miércoles, 20 de noviembre de 2013

Capitulos de Maratom


CAPITULO # 38:

-Pero ¿Por qué? – pregunto Gustav.
-Porque me pidió que me fuera y no me fui y le dije que hoy iríamos los tres al partido de los lakers le gustara o no, y entonces ella me dijo que si quería jugar que jugara, pero que ella también iba a hacerlo – les conte.
-¡Un momento! ¿Acabas de decir partido de los lakers? – dijo Schafer.
-¿Llevaras a _____ y a Alex al partido? – dijo sin poder creerlo Georg.
-¡Bueno! No podía dejar que salieran hoy y perderme el partido por estar detrás de ellos. Algo tenia que hacer … y no se me ocurrio mejor cosa que invitarlos al partido – me defendi.
-No puedo creerlo ¿Qué te paso amigo? De verdad esto ya me preocupa – dijo Schafer.
-Quiero llorar, quiero … quiero a tu prima Tom – hablo Georg.
-¿Acaso tu también vas a querer un psicólogo? – le pregunto Gustav.
-¿Podriamos ir por orden y concentrarnos en mi problema? Despues vemos todos los problemas de ustedes – les dije.
-Tu problema es simple y sencillo … tienes que ir, agarrar a _____ y decirle: _____ yo no se en que momento paso, no como, pero te amo, y no puedo dejar de pensar en ti … me he vuelto un completo idiota … un poco mas de lo que ya era. Y ahora todo mi mundo depende de ti … de tu mirada, de tu sonrisa. Solo quiero estar contigo y que seamos felices. Porfavor, se mia por siempre – hablo cursimente Listing. Gustav y yo estallamos en risas. ¡Oh dios, eso no podía ser cierto!.
-¿Eso es lo que estas pensando decirle a mi prima? Te lo digo amigo, se va a reir en tu cara. Eres demasiado cursi …
-Que bajo concepto tienes de Mirna, es una mujer, todas las mujeres se derriten quieran o no con esas cosas. Pueden comprobarlo ¿Cuántas veces usaron a Neruda o a sus equivalentes para conquistar a una mujer? – nos pregunto Georg.
-Tienes razón – dijo Gustav.
-La única diferencia es que esta vez cuando se lo diga, si es que me animo a decirle le hablare desde el corazón – dijo totalmente cursi. Frunci el ceño.
-Hermano … me emocionas. Eso se llama tener los pantalones bien puestos y amor por otra persona además de ti – le felicito Gustav.
-Lo se, la diferencia entre Tom y yo es que yo secuando ser humilde – se defendió Georg.
-Ustedes dos no me estas ayudando … solo me están hundiendo – les reproche.
-No es eso Tom, sino que intentamos hacer que entiendas que no todo en la vida es sexo y atracción física …esta permitido que sientas amor por la chica con la que te acuestas – me aclaro Gustav.
-Pero yo no quiero sentir amo – le dije.
-¿Por qué? – pregunto Listing.
-Porque no sirvo para sentir amor – asegure.
Porque cuando se siente amor y lo pierdes … es un dolor terrible. No puedo volver a sentir una cosa asi.
-Todos servimos para sentir amor Tom … no seas terco piénsalo asi. Imagínate que ____ se enamora de Pettyfer y empiezan a salir – me dio un ejemplo Gustav.
-¿Cómo vas a sentirte? – dijo Georg.
-Antes de que eso suceda lo mato – dije simplemente.
-Dile lo que sientes antes de que sea demasiado tarde.
-Y la pierdas para siempre.
¿Para siempre? Para siempre es una palabra demasiado grande. Pero entonces me puse a pensar un poco en aquello. ¿Cómo seria perder algo que nunca tuve? ¿Cómo seria perder a alguien que no se si amo? Entonces mire la hora en la pared de la cocina y ya eran las 7 de la tarde. Maldición iba a llegar tarde, y no podía permitirme eso.
-Muchachos debo irme, llegare tarde al partido. Son unos pesimos psicólogos, pero igual se los agradezco. Prometo que iremos los tres juntos al próximo juego – les dije.
-Eres una rata – me acuso Georg.
