—Soy
_______ —dijo ella.
—Eres
nueva —habló Susan asintiendo.
—No
Susan —le hablé al reaccionar sobre aquello. Pero fue demasiado tarde. Ella
giró y se dirigió a todos en el lugar.
—¡Muchachos,
tenemos una integrante nueva en la taberna! —gritó contenta. Todos comenzaron a
aplaudir y silbar —¡Hay que darle la bienvenida!
—¡No,
no, no claro que no! —dije poniéndome de pie.
—Ven
_______ —dijo Susan y le tendió la mano para que ella la tomara. Con un poco de
duda _______ la tomó y caminó detrás de ella hasta la barra. Georg, Gustav y yo
fuimos detrás de ellas, con todo el mundo detrás de nosotros también.
—Susan, por favor no lo hagas —le rogué.
—¿Por
qué? Solo quiero darle la bienvenida al lugar —me dijo ella. Mientras iba
llenando un gran vaso con cerveza. Miré a _______.
—Vamos
cariño, no tienes que hacer esto —le dije. _______ me miró bien, y luego miró a
Susan que estaba frente a ella.
—Tom,
no seas aguafiestas —me regañó Susan. Susan colocó el gran vaso frente a
_______. Ella lo miró bien —Tienes que hacer fondo de este vaso, y luego te
giraremos sobre la silla, para que estés más feliz.
—No
lo hagas, _______. Así no eres tú —dije casi desesperado.
_______ miró a Susan y volvió a mirarme a mí.
_______ miró a Susan y volvió a mirarme a mí.
—¿Acaso
crees que no puedo hacerlo Kaulitz? —me preguntó.
—No,
no es eso. Sino que puede hacerte mal…
—_______,
mejor escucha a Tom. Tiene razón —le dijo Georg.
—No hace falta que lo hagas _______ —dijo Gustav. Ella nos miró a los tres consecutivamente, y miró de nuevo a Susan.
¡Maldita seas, Susan! ¡No debiste hacer eso!
—¡Vamos
linda, hazlo! —algún imbécil gritó por ahí. Todos comenzaron a gritar que lo
hiciera, y todos esos incentivos maliciosos.
—¿Vas
a hacerlo _______? —preguntó Susan.
—¡No!
—dije.
—¡Si!
—dijo ella firme. Todos festejaron alegres.
Varios
de ellos se pusieron alrededor de _______ para girarla cuando terminara de
tomar, haciendo que los chicos y yo nos alejáramos un poco.
—¿Por
qué la única vez que tengo razón no me escucha? —les pregunté a mis amigos.
Escuchamos
como todos empezaron a decir: ‘Fondo’ ‘Fondo’ ‘Fondo’. Les hice un gesto a los chicos para que nos
sentáramos en la mesa. Ella no iba a hacerme caso. Pues ni modo, nada podía
hacer. Todos se alejaron de la barra, y pude verla riendo con Susan. La cerveza
ya había hecho efecto en ella.
—Será mejor que la cuides —me dijo Georg.
—Normalmente,
eso me molestaría —dije mirando hacia _______.
—Pero
en este caso te encanta la idea —me habló Gustav —Lo sabemos suripanta, ahora
ve a cuidarla.
Me empujó para que fuera hacia allí. Me acerqué a ellas me senté en la silla de al lado de _______. Ambas se giraron a verme.
—Muy
simpática tu amiga Tom, nunca habías traído chicas aquí —me dijo Susan. _______
me miró con ojos tiernos.
—Aaaaw, soy la primera chica a la que traes —dijo con tono tierno —Me siento como cuando mi primer novio me llevó a conocer a sus padres.
Susanrió
divertida.
—Pero
yo no soy su madre, puedes ser traviesa —le dijo. _______ rió.
—¿Puedo
serlo? —preguntó.
—¡No!
—le dije y miré a Susan —Deja de querer pervertirla…
—Tranquilo
Kaulitz, tranquilo —dijo _______ —¿Me das otra de esas Susan?
—¿Una
cerveza? —preguntó.
—Si
—dijo asintiendo.
—Claro
que si linda, y va por mi cuenta —le dijo. Volvió a servirle un gran vaso de
cerveza y se lo puso en frente.
—¡No
_______, no vas a beber eso! —le dije intentando detenerla.
—No
eres mi padre —me dijo y tomó el vaso —Además de que ya estoy grande como para
decidir que tomar y que no.
—Está
bien, haz lo que quieras —le dije rendido.
—Pues
claro que si —dijo, volvió a tomar la cerveza haciendo un limpio fondo.
¡Dios
santo, esto no va a terminar bien! No se cuantas cervezas más se tomó, pero se
estaba excediendo. Después de terminar de tomar su, sexto vaso creo, se puso de
pie y se tambaleó un poco, pero se equilibró.
—Voy
a poner un poco de música —dijo señalando a la rockola.
—Ve,
ve —dijo Susan sonriendo. Vi como caminaba.
—Deja
de querer embriagarla Susan —le advertí.
—Ya
esta ebria Tom, pero déjala ser libre, que vuele, que explore…
—No,
yo no quiero que explore —dije y vi como _______ chocaba levemente contra Hook.
