan cómico —le dije.

—Lo se —asintió ella.

—Nunca pensé que almorzar con mis suegros sería tan divertido —rocé sus labios con los míos y ella dejó de reír.

—Esto no está bien, deberíamos decirles —susurró y me besó.

—Ya se van a encontrar —aseguré y la besé un poco más.

—¿Qué haces tú aquí?

—¿Qué haces tú aquí?

Nos alejamos y los miramos uno frente al otro con la mesa de por medio. Y el momento del encuentro ya llegó. Que dios nos ayude.

CAPITULO # 54:

Ambos echaban chispas por los ojos… y juro por dios que podía ver con perfecta claridad como cada uno comenzaba a preparar sus armas para en cualquier momento lanzar el primer tiro. Ambos miraron a ______. Ella se tensó.

—Yo… —intentó hablar ella.

—¿Qué hace él aquí? —le preguntó lola.

—No no no, la pregunta es ¿Qué hace ella aquí? —le habló Greg.

—Mi hija me invitó a almorzar —le respondió Gina con un notorio tono de orgullo.

—Pues te cuento que a mí también —le aseguró él.

—Ella me llamó primero a mí —le dijo. Greg soltó una leve carcajada.

—Que infantil eres, por dios. ¿Cuándo será el día en que dejes de comportarte como una niña?

—El día en que tú dejes de ser un idiota…

—Loca, siempre estuviste loca. No sé como diablos tuve cabeza para casarme contigo.

—Simplemente porque fui la única estúpida que te dio la hora en tu vida.

—No pienso almorzar con esta mujer —sentenció Greg.

—Y tampoco con este tipejo —dijo lola.

—Bien que todavía usas mi apellido…

—Solo lo hago para saber lo ridícula que me veo con él…

—Eso no es cierto, mentirosa.

—Si que es cierto, embustero, mal marido, mal padre, mal…

—¡Ya basta! —______ elevó su voz, haciendo que todos en el restaurante se giraran a verla. Greg y lola la miraron bien —¡Los dos se sientan y almuerzan conmigo y con Tom como personas civilizadas!

Sin decir nada se sentaron en sus respectivas sillas. Nadie dijo nada…

El mozo llegó con el champaña, sirvió un poco para cada uno. Y se fue.

—Y ahora cada uno va a agarrar la carta y va a pedir lo que le gusta —dijo mi novia.

Como dos robots tomaron la carta y comenzaron a leer. Miré a ______ y ella sonrió con orgullo de si misma.

—Te amo —le dije sin voz. Su mirada tierna me cautivó aun más.

—Yo también —leí sus labios —Bueno —le habló a sus padres. lola y Greg la miraron —Los reuní aquí con el fin de tener un almuerzo con mis padres y presentarles oficialmente a Tom como mi pareja.

—Y me alegro mucho de ello —dijo mi suegra sin dejar de sonreír.

Su sonrisa se esfumó cuando miró a Greg. ¿Por qué se odian tanto por dios? Háganme acordar que debo preguntarle eso a _____ luego.

—Yo también estoy contento por ustedes —dijo Greg y sacó su mirada de lola —En especial porque estoy haciendo negocios con tu padre, Tom.

Me tensé al escuchar aquello. Miré a ______ y ella negó levemente con la cabeza.

—Que bueno —dije por lo bajo.

—¿Y… hace cuanto tiempo que están saliendo? —preguntó lola mientras tomaba un sorbo de champaña. Greg también comenzó a tomar.

—Ayer formalizamos. Pero venimos dando vueltas hace bastante —le dije.

—Siempre supe que ustedes tendrían algo —dijo lola contenta —Desde el día en que llegaron juntos a mi oficina.

—¿Recuerdas ese día? —le pregunté divertido a ______.

—Como si pudiera olvidarlo —dijo ella.

Todos reímos. Y sentí como aquella tensión de hace unos momentos comenzaba a disminuir. Greg miró a lola y esta le sostuvo la mirada.

—¿Y… como marcha todo en la oficina? —le preguntó.

Ella se sorprendió un poco de que le preguntara aquello. Pudimos notarlo cuando sus cejas se elevaron un poco.

—Bien… todo marcha sobre ruedas. Esta semana han venido dos nuevas marcas —le respondió ella.

______ me miró y sonrió contenta. Aquello era un muy buen paso. Solo necesitaban algunos empujones más. Y la comunicación tal vez podría retomarse.

—El trabajo de la señora Levine es excelente —le comenté a Greg. Él me miró y sonrió por lo bajo.