-Mal agradecido … cuando te des cuenta de lo que hablamos va a ser demasiado tarde, y no estaremos aquí para escucharte – dijo Gustav.
-Adios – dije revoleando los ojos y colgué el teléfono.
Tome mi chaqueta y las entradas. Y Sali de mi departamento. Esta vez no dejaría a Betty en casa, ella era la única que merecia todo mi amor y respeto. Prendi en marcha hacia el estadio y llegue mas rápidamente de lo que esperaba. Deje a Betty y vi como el auto de ____ llegaba al lugar. Estaciono justo enfrente de mi. Alex se bajo del otro lado de _____. Ambos me miraron.
-Apurense que llegamos tarde – les dije.
Le dedique una rápida mirada a ______. Ella solo atino a mirar hacia otro lado. Alex se acerco a mi y me saludo amable. Tomando el brazo a su acompañante, _____ miro a su alrededor como inspeccionando el lugar. Les indique por donde teníamos que ir. Nos acercamos al hombre y les entregue las entradas. Asintió con la cabeza y nos dijo que lo siguiéramos. Estábamos en la fila 2 de la parte VIP, miré a mí alrededor y vi varias personas conocidas. Un viejo amigo se giró a verme cuando nos sentamos detrás de él.
—¡Logan! ¿Cómo estás tanto tiempo? —me dijo y me tendió la mano. La tomé y le sonreí.
—¿Qué tal Leo? ¿Cómo te trata la vida? —le dije. Él rió levemente.
—Bien, bien aquí relajándome un poco mirando al equipo. No pude comunicarme contigo pero… tu donación para las causas ecológicas fue muuuuy buena. Era lo que nos faltaba para completar —me dijo.
—Me alegro por ello —dije y miré a _______, que lo miraba perpleja. Sonreí por lo bajo —Lo siento, no los presenté. Ella es _______ una ‘amiga’
—Es un placer _______ —le dijo él —Tienes un excelente amigo…
—Si, ya lo creo —dijo ella por lo bajo. Le presenté a Pettyfer y luego hablamos un poco más. Hasta que Leo se concentró en otra conversación. Me senté bien en mi asiento.
—¿Cómo conoces a Leonardo Di caprio? —me preguntó ella sin poder creerlo.
—Conozco a mucha gente cariño, y no soy tan insensible y egoísta como dices que soy. Te podrías sorprender —le dije. Una voz grave avisó que el partido estaba por comenzar.
Estiré mi cabeza para mirar a Pettyfer, ya que, _______ se encontraba en medio de ambos
—¿Cómo va todo Pettyfer?
—Bien, bien —me dijo él divertido —No sabía que conocías a gente del espectáculo.
—Conozco a gente de todos lados —dije divertido.
—Principalmente de la noche —aseguró _______.
—Si tú lo dices —dije y volví mi vista al frente.
El partido comenzó, los lakers salieron a la cancha y todos nos pusimos de pie para aplaudirlos y gritar. El equipo contrario también salió y al minuto el partido comenzó. Los minutos comenzaban a pasar y el partido se ponía cada vez más interesante. Hasta que mis ojos se posaron en las manos de _______ y Alex. Estaban entrelazadas y apoyadas sobre el apoya brazos del asiento. Sentí una pequeña presión en el pecho y unas ganas tremendas de separarlos. _______ se puso de pie y soltó la mano de Alex cuando nuestro equipo perdió un excelente punto.
—Son unos muertos —aseguró mientras volvía a sentarse. Alex rió divertido.
—Oye, ¿quieren que vaya por algo de tomar? —preguntó.
—Si, por favor —le dije.
—Yo quiero una botella de agua Alex —le dijo dulce ella.
—Está bien, ahora vuelvo —dijo y se puso de pie.
Al instante en que se fue, la voz del parlante nos avisó que el entretiempo había empezado. Miré a _______, pero ella no me miró.
—¿Cómo estás? —le pregunté luego de unos segundos de silencio.
—Bien —contestó simplemente.
—¿Me… me perdonas? —le dije. Ella se giró a verme algo sorprendida.
—¿Por qué? —me dijo.