Esté
se giró a verla.
—Lo
siento grandulón, no te vi —le dijo disculpándose.
—No
es nada bombón, ¿estas sola? —le preguntó él. Me puse de pie.
—¡Hook,
saca tu miserable vista de ella si no quieres terminar peor que la última vez!
—lo amenacé. Esté me miró bien.
—Tranquilo,
tranquilo. No sabía que era tuya —me dijo él. _______ se giró a verme.
—Aaay,
que celoso —dijo con tono pícaro y rió —Ve tranquilo grandulón, Tom esta
sensible últimamente, pero no voy a dejar que te haga daño —le dijo y siguió
caminando hasta llegar a la rockola. Comenzó a buscar música. Hasta que se giró
a vernos —¡No puedo creer que en este lugar tengan esto! —puso play y una
conocida canción, pero no recuerdo su nombre comenzó a sonar —¡Vamos a bailar
muchachas!
Todas
se pusieron de pie y comenzaron a moverse sensualmente al ritmo de aquella
canción. Giré mi cabeza para mirar a Susan.
—¿De
quién es esta canción? —le pregunté.
—No
puedo creer que esa canción siga ahí, pensé que la había quitado —dijo
divertida
y
miró a _______ —Se llama I love rock and roll, y me parece que a _______ le
gusta bailarla.
Volví
mi vista a _______, y ella se movía sensualmente mientras caminaba hacia mí.
¡Diablos, no podía ser tan sexy!Se acercó más a mí y tomó mi mano para ponerme de pie.
¡Diablos, no podía ser tan sexy!Se acercó más a mí y tomó mi mano para ponerme de pie.
—_______,
no. Estás ebria —le dije cuando comenzó a bailar cerca de mí.
—Ya
lo se —me dijo y apoyó su espalda contra mi pecho, para luego bajar despacio y
volver a subir. Giró y me miró a los ojos. —Pero es tu culpa, por traerme aquí.
Ahora lo aguantas.
Vi
como Georg y Gustav reían divertidos ante mi notoria frustración de que ella
estuviera haciendo eso. Provocando que mi sangre se calentara… y que otras
partes de mi también.Luego todas ellas se subieron a la barra, incluida Susan.
No puedo creer que esto esté pasando. Todas bailaban sensualmente sobre aquella
barra, tocándose entre ellas y riendo divertidas. Pero mi mirada no podía salir
de _______. Sentí una mano apoyarse sobre mi hombro.
—Hermano,
hermano. Como te provoca _______ —me dijo Georg.
—Cállate —le dije sin dejar de mirarla.
—Te
trae loco —aseguró Gustav —Mira, te la estas comiendo con la mirada. Yo creo
que si tuvieras súper poderes de la vista, ya le hubieses sacado la ropa.
De
repente un baboso intentó bajar a _______ de la barra para tocarla, entonces
reaccioné y me acerqué a él para sacarlo de un solo golpe de allí. La música
dejó de sonar, tomé a _______ y la subí a mi hombro.
—¡Nos
vamos! —le dije firme. Ella comenzó a patalear.
—¡No,
no quiero! ¡La estaba pasando bien, Tom! —se quejó.
—¡No
me interesa, nos vamos! —sentencié.
—¡Vuelve
pronto _______! —le gritó Susan.
—¡Claro
que si, Su! —contestó _______, mientras la llevaba encima mío como una bolsa de
papas.
—Adiós
muchachos, los veo luego —les dije a mis amigos y salí de allí.
La
subí a la moto y prendí marcha hacia mi departamento. Yo no podía dejarla así
en su casa, y tampoco podía quedarme en su casa.Tal vez cuando despierte,
piense que soy un pervertido que le hizo algo o alguna cosa de esas.No dejó de
decir tonterías en todo el camino. Se reía de cualquier cosa, y hasta logró
hacerme reír a pesar de que yo iba a regañándola. Llegamos a mi casa y la ayudé
a entrar.La senté sobre la mesada y comencé a buscar el café.
—Nunca más, ¿entendiste? Nunca más te llevó a ese lugar —le dije.
—Eres
un aburrido, solo tú quieres diversión —me dijo.
Me
incorporé y la miré. Ella sonrió y yo solo negué con la cabeza.
—Ahora
voy a hacerte un café para que se te vaya la borrachera que te echaste encima,
como si no existiera un mañana.
—¡Ni
lo pienses! —me dijo y se bajó de la mesada. Caminó hasta el sillón, en donde
se acostó pesadamente —No voy a tomar café, odio el café.
—Tienes
que tomarlo, ¿sino como se te va a ir eso?
—No
lo sé, pero no voy a tomarlo —me aseguró —Búscame otra cosa, un vaso de agua o
un calmante para el dolor de cabeza que seguro me va a dar mañana. Pero café no
tomó ni aunque me amenaces con matarme…
—Eres
una niñita caprichosa. Juro por mi vida que jamás voy a volver a sacarte a
ningún lado, para que luego te comportes así y tomes como una borracha y te
pongas a bailar sensualmente sobre una barra y hagas que alguien más que yo te
miré con deseo, porque…
Levanté
mi cabeza para mirarla, y ella estaba profundamente dormida sobre el sillón.
