viernes, 8 de noviembre de 2013

Capitulos de Maratom

Capitulo # 19

Miré a ______ y luego miré a Cassandra que esperaba una respuesta de mi parte.

—Vamos Kaulitz, dile —me insistió la morena.

—Espera un segundo Cassandra —le dije a la rubia y tomé el brazo de ______ para jalarla hacia mí y chocar su boca contra la mía.

Mis ojos estaban abiertos, al igual que los de ella, pero al iniciar un movimiento sobre sus labios mis ojos se cerraron, otra vez. ¿Por qué? No lo sé.Ella no hacia nada, ni siquiera movía los labios. Hasta que casi la obligué a hacerlo, cuando con cuidado mordí su labio inferior. Entonces sentí esa deseada respuesta. Sonreí sobre su boca, para luego volver a ser serio en aquel beso. Subí mi mano que estaba en su brazo a su nuca, para acercarla un poco más. Ella apoyó sus dos manos sobre mi pecho, era como si intentara alejarse, pero algo en ella se lo impedía. Rocé la punta de mi lengua con la de ella. Obteniendo más sabor de su dulce boca. Finalicé volviendo a morder levemente su labio, para luego alejarme despacio. Abrí mis ojos para mirarla.
Sus ojos se abrieron despacio e intentó hablar, pero las palabras no salieron de su boca. Giré para mirar a Cassandra. La rubia estaba tan roja como un tomate, y parecía que su quijada iba a tocar el suelo.

—Yo… —dijo ______.

—Cassandra, si eres tan amable ¿podrías dejar de irritar a ______? La pones de mal humor y eso me pone de mal humor a mí. Porque después me cuesta un poco más llegar a la habitación, ¿me entiendes?

Hizo un sonido indignado y salió rápidamente de allí. ______ se giró a verme.

—¿Por qué hiciste eso? —me preguntó algo agitada. La miré y sonreí levemente.

—Ya te la he sacado de encima, cariño —dije.

Pestañeó varias veces de forma nerviosa y sacó su mirada de mí.

—No era lo que estaba pensando, pero al parecer funcionó… por ahora —dijo ella. Con decisión fijo su mirada en la mía —Que sea la última vez Kaulitz.

—De ninguna manera, cuando te moleste avísame ______. Yo vendré a besarte las veces que sea necesario —le dije.

—Eres tan infantil —me acusó y salió de allí chocando un poco con Georg y Gustav —Lo siento.

Los chicos miraron como se fue, y luego volvieron su vista a mí.

—¿Desde cuando están ahí? —les pregunté.

—Desde que colocaste tu mano en su nuca para acercarla más a ti —contestó Gustav

—Bien, estas bien Tom —dijo Georg mientras ambos se acercaban a mí.

Los miré consecutivamente.

—La… la tengo comiendo de la palma de mi mano. Pronto la tendré en la cama, pero por ahora me conformo manejándola de este modo —dije algo nervioso.

Ambos sonrieron cómplices.

—Creo que a nuestro pequeño saltamontes le esta costando un poco aceptar que ______ le gusta mas de lo que él cree —dijo Georg.

—Estas en lo correcto mi querido Gustav, me parece que no lo esta queriendo ver —agregó Georg.

—Vamos muchachos, ¿Acaso no me conocen? —les dije mientras comenzaba a caminar para salir del salón. Ellos caminaron detrás de mí —Yo solo la quiero para una noche, y punto.

—Creo que tendríamos que grabarte la próxima vez que la beses. Tú nunca besaste así a ninguna, te lo puedo asegurar —me dijo Schafer.

Lo miré un poco asustado. Él solo estaba jugando conmigo, yo siempre beso a todas de la misma manera. Aunque, debo admitir que mis ojos se cierran cuando la beso…

—Puras patrañas —aseguré un tanto nervioso —Tal vez sea porque ella si sabe besar.

—O porque realmente te gusta besarla —dijo Georg.

—Ya cállense, y dejen de decir tonterías —les dije firme.

Ambos rieron y entramos en la cafetería del lugar. Divisé a ______ sentada con la chica de los anteojitos.

—Miren, se hizo amiga de la chica de los libros —dijo Georg.

—Diablos —musitó Gustav.

—¿Qué sucede? —le preguntó Georg. Sonreí, era hora de vengarme.

—¿No te ha dicho? —le dije a Georg. Gustav me miró asesinamente —Le gusta la genio.

—¿Qué? —dijo Listing con una sonrisa de diversión en el rostro.

—¡Que no me gusta! —chilló él.

—Te encanta Schafer, admítelo.

—No hasta que admitas que ______ te trae loquito —me dijo.

Lo miré fijo por unos cuantos segundos. Le estaba por decir algo, pero mi celular comenzó a sonar.

—Aguarden, señoritas —les dije y me alejé. Miré la pantalla y era mi padre —Jorg.

—Tom, siento no haberte llamado antes, pero no tuve tiempo —me dijo.