—Lo se, siempre fue muy profesional en su trabajo —me comentó.

______ se acercó a lola y ambas comenzaron a revisar la carta del menú. Llené mi vaso de espumosa champaña y le serví otro poco a Greg.

—______… creo, que es muy parecida a su madre —le dije.

—Oh no, para nada —aseguró él —Son como el agua y el aceite. lola es una mujer demasiado quisquillosa y siempre encuentra algo para echarte en cara…

—Créame que su hija también es muy buena para echar cosas en cara —dije divertido. Él rió.

—Si, pero ______ tiene un carácter que lola no puede controlar. Y debo decir que yo tampoco. Ellas son diferentes por eso chocan tanto a veces, pero a la vez pueden estar unidas como mejores amigas —dijo sin dejar de mirarlas.

—¿La extraña? —le pregunté. Él me miró. Una sonrisa llena de recuerdos se curvó en su rostro.

—Un poco —susurró.

—¿Y por qué no lo intenta? —dije. Él me miró más fijo aun. Quizás ya me estoy tomando demasiadas atribuciones.

—Imposible —dijo divertido y tomó más de su vaso.

—Quien le dice señor Levine, todo puede pasar —le aseguré.

El palmeó mi hombro y ambos reímos. Ellas fijaron sus miradas en nosotros y sentí un escalofrío que recorrió mi espalda.

—¿Podemos pedir ya? —preguntó ______.

—Claro que si —dije y me alejé de Greg para acercarme un poco más a ella. ______ también se acercó más hacia mi lado.

—¿Qué estas haciendo? —me preguntó por lo bajo.

—Solo hablo con tu padre, no estoy haciendo nada malo —le dije.

Ella respiró profundamente y luego sonrió.

—Esto no es tan malo como pensé —dijo. Con discreción, aprovechando que Greg leía la carta y que lola estaba llamando al mozo, me acerqué a ella y le robé un pequeño beso.

—Yo te lo dije. Todo iba a salir bien.

El mozo se acercó y los cuatro ordenamos algo distinto. Luego de unos cuantos minutos en los que mantuvimos una fluida conversación nuestro almuerzo llegó y comenzamos a comer.

El champaña se acabó y lola encargó otra. ______ me miró algo confundida. Hice un gesto de ‘no saber’ con los hombros. Ellos comenzaron a tomar mientras hablaban como si fueran los mejores amigos del mundo. La botella se terminó y _____ y yo solo habíamos tomado una. Calculen un poco, eso no estaba bien. Greg pidió otra botella.

—Y luego, cuando tenía 5 años obligó a su padre a tirarse en el suelo y llorar como un niño para darle de vuelta su billetera —contó lola sin dejar de reír. Ella y Greg estaban bastante alegres.

—Siempre fue mi pequeño demonio —aseguró él calmando su risa.

______ los miró confundida. Ellos se estaban comportando de una manera muy extraña según ella. Pero creo que es muy normal… ellos aun se aman.

—¿Pueden dejar de tomar? Me parece que ya se pasaron de copas —les dijo ella. Ambos la miraron y volvieron a reír.

—Oh, mi cielo ¿no te parece que papi y mami están un poco grandes como para que les digas si deben tomar o no? —le preguntó lola.

—Bueno, bueno —dijo ______ restándole importancia —¿Quieren postre? —les preguntó.

Ellos dos se miraron fijo por unos cuantos segundos.

—Frutillas con crema —dijeron al unísono y volvieron a reír.

Apreté mis labios para no reír también. Esto ya se estaba poniendo realmente muy divertido. ______ me miró y ella si rió. Le hice un gesto con la cabeza que apuntaba hacia la puerta. Ella asintió levemente y tomó su cartera.

—Mmmm… ¿saben que? Tom y yo debemos irnos —dijo mientras se ponía de pie.

—Esta bien, vayan —dijo Greg sin dejar de mirar a lola.

—Luego me llamas, hija —le dijo lola sin dejar de mirar a Greg.

—Adiós —les dijimos a ambos y salimos de allí.

—¿Qué fue todo eso? —preguntó ella.

—No lo se —dije divertido.

—Por dios, es una locura. Se estaban mirando con cara de idiotas —aseguró. Reí divertido.

—Te dije que iba a ser un buen cupido…

—No, no creo que ellos… —dejó de hablar y me miró —¡Que horror!