Sonreí y con cuidado me acerqué a ella. Acomodé un poco unos mechones de su cabello.
Sonreí y con cuidado me acerqué a ella. Acomodé un poco unos mechones de su cabello.
—Solo
tú puedes quedarte dormida, conmigo al lado —dije divertido.
Me
acerqué más y la alcé en brazos para llevarla a dormir en la cama. Como todo
caballero que soy no iba a dejarla dormir incómodamente en el sillón, la alcé
firmemente. Ella, media dormida, colocó sus brazos alrededor de mis hombros y
escondió su rostro en mi garganta. Sentí como respiraba profundamente. Detuve mi
paso, ante el escalofrió que recorrió mi espalda.
—Como
me gusta tu perfume —susurró —Es tan masculino, y te hace tan irresistible. No
te lo había dicho antes pero… tu tatuaje es tan sexy, que hasta ganas de
lamerlo tengo.
—¿A
si? —dije.
—Aja
—dijo ella. Tragué sonoramente.
Levantó
su cabeza y me miró fijo a los ojos. Sonrió divertida, y luego hizo algo que yo
no esperé que hiciera. Sus labios se apoyaron despacio sobre los míos, se
abrieron con cuidado tomándolos. Mis ojos estaban bien abiertos, mirándola a
ella. Sus ojos estaban cerrados. Sin dejar de mirarla comencé a responder a su
boca. Sus manos subieron por mi cuello a mí nuca y me acercaron más a ella, sus
dedos acariciaron suaves mis cabellos. Entonces, sin intensión alguna, mis ojos
se cerraron ante aquella excitante sensación, mientras la tomaba con más
firmeza entre mis brazos. Su boca se movía sensual sobre la mía, excitándome. Y
cuando su lengua acarició con ansia la mía, creí que iba a volverme
completamente loco. Se alejó despacio, y abrí mis ojos para mirarla. Sus ojos
aun estaban cerrados, hasta que los abrió y sonrió.Se acercó de nuevo a mí y
acarició mi nariz con la suya, para luego volver a apoyar su cabeza contra mi
hombro.
—¿Y
eso por qué fue? —le pregunté agitado.
—Por ser horriblemente irresistible —contestó.
Escuché
una pequeña risa de su parte, y entonces caminé hasta mi habitación. Con
cuidado la acosté en la cama. Le quité los zapatos y la tapé con una pequeña
manta. Salí de allí y luego de ir al baño me fui a acostar en el sillón.
Coloqué mis brazos detrás de mi cabeza, mirando fijamente al techo. El dulce
sabor de su boca aun no se había ido de la mía. La sensación caliente aun ardía
en mis labios. Sacudí mi cabeza, yo no podía estar pensando eso.¿Soy yo quien
la esta conquistando a ella o es ella quien me esta conquistando a mi?No, no,
no. Claro que no. ¿Conquistarme a mí? Eso es imposible.Yo las conquisto, yo las
uso y luego todo se termina. Así fue siempre, y así seguirá siendo. Esa es mi
vida, es mi rutina y no la cambiaria por nada del mundo. Pero debo admitir que
es la mujer con la que más relación social tuve en toda mi vida.Ya, ya basta
Tom. Deja de pensar, todo esta bien. Todo está saliendo acorde tus planes.
Pronto _______ caerá a tus pies, como el resto. Es solo cuestión de tiempo, de
esperar.
No me cuesta nada esperar un poco más de tiempo que a las demás. Y creo que si vale la pena esperar por una noche con _______, que si sabe mover bien las piernas.
No me cuesta nada esperar un poco más de tiempo que a las demás. Y creo que si vale la pena esperar por una noche con _______, que si sabe mover bien las piernas.
Capitulo # 17
Comencé
a despertar al sentir, como unas leves manos me movían. Abrí un ojo y la miré.
Ella me sonrió levemente.
—Buenos días, nana —le dije con voz ronca.
—¿Se
puede saber que haces durmiendo en el sillón? —me preguntó. Me senté y miré a
mí alrededor.
—Mi
cuarto está ocupado —contesté, y me puse de pie para ir al baño. Entré, me lavé
la cara y los dientes. Salí y me acerqué a la mesada para sentarme frente a
Rose —¿Qué hora es?
—Las
doce en punto, Tom —me contestó y comenzó a sacar hoyas y comida para cocinar.
—¿Tom? —escuché su adormilada voz.
Mi
nana y yo nos giramos para mirar hacia el pasillo, del cual provenía su voz. Su
rostro era una mezcla de sueño, confusión y dolor de cabeza. Ella me miró y
luego miró a mi nana. Me puse de pie y me acerqué a ella.
—Vamos
al cuarto, cariño —le dije y volvimos de donde salió.
Me
giré a verla, después de cerrar la puerta.
—¿Dónde
estoy? —me preguntó mientras se sentaba despacio en la cama.
—En
mi departamento —le contesté. Sus ojos se abrieron bien y se puso rápidamente
de pie.