—¿Qué sucede? —le pregunté.

—Tú prima, está yendo hacia la Universidad.

—¿Qué? —pregunté sin poder creerlo —¿Por qué Mirna viene aquí?

—Ideas locas de tu tía Annie —dijo algo exasperado.

—Pero… pero… ¿Acaso no había otra universidad para que fuera?

—No lo sé, solo controla que no haga líos. Ya sabes como es…

—Sí, sí lo sé —dije y suspiré —Es una diminuta bomba de tiempo.

—Contrólala Tom, no quiero problemas por ella…

—Tranquilo, la mantendré vigilada —le aseguré y colgué.

Volví a donde estaban mis amigos. Ambos miraron mi cara de exasperación.

—¿Qué pasó? —me preguntó Georg.

—Una pesadilla viene hacia aquí, tengan cuidado. Miren a su alrededor, ella es la creación de dios y el diablo. Más del diablo diría yo…

—¿De que estás hablando Tom? —dijo extrañado Schafer.

—¡Tontin! —escuché su voz detrás de mí y me paralicé.

—De ella —les dije a mis amigos y me giré a verla.

Con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a mí y me abrazó.

—¿Cómo estás tanto tiempo, primo? —me preguntó.

—Hola Mirna, ¿Cómo estas? —le pregunté.

—Cansada por el viaje, enojada porque mis padres me obligaron a venir a está estúpida Universidad, y contenta de ver a mi primo favorito —dijo sin dejar de sonreír.

De verdad me daba miedo.Se parecía un poco a mí, pero sus cabellos eran un rubio intenso, un rubio natural. Que caían sobre sus hombros en definidos rulos. Y sus ojos eran Cafeces cielo, un poco parecido a los míos, pero con otro brillo. Su piel blanca parecía de porcelana.

—Muchachos ella es mi prima Mirna Onment. Mirna ellos son Gustav Schafer…

—Es un gusto Mirna —le dijo Gustav.

—El gusto es mío Gustav —dijo ella y luego miró a Georg.

—Y él es Georg Lisnting —lo presenté.

Georg no articulaba palabra alguna. Solo miraba fijamente a Mirna, como si fuera algo que jamás hubiera visto en su vida.

—Oye, ¿Qué le sucede? —me preguntó mi prima por lo bajo. Me encogí de hombros.

—¡No es cierto! —escuchamos como alguien decía detrás de nosotros.

Mirna se giró a verla rápidamente. Sus ojos se abrieron como platos y su boca casi toco el suelo del asombro.

—¡No puede ser! —habló sin dejar de mirarla.

Las miré consecutivamente. ______ se encontraba frente a mi prima con la misma cara de asombro que ella.

—¿Eres Mirna, Mirna Onment? —preguntó la morena atónita.

—Aja —dijo asintiendo mi rubia prima —¿Y tú eres ______, ______ Levine?

—La misma que viste y calza, señorita ‘no pienso comprometerme con alguien hasta que me salgan arrugas en los dedos pequeños de los pies’ —le dijo divertida.

Se acercaron para un amistoso abrazo. Miré a mis amigos y los encontré con la misma cara de confusión que yo. Mirna se alejó para mirarla y sonreír.

—No puedo creer que seas tú, señorita ‘lo único que necesitas en la vida es un pote de helado, una buena película y asunto arreglado’ —habló con rapidez —Te juro que si no creyera que las casualidades son puras palabrerías, pensaría que esto es una casualidad.

—Lo mismo digo —dijo la morena.

—Perdón, perdón que interrumpa, señorita ‘no sé que de los dedos del pie’ y señorita ‘helado y películas’ pero, ¿Pueden explicarme qué pasa? —les pregunté.

—¿Conoces a Kaulitz? —le preguntó ______ a Mirna.

—Es mi primo —le respondió ella.

—Mentira —dijo sin poder creerlo la morena.

—Lo juro —afirmó la rubia.

—No, no te creo.

—Enserio te digo, ¿Tú lo conoces? —le preguntó ella.

—Si, y por desgracia —me echó una despectiva mirada. Sonreí, estaba indignada por lo del beso. Pero yo sé que le encantó.

______ giró la cabeza y miró hacia la mesa en donde estaba la chica de anteojitos.

—¡Ana! ¡Ven! —la llamó.

La chica castaña de ojos verdes se acercó a nosotros con la cabeza baja y con timidez. La miré bien, no puedo creer que ella le haya dicho todas esas cosas a Gustav. Lo miré de reojo y vi su cara de frustración.

—Ana, ella es Mirna una vieja amiga —se la presentó.

—Un gusto —le dijo Mirna amable.

—¿Una vieja amiga? —pregunté y las miré —¿De dónde se conocen?

Ambas se miraron entre si y unas grandes y blancas sonrisas se dibujaron en sus rostros.

—De las mejores vacaciones de nuestras vidas —dijeron al unísono.

Estallaron en risas. Las miré más confundido aun.