CAPITULO # 55: (Fin del Maratom)

Llegamos a mi departamento y ella se acercó a la heladera. La abrió y sacó el agua mineral. La miré algo extrañado.

—¿Qué sucede, cariño? —le preguntó. Ella me miró.

—Me siento extraña —dijo. Algo preocupado me acerqué a ella —Lo que pasa es que… casi toda mi vida he visto a mis padres enfrentados. Y ahora fue muy extraño verlos de esa manera.

—¿Por qué… se separaron? —le pregunté. Ella soltó un suspiro. Me miró y levantó su mano para acomodar un poco mi cabello.

—Sinceramente creo que nunca supe la verdadera razón de todo. Pero por lo que yo veía en esos tiempos, todo fue culpa de la rutina. Mi padre llegaba siempre a altas horas de la noche de la oficina. Mi madre se la pasaba de viaje en viaje buscando nuevas modelos y esa clase de cosas. Un día empezaron a discutir mi madre le echó en cara la falta de atención hacia ella y hacia mí. Mi padre simplemente le dijo que no la amaba más y todo se fue al tacho.

—¿Tú estabas presente en esa discusión? —le dije. Ella asintió.

—Pero escondida debajo de la mesa… como toda niña entrometida.

—¿Y ahora te sientes mal por que están juntos? —pregunté. Ella sonrió.

—No creo que estén juntos. Lo más probable es que se estén matando… quizás ya cada uno se haya ido por su lado. Pero ya no pensemos en eso. Tengo sueño —me dijo.

Me acerqué más a ella y la alcé en brazos. Ella soltó una leve risa.

—Vamos a dormir nuestra primera siesta romántica —le dije.

—Y no va a implicar nada de eso que estas pensando —me aseguró.

—Oye, no todo en mí es querer hacerte el amor —dije y la miré —Bueno en realidad si. Pero aunque no lo creas yo también quiero dormir.

Ella sonrió y mordió su labio inferior.

—Bueno, entonces vamos a dormir juntitos, muy juntitos —susurró y rozó mis labios.

—Así me haces casi imposible querer solo dormir —le aseguré.

Soltó una divertida carcajada y entre al cuarto sin bajarla al suelo. La apoyé en la cama y me acerqué a la ventana para bajar las persianas y que la luz de la tarde no nos molestara. Giré para mirarla y ella se estaba quitando el pantalón.

—¿Qué haces? —le pregunté. Me miró y alzó ambas cejas.

—Me estoy sacando la ropa para dormir. No pienso dormir con esta ropa incomoda. Solo voy a quedarme con la remera. Además ¿Qué tiene de malo?

—No, nada. Pero eres una tentación.

—Por dios, Tom —dijo divertida.

—Entonces, ¿yo también puedo dormir en boxer?

Ella me miró a los ojos y una sonrisa picara se curvó en sus labios.

—Si puedes.

Ella terminó de acomodarse y se acostó en la cama. Me quité la molesta ropa y me acosté a su lado. La abracé contra mi cuerpo y besé su frente.

—¿A que hora nos despertaremos? —le pregunté.

—A la hora que sea —dijo y se abrazó más a mí. Besó mi pecho y luego levantó la mirada para encontrarse con la mía —Pero eso si, cuando nos despertemos yo iré a mi casa para ordenar un poco mis cosas y cambiarme de ropa.

—¿Me dejaras?

—Solo por unas horas —me aseguró.

—Pero ¿A quien voy a abrazar esta noche? —le pregunté.

—A nadie —susurró —Pero vas a estar pensando en mí… y quizás te llame por teléfono para hablarte antes de dormir.

—O quizás yo aparezca por tu casa y no haga falta dormir solo.

Sonrió y se acercó a mi boca para besarme. La acerqué un poco más a mí y aquella tonta necesidad de no soltarla nunca me atrapó.

—¿Sabes que nunca pensé que terminaríamos así? —me dijo alejándose apenas de mí.

—¿No? —le dije y acomodé un poco su cabello —Pues yo si.

—No te creo.

—De verdad —la besé cortamente —Siempre supe que te morirías por mí en algún momento.

Ella rió y se volvió a apoyar contra mí. Colocó sus finas piernas entre las mías. Sus manos fueron hasta mi espalda y me acarició tiernamente.

—Te amo —me dijo. Sonreí y cerré mis ojos.

—No más que yo a ti.