—¿Qué
hiciste conmigo? —dijo nerviosa —¡Oh, dios! No me digas que tú y yo…
—No
cariño —la interrumpí divertido —Tú y yo no hicimos nada de lo que estas
pensando. Te hubiera encantado, ¿verdad?
—No,
claro que no —dijo rápidamente —Además como iba a encantarme, si no recuerdo
nada de lo que pasó.
—¿Nada?
—pregunté. Ella clavó sus ojos en los míos.
—Bueno,
recuerdo un poco —dijo y me miró con desconfianza —¿Qué estas insinuando?
—No,
nada.
—Kaulitz…
—dijo mi nombre con tono de advertencia.
—¿De
verdad quieres saberlo? —le dije. Ella asintió —Bueno, pues para empezar
tomaste mucho por lo que adjudico todos tus actos al alcohol. Ni los chicos ni
yo te juzgamos de verdad.
—Oh,
dios santo —dijo mientras se sentaba en la cama para escucharme con atención.
—Pusiste
música en el bar, comenzaste a bailar muuuuy sexy, me gusta verte bailar por
cierto. Coqueteaste con Hook…
—¿Hook?
—preguntó.
—Un
grandulon, así le dijiste, que va allí siempre —le dije —Me sedujiste.
—¿Qué
hice que?
—Me
sedujiste, me bailaste sensualmente… cerca, tocándome, provocándome.
—Yo…
—Luego
te subiste a la barra, haciendo que todas las mujeres del lugar se subieran y
bailaran sensualmente junto a ti. Pero debo decir, que aun así eras la más
sexy. Luego un baboso quiso tocarte, lo puse en su lugar. Te rescaté de la
perdición, salimos de allí, nos fuimos a las vegas, nos casamos y ahora eres mi
esposa. Me debes la noche de bodas cariño…
Ahora
su rostro era una mezcla de vergüenza, preocupación y asombro. Hasta que clavó
sus ojos en mí, los entrecerró y me miró con recelo.
—Eso
último es mentira, ¿cierto? —me dijo muy segura de ello. Sonreí divertido.
—Pensé
que así el saber que me besaste anoche aligeraría la noticia —le dije.
Sus
ojos se abrieron como platos.
—Eso
es mentira —aseguró.
—No,
no es mentira. Lo hiciste, y bueno yo no pude negarme…
—Eres
un aprovechado, estoy segura de que tú me besaste a mi, y ahora me estas
diciendo que yo te besé a ti…
—¿Para
que voy a mentirte? —pregunté —Si yo te hubiese besado te lo digo: Morena, anoche
te besé. Pero no lo hice…
—Mmm,
bueno si fue así entonces te pido perdón. Esa no era yo —dijo totalmente
avergonzada.
—No,
no me pidas perdón cariño. Por mí, puedes hacerlo las veces que tengas ganas.
Ella
bajó su mirada nerviosa, intentando evitar mi mirada.
—¿Quién
es la señora que esta en la cocina? —me preguntó.
Arqueé una de mis cejas ante su repentino cambio de tema. Ella ya no quería seguir hablando de eso. Sonreí levemente.
Arqueé una de mis cejas ante su repentino cambio de tema. Ella ya no quería seguir hablando de eso. Sonreí levemente.
—Rose,
mi nana. Viene, los fines de semana, para cocinarme y dejarme la comida
preparada. Soy un desastre cocinando.
—¿Así
que tienes una nana? Que tierno de ti Kaulitz —me dijo.
—Lo
ves, no todo es pecado en mí, cariño.
Rió
por lo bajo y salimos de la habitación, para ir a la cocina. Rose nos miró y
sonrió levemente.
—Nana,
ella es ______ —se la presenté.
—Es
un gusto señora —le habló la morena amable.
—El
gusto es mío, niña —dijo mi nana.
—¿Puedo
pasar al baño? —me preguntó ______.
—Si,
si —le dije —Aquella puerta de allí.
—Ya
vuelvo —se disculpó y fue hasta el baño. Me senté frente a Rose, y ella me miró
bien.
—¿Qué
pasa? —le pregunté.
—Nunca
habías traído a una chica aquí —dijo con tono pícaro.
—Va
a la Universidad conmigo. Ayer tuvimos un pequeño percance y no podía dejarla
sola en su casa.
—Es
muy linda, me agrada —dijo y volvió a cocinar.
—Que
extraño, nunca te agradan… por eso no las traigo.
—No
parece ser una tonta con pelo teñido —dijo exasperada. Yo reí —Ella tiene un
aura especial.
______
llegó a la cocina y nos miró.
—¿Quieres
comer algo, niña? —le preguntó a ______.
—No
señora, gracias… —dijo y al instante su panza gruñó. La miré divertido.
—Tonterías,
estás muriéndote de hambre —le dije, y miré a Rose —Nana, dale la lasaña de
espinaca. Ella solo le hace el feo a lo que yo consumo.
Rose
la miró.
—¿Eres
vegetariana? —le preguntó algo sorprendida.
—Trato
de serlo. Desde hace ya dos años que no como carne —dijo orgullosa de si misma.
Rose
sonrió y sacó la lasaña del refrigerador.