—Por lo de anoche —musité y sin pensarlo tomé su mano con la mía —Yo fui un imbécil… no debí hacerlo. Pero sabes como soy, soy impulsivo —ella miró el agarre de nuestras manos, y luego levantó su vista a la mía. Era como si escuchar eso de mí, no hubiese sido cierto. Entonces levanté mi mano y acomodé un mechón de su cabello detrás de su oreja. De repente sentí que todo el mundo estaba mirándonos. Giré mi cabeza y vi nuestra imagen en una de las pantallas gigantes del estadio. Volví mi vista a _______ y ella también miró a su alrededor.
—Si, si muchachos. Están en la besa-cam —habló la voz del locutor del partido.
Seguí mirando a mí alrededor.
—Beso, beso, beso —la gente comenzó a decir. _______ negó efusivamente con la cabeza, haciendo que el canto de la gente se intensificara. Miró a la pantalla y miró a la gente.
—No, no. Ella vino con alguien más —dije haciéndome el inocente.
¡Diablos, si ella se entera que esto esta planeado es capaz de asesinarme!
—Beso, beso, beso —la gente seguía insistiendo.
—Vamos chicos, no hagan que la gente se ponga molesta… bésense. Queremos un lindo beso. Vamos que hacen una linda pareja —habló la voz por todo el estadio. _______ miró a su alrededor para percatarse de que Alex no estaba por ahí. Me miró y luego miró a la gente.
—¡Esta bien! ¿Quieren un beso? —preguntó.
Las personas que estaban cerca asintieron. Entonces ella se acercó a mí y chocó sus labios con los míos.

Suavemente tomé su rostro y dejé nuestras bocas quietas, pues no creo que sea correcto con tanta gente mirando. Las personas comenzaron a aplaudir, creo que satisfechas.
—Eso es —dijo el locutor —Ahí tienen un amor joven…
Ella se alejó de mí y volvió su vista al frente.
—No puedo creer que esto me pase a mí, es increíble —dijo algo molesta.
Sonreí por lo bajo y de pronto llegó Alex cargado con cosas.
—Lo siento si me tardé, pero había mucha gente —se disculpó y se sentó.
Le dio el agua a _______ y a mi me alcanzó una gaseosa igual que él. El partido volvió a comenzar. Pero esta vez _______ no tomó la mano de Pettyfer, pero tampoco tomó la mía. Eso solo puede decir que ella esta confundida. Y creo que eso tampoco es algo de ahora, ¿verdad? Lo se, lo se. Soné como un verdadero estúpido al razonar aquello. El partido terminó. Los lakers ganaron por amplio margen de diferencia. Nos pusimos de pie y con cuidado salimos de allí.
—¿Me esperan afuera? Necesito ir al baño —dijo _______.
—Si, si, si —le dije —Ve tranquila —alejándose de nosotros caminó por un pasillo. Miré a Alex y ambos caminamos para salir afuera.
—Buen partido, ¿verdad? —me dijo.
—Excelente partido —le dije mientras nos acercábamos más a nuestros coches.
Ambos giramos la cabeza para ver como una enojada _______ se dirigía hacia nosotros. Se paró en seco delante de mí.
—¡No puedo creer que fuiste capaz de hacer eso! —me dijo nerviosa.
—¿De que hablas? —le pregunté.
—¿De que hablo? ¡¿De que habló?! —preguntó histérica —¡Le pagaste al chico de la cámara para que nos apuntara!
—¡Bueno si, lo hice! ¿Y que? —le pregunté alzando un poco mi voz.
—¡Eres un manipulador horrible! ¡Te odio, eres de lo peor Tom! ¡Y encima en un momento te creí el tema del perdón!
—¡Pues creo que ayer fuiste muy clara cuando me dijiste que ibas a jugar! ¡Pues yo también estoy jugando!
—¡Por dios, ya basta! —dijo Alex alzando su voz. Ambos nos giramos a verlo —¿Acaso van a seguir dando vueltas?
—¿De que hablas Alex? —le preguntó _______.
—¡De esto! ¡De ustedes! Ya dejen de pelear solo para ocultar lo que les pasa —nos dijo.
—Amigo, creo que perdiste un tornillo —le dije.
—Si, tal vez si… pero ustedes están perdiendo el tiempo. Ya no lo oculten, hasta el mas idiota de los idiotas se daría cuenta de que ustedes se quieren —dijo haciendo un gesto con los hombros. _______ y yo nos miramos para luego estallar en risas.