—Aún no puedo creer que estés aquí, hace como 2 años que no se nada de ti —dijo Mirna.

—Lo sé, lo sé. Me mudé perdí tu número… un desastre —le contó la morena.
—Pero, ¿Qué haces aquí? —preguntó la rubia, mientras comenzaban a caminar alejándose de nosotros. Ana se unió a ellas.

—Mi padre me metió obligada a esta estúpida Universidad formativa —exasperó la morena.

—Los míos también —dijo Mirna.

—Oigan, ¿pueden contarme de donde se conocen? —les pregunté.

—Luego —sentenciaron las dos al unísono alzando un dedo hacia mí, pero sin dejar de mirarse entre ellas.

Giré la cabeza para mirar a mis amigos. La cara de Gustav era una mezcla de confusión y diversión.Mientras que la cara de Georg era una mezcla de confusión y asombro. Volví mi mirada hacia donde se habían ido y las tres estaban sentadas en una mesa.

—No puedo creer que se conozcan —dije sin dejar de mirarlas.

—Yo creo que las tres podrían perfectamente destruir al mundo —agregó Gustav.

—Yo creo que tu prima es la cosa más hermosa que vi en mi vida —habló con tono bobo Listing. Lo miré con ceño fruncido.

—Oh, dios. ¿Te gusta Mirna? —le pregunté. Georg me miró.

—Es muy bella, Kaulitz —me dijo.

—Amigo mío, esa chica que ves ahí es el diablo en persona…

—¿Por qué dices eso? —preguntó Schafer.

—Mirna Onment, puede llegar a ser peor que nosotros tres juntos. Ella es fría, calculadora y especialmente es una enredadora —les dije.

—No puedo creer que estés hablando así de tu prima —dijo Georg sin dejar de mirarla —Es más, yo diría que parece un ángel.

—Si, lo parece. Pero hay un largo camino para que lo sea. Hazme caso, Mirna no es mujer para ti. Ella es… muy especial.

—¿Por qué?

—¿Por qué?

—Tiene la facilidad absoluta de volverte loco, usarte a su antojo y luego dejarte sin haber recibido nada a cambio ¿me entiendes, verdad? Lo juro amigo…. Tengo conocidos que han salido con ella, y quedaron fóbicos —dije.

—Pero si Georg ya es fóbico a las relaciones formales, al igual que tú —dijo Gustav.

—No fóbico a las relaciones, fóbicos a las mujeres…

—Oh, eso es terrible.

—¿Lo ves Georg? Mejor busca otro objetivo. Además de que es una chica a la cual le gustan los problemas, no sé como es que es amiga de ______.

—Claro no, ‘tu’ ______ es perfecta —dijo Listing.


—Sí lo es, en lo que me concierne a mí, lo es —contesté.
—Pero tal vez no conozcamos bien a la señorita ______ Levine —habló Gustav —Algo deben esconder ese par de ojos chocolate.

Capitulo # 20

Iba silbando la 5ª sinfonía de mi amigo Beethoven por el pasillo, mientras me acercaba a mi casillero para dejar los libros allí antes de ir a la siguiente clase. Hoy debo decir que estoy muy responsable, no he llegado tarde a ninguna clase y he ido a todas.
Debo tener algún tipo de problema, o algo en mi cerebro no esta haciendo conexión. Vi como mi prima caminaba hacia mí, pero no me había visto.
—Mirna —la llamé. Ella levantó la vista y me miró.

—¿Qué haces tontin? —me preguntó.

—Busco unas cosas —le dije y miré a su alrededor para ver si estaba ______. Desde que se encontraron habían estado hablando y yo no tuve tiempo de agarrar a mi prima y preguntarle de donde demonios se conocían —¿Vas a contarme de donde conoces a ______?

—Aaaaw, juro que aún no puedo creer que ella este aquí. Y yo que pensé que llegaría aquí para amargarme como la mejor…

—Aja, si que bueno —dije sin mucho interés —¿Me cuentas?

—Mmm, que interés.

—Vamos Mirna, no tengo toda la vida.

—Te cuento luego, ahora tengo que ir a clases. Te quiero —besó mi mejilla y se fue dejándome con aquella maldita intriga.

Volví mi vista al frente y la que venía ahora hacia mi era la morena. No podía dejar pasar esta oportunidad, tenía que saber. Me puse justo en su camino, ella miraba para atrás sin dejar de caminar, ya que estaba hablando con alguien del cual se estaba alejando.Volvió su vista al frente y chocó levemente contra mí.

—Auch, me asustaste —me dijo.

—Hola cariño —la saludé.

—¿Qué quieres? —me preguntó cortante. Aun estaba sentida por lo del beso. Sonreí por lo bajo y la miré a los ojos.

—¿De donde conoces a Mirna? —le pregunté.

Su mirada acusadora cambió por una mirada asombrada y algo avergonzada. Apretó sus labios y luego sonrió.