—Es
lo único que puedo hacer que Tom coma, sino no hay caso. No consume casi nada,
no proveniente de un pobre animal —le contó mi nana.
—Si
—dijo ______ mientras se sentaba a mi lado —Es un carnívoro sin control.
—Lo
se, lo se. Ya le he dicho que un día todos los pobres animales que le han dado
de comer, van a venir en busca de venganza…
—Y
se la merecerá Rose, todo se paga en esta vida.
—Además
de que algún día le agarrara un paro cardiaco de tener las venas todas tapadas
de carne y comida chatarra —agregó —Y a pesar de que come como una bestia, está
perfectamente bien corporalmente.
—Si
lo se, yo tampoco entiendo porque —dijo la morena —Y es una injusticia de la
vida. Imagínese, yo llego a comer un poco más de lo que como normalmente,
engordo como 5 kilos, y parezco un globo.
—Eso
es terrible, y nosotras las mujeres somos las que más lo sufrimos. Y él come,
come y come, y no engorda.
—Ya
lo volveré menos carnívoro de alguna manera.
—¿Ya
terminaron de Criticarme? —les pregunté. Ambas rieron —Tengo hambre.
—Ya
va a estar pequeño —dijo mi nana.
Se
acercó al horno para sacar la lasaña. ______ me miró y yo también lo hice. Me
sonrió levemente y sentí aquel extraño impulso de besarla. Levantó su mano y
acomodó mi cabello hacia atrás. La sensación de estar así con ella se convirtió
en algo totalmente extraño.Era como si yo significara algo para ella. Quizás un
amigo…
Nunca tuve amigas mujeres, pues considero que no existe la amistad entre el hombre y la mujer. Lo único que hay entre el hombre y la mujer es deseo. Deseo, que arde en mí, cada vez que tengo cerca a ______.Rose puso un plato frente a ______, haciendo que ella mirara al frente. Sonrió al ver en el plato la humeante lasaña.
Nunca tuve amigas mujeres, pues considero que no existe la amistad entre el hombre y la mujer. Lo único que hay entre el hombre y la mujer es deseo. Deseo, que arde en mí, cada vez que tengo cerca a ______.Rose puso un plato frente a ______, haciendo que ella mirara al frente. Sonrió al ver en el plato la humeante lasaña.
—Mmm, esto se ve delicioso —dijo ella.
—No
tanto como tú —le susurré para que Rose no me escuchara.
______
me miró asesinamente, yo solo reí por lo bajo, y Rose puso otra plato frente a
mí.Un jugoso trozo de carne, con el mejor puré del mundo.
Mmm, ¿Cómo sería una jugosa ______ desnuda con crema y una cereza encima? Eso sería interesante. Muy interesante.Rose se sentó a comer con nosotros, un poco de lasaña. Hablaba con ______ como si se conocieran de toda la vida.Yo solo las observaba y comentaba muy de vez en cuando sobre alguna de sus conversaciones, de lo cual me ganaba una venenosa mirada de parte de ambas. Cuando ______ había terminado de comer, yo ya iba por mi segundo plato terminado. Ella me miró algo sorprendida.
Mmm, ¿Cómo sería una jugosa ______ desnuda con crema y una cereza encima? Eso sería interesante. Muy interesante.Rose se sentó a comer con nosotros, un poco de lasaña. Hablaba con ______ como si se conocieran de toda la vida.Yo solo las observaba y comentaba muy de vez en cuando sobre alguna de sus conversaciones, de lo cual me ganaba una venenosa mirada de parte de ambas. Cuando ______ había terminado de comer, yo ya iba por mi segundo plato terminado. Ella me miró algo sorprendida.
—De
verdad eres una bestia comiendo —me dijo.
—Y
tú de verdad pareces un pajarito comiendo —le dije.
______
se puso de pie y juntó sus cosas.
—Bueno,
Rose estuvo delicioso, ya te pediré la receta —le dijo dulce.
—Cuando
quieras, ______ —dijo ella sonriéndole.
—Kaulitz,
ya me voy —me dijo.
—Bueno,
entonces te llevo —dije cuando terminé de tomar agua.
—No,
ya es suficiente. Ya no es necesario, no soy una niña —dijo quejándose.
—Bueno,
esta bien cariño, esta vez acepto tus condiciones —le dije, y ella suspiró
aliviada. La miré divertido —Pero te acompaño hasta abajo.
—Y
si no hay más remedio, ¿Qué puedo hacer? —dijo y Rose rió. Se acercó a ella
—Hasta luego Rose, fue un gusto conocerte. No entiendo porque teniéndote a ti,
el muchachito es así.
—Yo
tampoco cielo —dijo divertida mi nana.
Revoleé
los ojos y busqué las llaves mientras ______ caminaba hacia la puerta.
—Dile
que me agrada —me susurró Rose antes de que yo fuera detrás de ella.
—Se
lo digo —le dije y salí de allí con ______.
Nos
subimos al ascensor y bajamos en planta baja. Caminamos hasta la puerta y ella
se giró a verme.
—Bueno
Kaulitz, gracias por todo. No recuerdo muy bien lo de anoche, pero... voy a
creer en tus palabras.