—Es broma ¿cierto? Por si no te has dado cuenta ella es una histérica voluble que me quiere enloquecer cada vez que tiene oportunidad —le dije y miré a _______.
—Y él simplemente es un estupido —dijo ella sin dejar de mirarlo.
—Lo que sea muchachos, ustedes ríanse, insúltense, ódiense. Pero la cruda verdad les va a caer encima para aplastarlos —nos dijo. Soltó un suspiro y se acercó a _______ —_______ eres hermosa, eres la chica ideal para un chico como yo... encantado ya te hubiese presentado a mi madre. Pero yo no soy para ti —le dijo. Soltó su mano y me miró —Ustedes dos son el perfecto ejemplo del amor opuesto.
—Alex… —dijo ella.
—Yo seré tu amigo _______, podrás contar conmigo para lo que sea. Pero es con él con quien tienes que estar.
—Estoy de acuerdo con eso —dije asintiendo.
—Y tú no seas tonto, Tom. No hay muchas como ella, y creo que eres conciente de ello —me dijo y miré a _______ —Ahora debo irme, tengo que hacer unas cosas. Pero no sean tontos y piensen —comenzó a caminar para alejarse de nosotros. Ninguno dijo nada, él nos había dejado con la palabra en la boca. Giré mi cabeza para mirarla.
—¿Vas a pensarlo? —le pregunté.


CAPITULO # 39:

Ella me miró fijo a los ojos, sin decir absolutamente nada por unos cuantos segundos. Yo estaba por decir algo…
—No, yo no tengo nada que pensar —me dijo —No quiero nada contigo…
—¡Eres una necia! —le dije nervioso —¡Ni siquiera porque el chico más sincero y bueno del mundo te lo dice quieres entender!
—¿Y tú? ¿Acaso lo pensarías? No Tom , ¡No seas cínico! A la primera falda fácil que pase frente a ti, te irás corriendo detrás de ella.
—Tal vez tengas razón y no haya nada que pensar... teniendo en cuenta lo poco que me conoces para decir una cosa así —le dije algo molesto —Me ofendes.
—¿Acaso no es así? No me vengas con que te afecta eso ahora, porque no es verdad. Estoy completamente segura que tienes una lista más larga que la de un hospital publico de las mujeres con las que has salido —dijo enojada.
—¡Pero tú no eres una más de ellas! —le dije nervioso.
—¡¿No, no lo soy?! ¡¿Y que soy entonces?! —me preguntó con el mismo tono que yo utilicé.
La miré fijo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Pero tampoco exponerme tanto y decir una sarta de estupideces.
—Tú… tú eres lo mejor que he tenido —logré decir luego de un largo rato de silencio.
Entonces vi como sus ojos cambiaban esa forma acusadora, para mostrarme desconcierto y miedo. Ella no quería escuchar eso… no esperaba escuchar eso.
—¿Otro de tus estúpidos discursos de convencimiento? —preguntó y dio media vuelta para comenzar a caminar —Con Cassandra o cualquier otra estúpida puede funcionar Tom, pero conmigo no —dijo sin dejar de caminar hacia su auto.
¡Diablos, ella era tan testaruda! ¡No quiere entenderlo, no quiere aceptarlo!
Digamos que yo tampoco, ¿verdad? Pero aun así, cuando logro decirle algo que me sale del corazón, no me cree. No quiere creerme.
—¡No es un discurso! ¡Es una afirmación! —le dije fuerte ya que se estaba subiendo al auto. Prendió marcha y salió rápidamente de allí. Solté un cansado suspiro y me subí a Betty —Tú siempre vas a estar conmigo, ¿verdad Betty? Eres la única mujer en mi vida que nunca me ha pedido nada… y a ti si puedo decirte que te amo Betty.
La prendí y comencé a manejar hacia mi casa. Me puse a pensar un poco en como estuvieron las cosas en general. Y bueno, no todo salió mal. Por lo menos Pettyfer comprendió que no podía hacer nada con _______, pues ella es mía.
¿Es mía? ¿Acaso puedo utilizar ese término?