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Llegué un poco agitado a la Universidad ya que se me había hecho realmente tarde. El lunes llegó, ¿pueden creerlo? Lo que quedaba del fin de semana se me pasó volando junto a ______. El domingo decidimos ir de pinic con Rose. ¿Leen eso? ¡Pinic! Nunca en mi vida pensé que iría de pinic tras los pasos de una mujer que me trae completamente loco.

Por lo que vi ______ ya había llegado, porque que su auto estaba en el estacionamiento. Ayer por la noche fuimos brutalmente separados por nuestros amigos. Ella se fue a su casa con Mirna y Ana, mientras que yo me quede, literalmente llorando, con Georg y Gustav.

—No puedes estar tan pollerudo, Kaulitz. Has estado con ______ las 24 horas del día —me había dicho Gustav.

—Pero yo la extraño —me quejé.

—Definitivamente este no es el Tom que nosotros conocíamos —aseguró Georg.

Reí y salí de mis pensamientos. Entré al salón y para mi desgracia el profesor ya estaba allí. Me miró bien y solo me limité a disculparme. Miré hacia la gente y la busqué con la mirada. Y allí estaba ella sentada casi al final de la segunda fila. Y ¿adivinen qué? El único lugar libre que queda es a su lado. Con cuidado me acerqué y sin decir nada me senté.

Ella me miró y yo la miré a ella. Sonrió y despacio se acercó a besar mi mejilla. Cuando se alejó la miré con reproche.

—Eso no es lo que yo quería —le dije. Ella rió por lo bajo y miró al frente.

—Estamos en clase, Kaulitz—me dijo.

—Oh, ¿ahora soy Kaulitz, verdad? —dije con cierta indignación.

—Claro que eres Kaulitz, tonto —susurró.

—Pues no me parece correcto.

—¿Qué cosa? —me preguntó mientras me miraba de nuevo.

—Que te hagas la tonta, la que nada somos aquí.

—Pero si yo no me estoy haciendo la tonta. Solo que no quiero que por tu culpa me castiguen.

—Nadie va a castigarte.

—Kaulitz, ¿quiere decirnos la respuesta? —me preguntó el profesor de filosofía.

Me giré a verlo. Y toda la clase me miraba, esperando a que dijera algo.

—No la se —le dije.

—Perfecto. Entonces ¿puede hacerme el favor de dejar de hablar con su compañera? —miró a ______ y ella asintió.

—Si —dije. El profesor volvió a hablar y a escribir —Quiero mi beso.

—No Tom, ahora no —musitó ella.

—Ahora ______ Levine.

Me miró fijo, tratando de intimidarme. Sonreí y me acerqué un poco más a ella.

—Cuando digo que no, es no —susurró.

—Pero cuando yo digo que si, es si —le aseguré.

—Perfecto, me cansaron —lo escuchamos hablar. Ambos nos giramos a verlo – Los dos se van de mi clase.

—Pero... —dijo ella.

—Pero nada Levine. Junten sus cositas y salgan a cuchichear afuera —sentenció él.

______ se puso de pie y juntó sus cosas. Yo copie su acción. Ambos salimos del salón. Y cuando la puerta se cerró detrás de nosotros ella se giró a verme.

—¡Eres un tonto! —me dijo enojada.

—Oye, oye, oye —la calmé y la tomé del brazo para acercarla a mí —Fue tu culpa, tú no quisiste darme mi beso.

—¿Es que acaso no podías esperar? —preguntó algo nerviosa —Por tu culpa me voy a perder una clase más así no sé si llegaré a recibirme alguna vez.

La acerqué más a mí, abrazándola por la cintura. Ella colocó sus manos sobre mi pecho para poner una distancia entre nosotros.

—Solo necesito mi beso ¿si? —le dije. Ella me miró fijo y dejó de hacer presión con sus manos sobre mí. Entonces la distancia comenzó a desvanecerse. Me acerqué más a ella y al fin obtuve lo que tanto quería. Su boca comenzó a responderle dulce a la mía y eso me hizo saber que realmente me estoy volviendo un pollerudo.

—¿Qué significa esto? —preguntó. Ella se alejó de mí y lo miramos.
—Bill—dijo algo nerviosa. Uuuh, esto se me va a poner muy bueno.

HI! jajaja me gusto estos caps sobre todo cuando salen los papas ... esa lola y Greg me dan risa xD ... Bueno chicas ya mero termina esta historia asi que muy pronto voy a publicar los nombres de las posibles historias para que ustedes escogan cual quieren :) y quede en lugar de esta ... Bueno Que esten bien y hasta la proxima ;) las quieroooooooooo!!! <3