—Así
tiene que ser —dije. Ella sonrió.
—Gracias
—musitó. La miré fijo y no pude detenerme.
Levanté
mi mano y acomodé un mechón de su cabello detrás de su oreja, para luego bajar
mi mano por su mejilla y acariciarla levemente. Posé mi mirada en sus labios, y
volví a sus ojos.
—No
es nada cariño, se hacer mi trabajo —le dije.
Trató
de no sonreír, pero le fue imposible.
—Eres
un tonto, adiós —dijo y comenzó a caminar.
—¡Oye!
—la llamé. Se giró a verme.
—¿Si?
—preguntó.
—Mi
nana me pidió que te dijera que le agradas. Y eso no es fácil de conseguir, no
le agradan mucho las mujeres. Menos las chicas que tratan de corromperme…
—Yo
no quiero corromperte —dijo rápidamente.
—Exacto
—hablé y sonreí de costado —Mi nana, sabe que soy yo quien trata de
corromperte.
Vi
como sus mejillas tomaban un poco de color, y las ganas de besarla fueron casi
ilógicas en mí. Negó con la cabeza y siguió caminando. ¿Por qué demonios es tan
linda?Sacudí mi cabeza y me metí al edificio, subí a mi casa y entré. Rose
estaba terminando de lavar todo. Me miró y sonrió.
—Es
encantadora —me dijo.
—¿Te
agrada enserio?
—Claro
que si, me recuerda a tu…
Dejó
de hablar y bajó la mirada.
—¿A
quien? —le pregunté.
—A
una vieja amiga que tengo, es así como ella. De carácter fuerte, convicciones
inamovibles y sobre todo una extraña pero dulce forma de llegar a las personas.
—Para
mí es como todas las demás —le mentí descaradamente.
—Si
seguro —dijo con ironía —Te conozco tanto, pequeño.
—¿Qué
quieres decir? —le pregunté.
Ella
sonrió divertida y dejó de lavar, para mirarme a los ojos.
—Tú,
te estas enamorando de ______.
Capitulo # 18 (Fin del maratom)
Me
desperté más temprano de lo que en verdad estoy acostumbrado. Me pegué una
refrescante ducha y comí una quemada tostada antes de salir de mi departamento,
a un agotador lunes en la Universidad.El domingo se me había pasado rápido
hablando con mi nana y recordando cosas de cuando era niño. La hice desistir de
la absurda idea de que yo me estaba enamorando de ______.Ese concepto no está
incluido en el diccionario de mi vida.
—Uno
nunca sabe cuando el amor le llega, pequeño —me dijo Rose —Pero de que llega,
llega. Sin avisar y sin permiso, y hay veces en las que se va de la misma
manera de la que vino…
Sacudí
mi cabeza y me subí a mi moto para prender marcha a las tareas del día. Llegué
y me encontré con Georg y Gustav.
—¿Qué tal Kaulitz? —me preguntó Listing.
—Bien, ¿Tú? —le dije.
—Excelente
—contestó. Lo miré atentamente.
—¿Realizada
la hazaña? —dije al ver su rostro de autosuficiencia.
—Realizada
—contestó. Chocamos nuestras manos. Georg anotaba otra más a su lista de
mujeres. Una lista larga y morbosa. Yo nunca hice una lista, y tampoco pienso
hacerla.
—¿Y tú, Schafer? —le hablé a mi otro amigo.
Él
estaba serio y parecía molesto. Miré a Georg y me hizo un gesto con los
hombros.
—No
sé que le pasa, así está desde que llegué —dijo Georg.
Ambos nos giramos a verlo.
—¿Qué
pasa hermano? —le pregunté algo preocupado, nunca lo había visto tan serio.
Él terminó de fumar su cigarrillo y lo tiró hacia un costado.
Él terminó de fumar su cigarrillo y lo tiró hacia un costado.
—No
pasa nada —contestó secamente. Otra vez con Georg nos miramos extrañados.
Pero
mi atención fue llamada por un auto que acaba de entrar al estacionamiento. Era
nuevo, pues nunca lo habíamos visto antes.
—Un
Audi S4 Cabriolet, ¿de quien es esa belleza? —habló Georg sin dejar de mirar el
auto.
Hasta
que una pequeña figura se bajó de allí.
—______
—dije sonriente.
—Mira
como se le iluminó la cara —habló Gustav. Me giré a verlo.
—¿Estás
vivo? —dije y palmeé su hombro —Pensé que no.
Volví
mi vista a la morena. Ella cerró la puerta de su auto y con una sonrisa de
oreja a oreja se acercó a nosotros.
—Hola
muchachos —nos dijo.
—¿Cómo
estás ______? —le preguntó Gustav. Ella lo miró bien.
—Creo
que mejor que tú —dijo ella.
—Si,
no sabemos que le pasa —dijo Georg.
—No me pasa nada —soltó exasperado —¿Acaso nunca tuvieron un mal día?
—¿Estrenando
auto? —le pregunté y logré al fin obtener una mirada fija de su parte.
Sonrió
mostrándome todos sus dientes.