Si, claro que puedo usarlo. Porque aunque lo niegue, aunque no lo acepte, aunque quiera huir y esconderse, ella sabe que es mía.
Y ahora que Alex se hizo a un lado, ya puedo estar tranquilo. En realidad no puedo estar muy tranquilo. Porque en cualquier momento puede salir el psicópata de Longoria al ataque y querer hacerle algo a mi _______.
Ay _______, va a ser tan complicado hacerte entender que no eres como las demás. Hasta para mi es complicado de entender. Pero creo que poco a poco me voy dando cuenta de que es así. Pero quizás no lo sea, ¿Y si quizás estoy confundido?
Tal vez lo que me pasa con _______ es pasajero. Yo no quiero lastimarla, ella no se lo merece. Es una buena chica… es una chica inteligente, hermosa, simpática, dulce. Tiene una mirada que logra dejarte hecho un imbecil. Y esa forma tan excitante y al mismo tiempo relajante de besar… que juro que podría estar horas y horas simplemente besándola. Pero ya, ya, ya, ya no voy a seguir pensando en esas cosas. No tienen sentido.
Llegué a casa y cuando entré mi celular comenzó a sonar. Lo tomé y miré la pantalla. Número privado, que extraño. Fruncí el ceño y decidí contestar.
—¿Hola? —dije al atender. No obtuve ninguna respuesta —Hola, ¿Quién habla? —nadie contesto. Volví a mirar la pantalla, la llamada aun estaba —_______, ¿eres tú cariño? ¿No quieres hablarme? —entonces la llamada se cortó. Miré la pantalla y si se había finalizado.
No, esa no había sido _______. Ella sería incapaz de llamarme. Pero, ¿Quién pudo ser?
¿Mi padre? No lo creo.
¿Cassandra? Puede ser.
Pero de seguro que fue alguna de las locas esas que esta atrás mío y llamó solo para escuchar mi masculina e irresistible voz.
El fin de semana se pasó rápidamente, ya que solo me quedaba por disfrutar el domingo. Ese día me quedé en casa todo el día cocinando con Rose. Y como siempre que ella tenía oportunidad, lograba preguntarme por _______. Yo no se porque será, pero no entiendo porque la quiere tanto. Aunque esa pequeña caja de mentiras es fácil de querer.
Apresuré un poco mi pasó para llegar más rápido al despacho del rector.
Me habían sacado de la clase de economía porque él me había mandado a llamar. No seporque motivo será, pues hace mucho que no hago ningún lío o me meto en problemas. Y hoy era miércoles mitad de semana… me puse a pensar un poco si había hecho algo malo, pero no, verdaderamente no hice nada de nada.
Toqué dos veces la puerta de su despacho.
—Adelante —escuché que me decía. Con cuidado me asomé y él me miró —Tom, pasa muchacho y cierra bien la puerta.
Asentí y entré del todo. Me hizo una seña para que me sentara frente a él y así lo hice. Acomodé mi garganta.
—¿Para que soy útil? —le pregunté ya que no me hablaba.
Él soltó un suspiro y me miró bien.
—¿Cómo has estado? —preguntó. Fruncí el ceño.
—Bien, normal —contesté algo confundido.
—¿Sabes? Estoy un poco sorprendido… últimamente no te he visto por aquí y también últimamente estas llegando temprano a las clases.
—Si, puede ser que algo me haya afectado un poco. Pero bueno ni modo, es para bien o ¿no?
—Claro que si, y estamos muy contentos. Este es el Tom que queremos aquí, no el rebelde que le gusta meterse al jardín del campus en su ducati —me dijo.
Reí por lo bajo. Él sacó un cigarrillo y me pasó uno. Lo acepté con una leve sonrisa. Prendió el suyo y luego me dio el encendedor para prender el mío. Lo prendí y luego lo miré.
—¿Para que me mandó a llamar señor? —le pregunté después de soltar el humo de mi cigarro.
—¿Acaso no puedo llamarte para hablar contigo y preguntarte como estas? —me dijo.
—Si, si puede pero… ¿no le parece un poco extraño? —dije divertido.
—Bueno si, tienes razón. Te mande a llamar porque llegó algo para ti —dijo. Lo miré extrañado.