—Pasado tormentoso, Kaulitz. No quieres saberlo —dijo y me guiñó un ojo para comenzar a caminar y alejarse de mí.

—Si quiero saber —le dije, mientras ella caminaba. Se giró a verme y sonrió.

—No, no quieres saberlo.

Siguió caminando y me dejó con más intriga de la que ya tenía.¡Maldicion!, tengo que saber de donde se conocen! ¿Y qué es eso de pasado tormentoso?Como dijo Gustav, ¿Qué es lo que esconden ese par de ojos chocolate?El resto del día se me pasó bastante lento, siempre me pasa eso cuando estoy con algo que me intriga en la cabeza. Gustav, Georg y yo salimos de nuestra última clase y caminamos hasta el estacionamiento para irnos a nuestras respectivas casas. Me prendí un cigarrillo, y comencé a compartirlo con Gustav.

—Que día —suspiró Schafer mientras soltaba el humo por la boca.

—Ni lo digas —dijo Georg mientras aspiraba el suyo.

Entonces los tres detuvimos nuestros pasos al verlas caminar sin dejar de hablar y reír. Juro que en un momento la imagen se volvió en cámara lenta y cada movimiento que ellas hacían se veía con más claridad. Fijé mi mirada en ______, miré el movimiento de sus labios al hablar, la forma en la que se curva su boca al sonreír. Sus largas pestañas, el dorado de su piel, la suavidad que muestran sus piernas…¡Diablos! ¡No puede ser que aun no me haya acostado con ella!

—Creo que estamos viendo como empieza la destrucción del mundo —les dije a mis amigos.

—Yo creo que las tres hacen un lindo trío de ángeles —dijo Georg con tono bobo.

—Yo creo que mejor nos cuidamos las espaldas —aseguró Schafer.

Las tres se subieron al auto de la morena y prendieron marcha.Nosotros terminamos nuestros cigarrillos y también prendimos marcha a nuestras casas. Cuando llegué me tiré de cabeza al sillón. Realmente estaba agotado.Tomé el control remoto y prendí la tele. El timbre mi departamento sonó. Fruncí el ceño, ¿Quién podrá ser? Yo no espero a nadie hoy. Caminé y abrí la puerta.

—Hola primito, gracias por darme asilo en tu hogar —dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja.

Entró con unas tres maletas y las soltó en medio del living. La miré sin poder creerlo.

—Pero Mirna…

El timbre volvió a sonar, me acerqué a la puerta y la abrí.

—Hola Kaulitz, no sabía que estarías aquí —me dijo ella.

—Te recuerdo que esta es mi casa, cariño —le contesté.

—______, pasa —le dijo Mirna. La morena sonrió y pasó. Se abrazaron amistosamente y se sentaron en el sillón.

¿Acaso yo estaba teniendo una pesadilla y en cualquier momento iba a despertar?Ambas me miraron y juro que sentí miedo.

—¿Qué te pasa? —me preguntó mi prima.

—No, nada —le dije y me acerqué a la mesa de mármol que estaba allí para sentarme y comer un poco de galletas.

Ellas hablaban en vos baja y de vez en cuando Mirna me miraba de reojo. ¡Dios mío, esto no podía ser peor! El timbre volvió a sonar. Suspiré frustrado.

—Tom, ¿puedes abrir? Esa debe ser Ana —me dijo mi prima.

—¿Me ves cara de mayordomo? —le pregunté.

—Anda Kaulitz, no seas malito —dijo la morena poniendo su mejor cara de niña buena.

La miré fijo y asentí. Caminé hasta la puerta y la abrí. La pequeña figura de Ana me miró fijo y acomodó sus anteojos.

—Lo siento, creo que me equivoqué —dijo tímida.

—No, no te equivocaste, pasa están adentro —le dije. Ella asintió y entró.

La pequeña Ana se acercó a las otras dos y se abrazaron dulcemente. Se sentaron y comenzaron a hablar en voz baja. Las tres giraron su vista hacia mí.

—Ya puedes irte —dijo Mirna.ç

—¿Qué? —le pregunté —No saldré para que ustedes trío de ninfas conspiradoras estén solas en MI casa.

______ rió por lo bajo.

—¿Te sientes intimidado? —me preguntó ella.

—Solo temo que incendien mi casa. Además que no tengo a donde ir —dijo y puse mi mejor cara de perrito mojado. ______ miró a Mirna y a Ana.

—No podemos dejarlo en la calle, miren su cara de perrito mojado —les dijo.

—No me ayudes ______ —le pedí.

—Okey, parece que estás sensible hoy —me dijo y volvió su vista a las chicas.

Sonreí por lo bajo y caminé hasta el pasillo.Tenía que escuchar que hablaban, así que me quedé allí con la oreja bien parada.

—¿Y, van a contarme de donde se conocen? —preguntó Ana.

—Creo que fueron las mejores vacaciones de toda mi vida —dijo ______.

—Si, nunca las voy a olvidar. Yo estaba en Hawaii con mis padres de vacaciones —habló Mirna.