—Si
—dijo contenta —Al fin me trajeron mi auto. Ya no voy a depender de chóferes
celosos y de chóferes aprovechadores…
—¿Eso
último fue una indirecta para mi? —le dije. Georgrió.
—Más que indirecta, diría directa amigo —me dijo y palmeó mi espalda.
—Exacto
—agregó la morena y nos miró consecutivamente a los tres —¿Han desayunado?
Los
tres negamos con la cabeza algo confundidos.
—Comí
media tostada quemada —le dije.
—Yo
no tuve tiempo —dijo Gustav.
—Y yo ganas —le dijo Georg.
—Son de terror —se acercó a nosotros y sin decir nada nos quitó el cigarrillo a Georg y a mí, y le quitó a Gustav el que estaba por prender.
—¿Qué haces? —le preguntó Schafer.
—No pueden fumar sin desayunar —nos dijo y arrojó los cigarrillos a los lejos.
—Ese
estaba entero —lloriqueó Gustav.
—Lo lamento, pero yo no puedo permitir que consuman sus vidas con estas porquerías —dijo ella algo nerviosa. Georg la miró con ternura.
—Siempre quise tener a alguien que me dijera eso —le dijo y se acercó a abrazarla.
Gustav
se unió a su tonto abrazó. Sentí una pequeña punzada en el estomago, y los miré
asesinamente.
—Ya,
ya, suéltenla —les dije. Ambos se alejaron —No me la atosiguen.
—¡Ja!
—dijo ella divertida —Mira quien habla…
—Eso
mismo, Tom. Mira quien habla —agregó Georg.
—Bueno, no voy a dejar que vuelvan a fumar sin haber desayunado antes, ¿entendieron? Eso les hace más daño del que ya se hacen al fumar —nos dijo. Los tres asentimos como niños pequeños —Ahora caminen que vamos a llegar tarde.
Volvimos
a asentir, y comenzamos a caminar. Escuchamos como un montón de libros caían al
suelo. Los cuatro nos giramos a ver.
—¡Demonios!
—dijo aquella chica y se agachó a recogerlos. ______ la miró y luego nos miró a
nosotros.
—¿Quién
es ella? —preguntó. Georg y yo nos encogimos de hombros.
—Se
llama Ana Roberts, estudiante de Ingenieria. Está un año más adelante que
nosotros porque es una Enstein en potencia. Una ñoña —dijo Schafer.
Georg lo miró confundido. ¿Cómo sabía esas cosas? Es más, yo jamás la había visto.
—Voy
a ayudarla —dijo la morena y se acercó a ella.
La
chica castaña de ojos verdes, levantó su mirada, que estaba detrás de unos
anteojos, para mirar a ______. La morena le sonrió y comenzó a juntar los
libros mientras le hablaba.Con los chicos comenzamos a caminar hacia el salón.
—¿Cómo sabes todo eso de ella? —le pregunté a Gustav.
—Lo sé y punto —dijo Schafer.
Otra
vez su cara se había tornado seria. Entramos al salón y aún la profesora de
derecho no había llegado.______ entró corriendo y se paró en secó al ver que
había llegado a tiempo. La miré y le hice un gesto para que se sentara a mi
lado. Negó con la cabeza, le hice un gesto de ¿Por qué?Con el rostro me señaló
a Cassandra. Giré mi cabeza para mirarla y la rubia me miraba fijo, con los
ojos llenos de rabia. Un escalofrió recorrió mi espalda. Eso si que da
miedo…Volví mi mirada a ______, y ella ya estaba sentada al lado de Georg. Tomé
mi celular y comencé a escribir rápidamente. Envié el mensaje, miré hasta que
mi amigo tomó su celular. Sentí como alguien se sentaba a mi lado, lo miré y
era Gustav.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Estoy
viendo si Georg, lee el mensaje que le mandé —dije sin dejar de mirar al
frente.
Mi celular comenzó a vibrar.
“‘Tranquilo
Henderson, tengo códigos. Sé que es tuya, además de que se nota que estás
loquito por ella…’”
Gruñí y volví a escribir.
“‘No
seas imbécil, y solo no te pases de listo porque ya verás…’”
La profesora entró a la clase. Me acomodé mejor en la silla y volví mi vista Gustav. Él seguía con el semblante serio. Algo lo perturba, y mucho.
—¿Vas a decirme qué te pasa? —le dije por lo bajo. Me miró de costado.
—Hay
alguien que me perturba —contestó. Fruncí el ceño y lo miré mejor.
—¿Acaso
es la chica de anteojitos? —le pregunté y sin darme cuenta elevé más mi voz de
lo que debía. Toda la clase se giró a verme.
—¿Sucede
algo Kaulitz? —me preguntó la profesora.
—No,
nada. Lo siento —me disculpé.
Creo
que yo estaba más asombrado que el resto de la clase, al escucharme a mi mismo
disculpándome por algo que hice.
—¿Estás
enfermo o qué? —dijo por lo bajo Gustav. Sonreí divertido.
—No
me cambies de tema, ¿es la tal Ana?
Suspiró
levemente y volvió a mirar al frente.
—Sí
—dijo sin quitar su vista de la profesora.
—¿Qué
pasó con ella?