—¿Algo para mí? ¿Y que es? —pregunté.
Él abrió un cajón y sacó un sobre de carta de allí, lo colocó encima de la mesa y cerró el cajón. Me miró y acercó el sobre a mis ojos.
—Lo trajeron hoy por lo mañana y solo dice Tom… y como eres el único Tom en la Universidad deducimos que es para ti —me dijo. Miré fijo aquel sobre blanco que tenía solo mi nombre escrito atrás. Miré al rector y tomé la carta. Sentí un gran impulso por abrirla, pero me contuve. Algo me decía que debía abrirla solo y leerla en soledad.
—Luego la leo —le dije. El rector asintió con la cabeza y se apoyó mejor en su asiento. Volvió a fumar de su cigarrillo y soltó el humo.
—Puedes volver a clases —me dijo. Asentí y me puse de pie con el sobre en la mano.
Una sensación extraña se había apoderado de mí.
—Muchas gracias por la carta —dije antes de salir.
—No es nada, y cualquier cosa que necesites no dudes en avisarme, ¿si Kaulitz?
—Quédese tranquilo señor, cualquier cosa le aviso —le dije y salí de allí.
Sin dejar de mirar el sobre entre mis manos caminé con cuidado al salón.
¿De quien podrá ser? Lo único que dice el sobre es Tom, escrito con una letra linda y redonda. Es letra de mujer, estoy completamente seguro de ello. Quizás tengo una admiradora secreta que ahora se va a dedicar a mandarme cartas de amor, y mensajitos por todos lados.
Me reí para mis adentros al pensar en eso. Pero algo me decía que nada tenía que ver con chicas.
Llegué al salón y entré. Me senté de nuevo en mi lugar, justo al lado de Georg.
—¿Qué pasó? —me preguntó —¿Qué hiciste ahora?
—No, nada. Solo me llamó para darme esto —le dije y le enseñé el sobre.
—¿Una carta? —dijo confundido.
—Si, no tiene remitente ni nada —dije.
—¿Y que estas esperando para abrirla y leerla? —preguntó y quiso abrirla. Se la quité.
—No, no quiero leerla aun. Luego la leeré solo.
El resto del día me la pasé pensando en la carta. Luego de que el rector me la diera y se la mostrara a Georg había decidido guardarla y leerla en otro momento… algo me decía que no debía leerla, pero mi otra voz me decía que si.
Hoy _______ no había venido a clases, por lo que me dijo Mirna, había tenido un problema con su padre y había estado un poco mal por ello. Pobre mi pequeña cajita de mentiras. Me hubiese gustado darle un abrazo. Y por causa de que ella no había venido, no había podido poner mi cabeza en otra cosa que no fuera la carta.
Decidí escaparme del taller de música porque las ganas de leer la carta ya me estaban consumiendo. Salí de allí silenciosamente. Tomé con firmeza mi mochila y caminé hasta el jardín del lugar. Gracias a Dios no había nadie allí. Me acerqué hasta el viejo árbol y me eché bajo el.
Respiré el fresco aire y busque entre mis cosas el sobre blanco. Lo volví a mirar bien y entonces tomé valor para abrirlo.
Saque de allí un papel que estaba doblado en varias partes, ya que era un papel muy largo y estaba completamente escrito de adelante y de atrás. Di un gran respiro y comencé a leer.


Tom:
O mejor sería poner, Hijo. Hace tanto tiempo cariño, hace tantos años que vengo buscando la forma de llegar a ti, de comunicarme contigo. Pero siempre hay algo que me lo impide.
¿Por dónde puedo empezar mi amor? Tengo tantas preguntas y estoy segura de que tú también las tienes. Antes que nada quiero pedirte perdón, perdón mi amor por no haber sido lo suficientemente fuerte para pelear por ti. Quiero pedirte perdón por dejarte, por no cuidarte durante todos estos años. Perdón hijo mío, es algo que te pido de corazón. Y se que tal vez no puedas perdonarme… y te entiendo, pero quiero que sepas que jamás me olvide de ti. Me comporté como una cobarde, no pude hacerle frente a Jorg. Él… él logro lo que quería, alejarme de ti.