—Yo había viajado con mi padre.

—Recuerdo que ese día me había enojado con mi madre porque quería coquetear con un bailarín de salsa que había en el hotel —dijo la rubia.

—La tía Annie siempre es así —susurré.

—Baje al bar y me encontré con ______…

—Que también yo estaba enojada con mi padre, por sus estúpidas amenazas —dijo ella.

—Comenzamos a hablar, y nos hicimos amigas. Esa noche arreglamos en salir a bailar

—Y fuimos. Pero esa noche fue un descontrol...

—¿Descontrol? —preguntó la chica de anteojos.

—Nos pusimos a tomar un poco, y luego se nos ocurrió hacer una apuesta —contó mi prima.

—Jugamos a quien seducía a más chicos en la noche —dijo la morena.

—Había que incluir el beso, ¿verdad? —dijo Mirna. ______ rió divertida.

—Si, es verdad.

—¿Quién ganó? —dijo Ana.

—Pues claro, ¿quien va a ser? Mirna—musité.

—______, me ganó por tres chicos de diferencia —dijo mi rubia prima —Lo que pasa es que yo, me encariñé con uno y me quedé más tiempo del que debía. Sino era obvio que yo ganaba.

—No es cierto, igual iba a ganarte —aseguró la morena.

No puedo creer lo que estoy escuchando. Eso no puede ser cierto. No, no creo que sea cierto.Estoy completamente seguro de que ambas están bromeando.

—Después robamos una tienda —prosiguió Mirna.

—Querrás decir, ROBASTE una tienda —aclaró ______.

—Tú me ayudaste a hacerlo, ya que no querías dejarme comprar esa bikini.

—¡Tenías una igual Mirna!

—No es verdad, esa tenía una piedrita de color que la otra no —se quejó ella.

—Luego casi quemamos el hotel —dijo la morena.

—Casi QUEMASTES el hotel —aclaró la rubia.

—¡No! ¡Eso no es cierto! Tú también lo hiciste.

—Tú sedujiste a ese chico, el pobre de tan bobo que quedó dejó apoyado el cigarrillo cerca de una tela y casi destroza el lugar.

—¿Hace falta que seas tan detallista?

—Si, lo hace. Luego nos anotamos en un concurso de remeras mojadas —dijo Mirna.

—Pero antes de empezar Mirna quiso matar a las demás participantes, porque todas tenían los pechos hechos y el trasero también. Nos echaron.

—Si, malditas rameras de plástico —dijo mi prima con odio.

—Luego una noche nos hicimos pasar por una pareja de lesbianas para poder entrar a un boliche gay, sino no podíamos pasar.

—Tuvimos que besarnos delante del guardia para que nos dejara pasar —acotó la rubia.

—Si, creo que nunca sentí tanta vergüenza en mi vida —dijo divertida ______.

—¡Mentira! Si te encantó, hasta casi te haces lesbiana por eso.

—Sabes que a mi me gustan los hombres —aclaró ella.

—Si lo se, te encantan.

—Y bueno, luego hicimos varias cosas —dijo la morena.

—Atropellar a un cartero.

—Le quitamos unos caramelos a un par de niñas.

—Hasta que ______ conoció a Longoria —habló con odio Mirna —Y desde ahí, ya no volvió a ser la misma ______ busca problemas de antes.

—No, eso no es así...

—Si, si lo es... me cambiaste por un Estupido y aun estoy sentida por eso.

—Suena a que deberían tener órdenes de restricción para estar cerca una de la otra —habló Ana. Asentí con la cabeza, sin dejar de escuchar —No deberían estar a menos de 50 metros de cerca.

¡Dios santo, por lo menos Ana es algo sensata!

—¿Qué Ana? ¿Acaso nunca te has portado mal? —le preguntó la morena.

—Verdaderamente… no —dijo ella.

—¡Aaaay no, eso no puede ser así! Vamos a salir las tres juntas y volveremos a Ana, una chica rebelde.

—Nooo —chillé sin darme cuenta.

—Oye, ¿Qué haces ahí? —me preguntó la chica de anteojitos. Salí de mi escondite. Las miradas venenosas de Mirna y de ______ se posaron en mí.

—¿Estabas escuchando? —preguntó mi prima.

—No, yo no estaba escuchando. ¿Acaso creen que soy una chismosita? —les dije.

Las tres entrecerraron los ojos.

—Obviamente si —dijo ______.

—No hagas preguntas, de las cuales no quieres saber la respuesta —me dijo Ana.

La miré bien.

—Con razón pones nervioso a Gustav, tienes cara de buena, pero de seguro eres peor que estas dos —le dije. Miré a mi prima —¡Y tú Mirna! Los tíos debieron dejarte más tiempo en el internado de monjas —miré a ______ y negué con la cabeza —Y tú, de ti no me lo esperaba.

—¿Qué? ¿Qué cosa? —preguntó ella.