—Es
una… una ñoña —dijo nervioso, pero sin levantar la voz —Y tuvo el tupé de
decirme que soy un neandertal con peinado de disco.
Estallé
en risas. Otra vez la clase entera se giró a verme, incluso ______ y Georg. La
profesora frunció el ceño.
—¿Se puede saber qué es tan gracioso? —me preguntó.
—Lo
siento, de verdad lo siento —dije mientras calmaba mi risa —No volverá a pasar…
La
profesora revoleó los ojos y volvió a escribir.
—¿Y
por eso estás así? —le dije mientras restregaba mis ojos a causa de la risa.
—No
solo me dijo eso. Sino también que era un pobre imbesil que buscaba consuelo en
todas las chicas con las que me acostaba, pero que no lograba llenar el vació
de mi vida con ninguna de ellas…
—Uuuh, eso dolió, ¿verdad? —pregunté. Él no dijo nada —¿Pero por qué te dijo todo eso?
—Porque
intenté seducirla ayer en la tarde en la biblioteca de aquí —me dijo.
—¿Estuviste
aquí ayer? —dije asombrado. Jamás pensé que Gustav podría estar un domingo en
la Universidad.
—Necesitaba buscar un libro, y vine, la vi sentada leyendo y me acerqué a ella… Maldita sea la hora en que lo hice.
—¿Te
gusta? —dije al observar su total indignación hacia ella.
Se
giró a verme rápidamente.
—Claro
que no… Ella no es mi tipo de mujer, además de que no la tocaría ni con un
palo. Es la última mujer con la que me metería en mi vida.
—Te
gusta —afirmé.
Él
no me dijo nada. Sonreí y volví mi vista al frente. El primer caído ante los
encantos de una genio. ¿Quién será el segundo? Estoy completamente seguro de
que será Georg, y quedaré solo en mi lucha por el machismo…Fijé mi vista en
______, con cuidado se giró a verme. Tomé mi celular y escribí debajo de la
mesa. Observé como ella buscaba su celular. Lo abrió.
“‘Me estabas mirando, te caché cariño.’”
Vi como ella escribía. Luego de unos segundos mi celular vibró.
“‘Creo
que el que me estaba mirando eras tú, yo solo giré porque me sentía observada’”
Le
respondí.
“‘¿Ahora tienes un sexto sentido?’”
Me
respondió.
“‘Veo gente muerta… jajaja’”
Sonreí por lo bajo y guardé mi teléfono ya que la profesora dejó de escribir y nos miró a todos. Comenzó a hablar.
—Bueno
alumnos, vamos a hablar sobre el habeas corpus —dijo y caminó un poco moviendo
sus manos —¿Alguien puede decirme algo sobre eso?
—El
habeas corpus es una institución jurídica que garantiza la libertad personal
del individuo, con el fin de evitar los arrestos y detenciones arbitrarias. Se
basa en la obligación de presentar ante el juez, a todo detenido en el plazo de
72 horas, el cual podría ordenar la libertad inmediata del detenido si no
encontrara motivo suficiente de arresto —habló con total fluidez la morena.
—Excelente
señorita Levine, se nota que ha estado leyendo —la felicitó la profesora.
—Vaya
podría ser tu abogada la próxima vez que te metas en algún problema —aseguró
Schafer. La clase continuó hasta que el bendito timbre sonó. Me puse de pie,
necesitaba salir de allí para fumar un cigarrillo. ______ me había apagado el
que me estaba por terminar, y sentí como que un pedazo de mí faltaba.
Salí
del salón, con Gustav y Georg detrás de mí. Toqué los bolsillos de mis
pantalones, y me olvidé la maldita caja.
—¡Demonios! —dije deteniendo mi paso.
—¿Qué
sucede? —me preguntó Georg.
—Olvidé los cigarrillos, ya vuelvo —les dije y regresé mis pasos hacia el salón.
Me
detuve al escuchar unas voces.
—¡Eres
una cualquiera! —escuché la chillona voz de Cassandra.
—El
muerto se asusta del degollado —dijo irónica ______ —¡Me tienes harta
Cassandra! ¡Ya te dije millones de veces que entre Kaulitz y yo no hay nada!
—¡Pues
no te creo! —chilló ella.
—¡Pues
ese es tu problema, déjame en paz! —le exigió. Entré al salón haciendo que
ambas me miraran. ______ soltó un suspiro —Kaulitz ven aquí.
—¿Yo? —dije haciéndome el tonto.
—¿Acaso
hay otro aquí? —preguntó con sarcasmo. Sonreí y me acerque hasta ellas. ______
miró a Cassandra —¿Puedes decirle por Dios que entre nosotros no pasa nada?+
HI!! Bueno hice maratom porque una amiga me lo pido, tambien porque asi avanzo xD .... Bueno sin mas que decir, adios y que esten bien :D
hahaha ya se como jodo xD pero amo estas fics y que bueno que lo hiciste :') que mas? ya quiero el otro maratom?
ResponderEliminarGracias por avisarme Virgii..
ResponderEliminarEsta hermosa la fic.. Ay (tn) hubieras aprovecjado tu borrachera... Siguelsaaa xD amtus fics :)