Creciste mi amor, y lo hiciste lejos de mí. No sabes las noches que lloré, pensando en tu miedo a la oscuridad. ¿Quién iba a arroparte si yo no estaba ahí? ¿Quién iba a abrazarte para que el miedo se fuera? Los días en los que me la pasaba pensando en tu carita de tristeza, en tus ojos cafeces llenos de lágrimas.
¡Oh hijo, esa imagen tuya, esa mirada tuya aun no salen de mi cabeza! Las pequeñas lágrimas que corrían por tus mejillas esa noche, aun me torturan. Tu voz quebrada al decirme ‘adiós mamá’ retumba en mi cabeza.
Y me odio, y me detesto por no haber podido evitarte todo eso. Te arrancaron de mi lado Tom, me alejaron de ti de la peor manera. Y yo no hice nada, no hice absolutamente nada.
Tom, mi vida, yo quiero que sepas que en todos estos años no hubo un solo día en que yo no pensara en ti. Juro que me imagino lo hermoso que debes de estar. Es que pienso en eso y mis ojos se llenan de lágrimas. Siempre fuiste un niño hermoso, y no lo digo por ser tu madre, no. Lo digo porque así era mi amor, eras el más bello de todos. Y estoy segura de que ahora también lo eres.
Y también estoy completamente segura de que eres un Don Juan, mi intuición de madre me dijo eso cuando cumpliste 14 años. Y si eso es así jovencito, creo que algún día vamos a tener que hablar muy seriamente sobre ello. No sabes las veces que me imagine retándote por algo, y que luego arreglas el problema con algún halago o sonrisita compradora.
Siempre imaginé el día en que me trajeras a tu primera novia a casa… Y creo que eso aun no sucede Tom, ¿estoy en lo correcto, verdad? Tantas cosas mi amor, tantas cosas que me imagino. Tantas cosas que se que perdí y no voy a volver a recuperarlas. Todas esas cosas que perdí provocaron un vacío en mí.
El día en que tu padre te alejó de mí, se llevó un pedazo de mi corazón. Y creo que en este momento te debes de estar preguntando, ¿Por qué te escribo ahora y no lo hice antes? Es que yo si lo hice hijo, siempre te escribía cartas.
Pero tu padre encontraba la forma de saber cuando iba a mandarla y se encargaba de que nunca te llegaran. Por eso esta vez me arriesgué y mandé la carta directamente a la Universidad en la que estas. No puedo creer que ya estés en la Universidad. Ya eres todo un hombre, estudiando derecho. Tengo tantas cosas para contarte mi amor.
Luego de que tu padre te llevara, intenté rehacer mi vida con Ben, y de a poco lo hice. Ben es un hombre maravilloso, siempre estuvo a mi lado cuando… sentía que no tenía más fuerzas para continuar viviendo sin ti. Siempre encontraba las palabras correctas para sacarme adelante y darme la esperanza de que algún día iba a volver a verte.
Pero no solo me odio eso, hace cinco años Ben me dio el segundo regalo más grande de mi vida. Se llama Hope y es una niña hermosa. Tienes tus ojos, y creo que heredó esa forma convincente y aduladora para salir de los problemas. Y eso que apenas tiene cinco años. Siempre le habló de ti, siempre le digo que tiene un hermano mayor y le muestro fotos tuyas de cuando eras un niño. Ella las mira y dice: Ese es mi hermano, Tom, y esta tan orgullosa de ti.
Tienes que conocerla, se van a llevar tan bien… Y creo que hasta aquí puedo llegar mi vida, porque las lágrimas me están nublando la vista. Nunca olvides que te amo Tom, y eres lo más grande que dios me ha dado.

Simone.

CAPITULO # 40:

Ella sacó las llaves de su cartera y comenzó a caminar. Estaba por llegar tarde a la presentación de su hijo, y no se podía permitir aquello. Se subió al auto y arrancó lo más rápido que pudo. Cuando llegó se bajó y casi corrió hacia dentro del auditorio. Un poco agitada se acercó a una de las profesoras.
—Señorita Mimí, ¿Dónde está mi hijo? —le preguntó recuperando un poco el aire que había perdido.
—Tom está detrás del escenario señora Kaulitz —le señaló el camino con el dedo.