—Y yo que te veía como la madre de mis hijos —le dije y apoyé mi mano sobre mi pecho.

—¡Oh Dios! —dijo ella divertida —Tú solo quieres una noche conmigo, y no la obtendrás.

—Los labios que besarían las frentes de mis hijos… tocaron los de Mirna… no sé si podré superarlo —dije con mi mejor cara de decepción.

—Óyeme —se quejó mi prima —Cosas peores han tocado tus labios…

—Tu prima es más cosa que tocar a esa… teñida y hueca de CassandraBynes. Y quien sabe cuantas huecas más —me acusó la morena.

—No soy una cosa —dijo Mirna entrecerrando los ojos.

Capitulo # 21 (Fin del Maratom)

_____ me miraba asesinamente, mientras que yo me la comía con la mirada. Mirna estaba concentrada en decirme algo, pero aún no lo hacía.

—Muchachos, muchachos ¿Por qué no nos calmamos un poco? —dijo Ana. Los tres nos giramos a verla. Asentí con la cabeza y volví mi mirada a _____.

—De verdad estoy dolido —le dije y volví a tocar mi pecho —Jamás me lo imaginé de ti, de ti que te veías tan correcta.

—Y ahora la ves incorrectamente deseable, ¿verdad? —dijo Mirna—Hagamos un trato primo, te consigo una noche con ella y me cedes tu cuarto.

—Hecho —le dije sin siquiera vacilar.

—Óyeme, ¿Acaso mi dignidad vale menos que una buena cama? —le preguntó _____ sin poder creerlo.

—Por mi pobre espalda si —le dijo la rubia.

—Esa no es manera de convencerme Mirna —dijo la morena.

—Y tampoco creo que sea la adecuada —acotó Ana.

—¿Lo ves? Eso se llama ser amiga —dijo Levine y se acercó para abrazar la chica de anteojitos.

—Está bien, está bien —dijo mi prima —Mmm, ¿Qué tal un beso?

La morena la miró fijo por unos cuantos segundos. Soltó un leve suspiro y me miró.

—Está bien —le dijo y se puso de pie. Se acercó a mí. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca se puso en puntas de pie. Sus labios rozaron los míos —¿Puedes agacharte un poco? No llego.

Bobamente obedecí a su petitorio. Me incliné y choqué despacio contra sus labios. Y cuando intenté mover mi boca, para obtener un poco más de ello, se alejó —Listo, su cama ya es tuya Mirna.

—Pero, ¿Acaso yo no tengo poder de palabra? —pregunté.

—Ese es el máximo grado de intimidad que lograras conmigo, Kaulitz —me dijo la morena.

—Tom, lleva mis maletas al cuarto ¿si? —dijo mi prima.

—Yo creo que es justo —habló Ana.

—¿Acaso tú solo hablas para hundirme? —le pregunté —¿Por qué me odias? No, no es justo. Ese no fue el trato Mirna. ¿O me das una noche con ella o no hay cama?

—_____, ¡por dios! Dale lo que pide —le rogó.

—No, ya te lo dije. Mi dignidad vale más que una cama.

—Por favor, amiga. Por favor —le suplicó poniendo su mejor cara de sufrimiento.

Quizás lo consiga, y al fin obtenga mi noche con la morena. De solo pensarlo ya me emociono más de lo que debería Todos observamos como _____ miraba fijamente a Mirna, de seguro estaba pensando en como decirle que no, que ni loca lo haría. Hasta que se giró a verme.

—¿Sabes Tom? Pensé que eras un caballero... no se creo que fue una mala impresión.

Después de todo siempre te has mostrado generoso y respetuoso para con los que quieres, y como Mirna es tu prima... tu única prima por lo que he oído, y por como ella habla bien de ti y lo mucho que te ama, pensé que el sentimiento era mutuo. Pero no... si la amaras y fueras un caballero le cederías tu cama. Creo que me equivoqué contigo —dijo y apoyó su mano sobre su pecho.

Entrecerré mis ojos y la miré fijo por unos cuantos segundos.

—¿Sabes que ese es un chantaje muy barato, verdad? —le dije. Ella sonrió.

—¿Funcionó? —me preguntó. Suspiré levemente.

—Si, funcionó —tomé las maletas de mi prima —¿Estas son todas?

—Si primito lindo. Muchas gracias, te adoro, eres un encanto —me dijo ella. Miré a la morena.

—Me debes una —le dije mientras caminaba.

—Cuando quieras —dijo ella y las tres rieron divertidas.

Yo creo que de verdad está intentando volverme loco. Ella de seguro quiere jugar conmigo. Acabo de conocer a la verdadera _____ Levine. Del mismo material que mi prima, fue hecha solo para volverme loco. Aunque si debo admitir que _____ tiene algo que Mirna no.Sabe cuando decir que no, y dejarlo muy en claro. Sabe como enredarte y hacerte desear. Sabe como dar en el blanco y sabe como hacerte sentir un imbécil.Dios mío, creo que me saqué un boleto directo al infierno. Un boleto a la locura y a mi perdición. Pero ella no va a poder conmigo, ella va a terminar rendida a mis pies. Eso se los puedo asegurar.

La semana pasó bastante lenta para mi gusto. Aunque algo divertida debo admitir. Georg intentó seducir a mi prima, y el terminó siendo el seducido. No deja de hablar de ella, ya me tiene loco.Mientras tanto Gustav está haciendo todo lo posible por averiguar cosas sobre su angelito diabólico. Estos chicos ya cayeron más bajo de lo que yo creía. Ambos parecen unos idiotas detrás de unas faldas complicadas.
El timbre de salida sonó, hoy es viernes. El bendito viernes. Hoy tendría mi conquista de la semana. Y ahora tenía que verme con ella, para arreglar unas cositas.

—¿A dónde vas tan apurado? —me pregunto Mirna.

—Tengo que hacer unas cosas —le contesté.

—Oye, ¿no te enojas si hoy vienen a dormir _____ y Ana? —dijo ella.

—No, no hay problema. Hoy saldré —dije. Ella sonrió.

—Perfecto primito, te veo luego —besó mi mejilla y apuró su paso.

Salí de salón y divisé a Cristina a unos metros de allí. Con discreción me acerqué a ella y le hice un gesto para que fuéramos al gimnasio.Cuando estuvimos ahí caminamos hasta detrás de las gradas que estaban allí.Ella sonrió pícaramente y tomó mi corbata para cercarme a ella y comenzar a besarme. La miré bien, mientras nuestras bocas se unían.Pero entonces pasó de nuevo. La que estaba frente a mí no era Cristina, era _____. Sus manos se colocaron alrededor de mi cuello y me acercó más a ella. Instantáneamente mis ojos se cerraron y la apreté más contra mí. Como me gustaba besarla, como me gustaba sentir su lengua sobre la mía. Como me gusta _____…
Bajé una de mis manos hasta el final de su corta pollera. La levanté con cuidado. Ella se alejó un poco de mí.

—Espera Tom, estamos en la Universidad —dijo agitada.

Esa no era la voz, ni el olor de _____. Y al alejarme el espejismo se desvaneció y el encanto se perdió.Ella me dijo algo, y no escuché lo que dijo. Solo acerté a asentir con la cabeza. Se acomodó la blusa y el sueter. Me iba a volver a besar, pero me moví y el beso frío apenas alcanzó la comisura de mis labios.

—¿Qué sucede? —me preguntó.

—Nada cielo, ve tranquila —le dije y me alejé más de ella. Ella frunció el ceño.

—¿Sabes? He notado que a todas nos dices cielo, linda o dulce. Pero solo le dices cariño a _____.

—No, eso no es así —dije.

—Si, puedo asegurarte que si.

—Pues entonces… no nada. Ve, ve, creo que va a ser mejor que esto lo dejemos para otro día.

—¿Qué? —preguntó.

—Si, recordé que hoy tengo… tengo que hacer unas cosas y no podré verte. Lo siento dulce…

—Kate tenía razón —me dijo. La miré bien —Estas muy cambiado…

Se fue de allí dejándome bastante confundido. Salí del gimnasio y ya casi todo el mundo se había ido. ¿Cambiado? ¿Yo estoy cambiado? Al parecer si, y esto no puede estar pasando. Fui hasta mi moto y me subí en ella. No quería volver a casa aun. Mejor iré a dar unas vueltas por allí. Cuando la noche llegó al lugar, decidí volver. Entré a mi departamento, y escuché un par de risitas graciosas provenientes de mi habitación. Recordé que Mirna me había dicho que hoy vendrían a dormir _____ y Ana. Mi prima salio del cuarto y me miró bien.

—¿Qué haces aquí? —me dijo.

—No quiero preguntas, no estoy de humor Mirna —le dije.

—Uuuuh, que carácter —dijo mientras se acercaba a la heladera y buscaba un poco de agua.

—¿Qué hacen? —le pregunté.

—¿No era que no querías que te hable? —me dijo.

—Solo quiero saber.

—Estábamos hablando, y estábamos por mirar una película —me contestó.

—¿_____ está? —dije. Ella arqueó una de sus cejas y me miró fijo.

—Si, si esta ¿Acaso viniste a casa porque _____ iba a estar aquí?

—No, claro que no —dije rápidamente —Solo tuve un pequeño problema y… ¿Por qué tengo que estar dándote explicaciones? Está es mi casa y vengo cuando tengo ganas.

—Como sea, malhumorado —me dijo y se fue de nuevo a la habitación.

Dejé mis cosas sobre la mesada y entré al baño para darme una ducha. Cuando salí toque la puerta de mi cuarto y Mirna salió. Me miró.

—¿Qué quieres? —me preguntó.

—¿Puedes darme un poco de ropa? —le pregunté, mientras intentaba mirar hacia dentro.

Tal vez podría ver un poco de _____.

—Ahora te la alcanzo —me dijo y entró cerrando la puerta. Volvió a salir y me dio un pantalón de dormir y un calzoncillo.

—Gracias —le dije y volví a la sala.

Me puse mi cómodo pantalón de dormir y me quedé sin remera. Hacía algo de calor esa noche. Me tiré pesadamente al sillón y prendí la tele. Volví a escuchar risas y la curiosidad comenzó a molestarme. Pero no me moví de mi lugar.Tenía que quedarme en donde estaba. Encontré una interesante película y me quedé allí tranquilo. Un bostezo involuntario salió de mí. Miré la hora y el reloj marcaba las 2 de la mañana. ¡Vaya que el tiempo puede pasar volando cuando uno está muy concentrado!
Apagué la tele y me acosté bien en el sillón. Coloqué mis dos brazos detrás de mi cabeza y cerré mis ojos. Pero mi cabeza no dejaba de pensar. Escuché unos pequeños pasos, pero aun así no abrí mis ojos. De seguro era Mirna. Escuché como la heladera se abría.

—Maldito Kaulitz, no tiene nada orgánico —musitó con enojo —Es un carnívoro.

Entonces levanté mi cabeza y divisé su pequeña figura buscando algo dentro del refrigerador. Sin hacer ruido me puse de pie y con sigilo, como un león a punto de cazar, caminé para acercarme más a ella. Sentí que iba a enloquecer al verla en un sexy culotte blanco una remera de dormir. Uno de mis ojos se entrecerró por la luz que proporcionaba el refrigerador abierto.

—Herbívora, busca bien. En el cajón de abajo hay manzanas —le dije.

Ella ahogó un grito y se giró a verme.

—¡Maldita sea, Tom! ¡Casi me matas! —dijo mientras respiraba algo agitaba ponía una de sus manos sobre su pecho. La escaneé de arriba a bajo. ¡Diablos, se veía condenadamente bien así!

—No fue mi intención, pero que lindo levantarme y tenerte así en la cocina —le dije y la volví a mirar de arriba a bajo. Su cabello caía desordenado y algo despeinado por sus hombros. Sus piernas doradas y suaves se veían deseosas. Que ganas de…

—No me mires así —me ordenó con autoridad —Mírame a los ojos.
—Ya sé de memoria tu rostro, y tus bellos ojos —dije y me acerqué un poco más a ella
—Trato de memorizar otras partes…

Me acerqué más acorralándola contra la pared. La luz del refrigerador era lo que nos iluminaba. Ella hizo un escaneo nervioso a mi torso desnudo. Abrió la boca para decir algo, pero las palabras no le salieron.

—¿Qué? ¿Qué vas a decirme? —le dije y me acerqué más, apretándola contra mí —Estás en mi casa, y todo lo que está aquí es mío. Lo toco y lo miró cuando se me da la gana…

—Resulta que no soy una cosa, y también resulta que no soy tuya —me dijo.

—Mírame fijo a los ojos, y vuélvelo a decir… no puedes, porque una parte de ti, ya es mía.

Ella guardó silencio, mirándome fijo. Posé mi vista en sus labios. Esos labios carnosos y calientes que me hacían perder el control. Como necesitaba besarla…

—Ese ego tuyo, hasta medio dormido es inmenso —me dijo.

—¿Quieres saber que otra cosa es inmensa? —le pregunté con la voz ronca.

—No puedo creer que hayas dicho eso —me acusó nerviosa y algo agitada.

Sonreí divertido y negué con la cabeza.

—Las ganas que tengo de ti _____… ¿O que pensaste?

—La inmensa estupidez que puedes llegar a tener —dijo ella rápidamente.

—Hasta media dormida, eres mal pensada —dije divertido.

—Ahora apártate, quiero ir a dormir.

Entonces aquello fue más fuerte que yo. Rápidamente me acerqué a su boca y la besé intensamente. Abrí más sus labios con mi lengua, y toqué la suya con necesidad. Ella intentó alejarse, pero coloqué una de mis manos en su nuca y la acerqué más a mí. Un leve gemido escapó de su boca, cuando la apoyé más contra la pared, apretándola con mi cuerpo. Sus manos se quedaron quietas sobre mis hombros, mientras nuestras bocas se conocían más y más, era un movimiento violento y casi insano, pero no podía detenerme. Mi necesidad de saborearla era apabullante. Ella soltó otro gemido, cuando mordí sus labios suavemente…Entonces logró alejarme de ella y sin decir nada, su mano sonó contra mi mejilla. Agitado volví mi vista a su rostro. Pude ver la confusión en sus ojos, mientras que su respiración agitada caía sobre mi boca.

HI! Espero que les guste los caps de maratom ... Bueno que esten bien ... Hasta la proxima :D

1 comentario:

  1. Claro que nos gustan los capitulos..
    Hasta cuando (tn) se hará de rogar..

    Subee porgaa :)

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