Simone asintió con la cabeza y movió de nuevo sus piernas para acercarse al lugar. Corrió una cortina y lo divisó parado en medio de todas las niñas. Sonrió levemente. Él levantó su pequeña mirada cafe y sonrió mostrando todos sus dientes al verlas.
—Lo siento señoritas, pero llegó mi reina —les dijo a las niñas y se abrió camino de ellas para acercarse a su madre. Simone se agachó cuando él estuvo cerca.
—Eres todo un galancito —le dijo divertida.
—Lo se mami, pero solo me interesas tú —dijo él.
—Okey, acabas de ganarte un helado para cuando termine la función —dijo ella y acomodó un poco su pelo —¿Estas nervioso?
—No, para nada —afirmó y sonrió.
Su madre levantó su mano y acarició su rostro. Sus mejillas estaban pobladas de pequeñas pecas, su nariz pequeña adornaba su cara de niño. Él era tan bello, su pequeño bebe. Con solo 5 años ya era todo un hombre, y hablaba como tal.
Una de las profesoras de ballet se acercó a ellos.
—La función ya va a comenzar —les avisó. Ambos asintieron y volvieron a mirarse.
—¿Papá vino? – le preguntó él esperanzado.
—No Tom, papá esta ocupado —dijo ella.
—Siempre está ocupado —susurró bajando la mirada.
Simone tomó su mentón e hizo que la mirara a los ojos. Ella no podía permitir que la concentración y la autoestima de su hijo bajaran por eso.
—Pero yo estoy aquí y yo quiero verte brillar. Ben también vino a verte…
—¿Ben está aquí? —dijo entusiasmado.
Ben siempre venía a verlo y eso lo alentaba. Simone sonrió.
—Si, está aquí y ambos queremos que seas el niño mas lindo de todos.
Tom rió divertido.
—Soy el único niño, mami —le dijo.
—Tienes razón, pero no importa. Para mí eres único y estoy muy orgullosa de ser tu madre. Ahora sal a ese escenario y haz lo que sabes hacer —dijo y le dio una pequeña palmada en la cola para que caminara.
Tom movió sus pequeñas piernas hacia en escenario y Simone lo perdió de vista.
Se sentó en el gran piano de la casa de su abuela. Tenía que terminar de saber las notas, antes de que su madre llegara. Levantó la tapa del piano y se sentó en el asiento. Sus pequeñas piernas no alcanzaban el pedal. Así que buscó un libro y lo apoyó sobre él para poder tocar tranquilo. Miró las 88 teclas del majestuoso piano de cola. Con cuidado apoyó uno de sus pequeños dedos sobre una de ellas.
—Cuando toques el piano, siempre has de cuenta que estas tocando un pedazo de tu alma, y tócalo con cuidado... porque el siente las emociones que tienes cuando lo tocas —le dijo su madre sentándose a su lado.
—¿El siente mis emociones? —le preguntó él algo asombrado.
—Claro que él te siente. Ahora pon tus manos como te dije la otra vez, y solo toca después de que yo lo haga —le dijo ella.
Tom vio como su madre apoyaba sus manos sobre la otra mitad del piano, en la que él no estaba. Sus largos y finos dedos empezaron a moverse, causando que la música saliera suave y melodiosa.
El pequeño rubio comenzó a mover los dedos también, copiando el acto de su madre. Simone sonrió contenta mientras veía todo lo que su pequeño de 7 años había avanzado solo en dos semanas. Tom miró a su madre y le sonrió, enseñándole una sonrisa que una pequeña separación en las paletas de sus dientes. Le encantaba tanto llegar de la escuela y sentarse a tocar con su madre. Amaba pasar la tarde con su madre, hablando de los músicos más importantes de la música clásica. Y aprendiendo a tocar algún instrumento nuevo.
—Mami, ¿crees que algún día seré un gran hombre? —le preguntó él.
Simone dejó de tocar y lo miró.
—Claro que si mi amor, serás un hombre de bien —le dijo ella acariciando su mejilla.
Sentí que algo frío caía por mi mejilla. Entonces mi mente salió de aquel extraño trance en el que había entrado y me di cuenta de que estaba sentado en el pasto de la Universidad. Miré la carta entre mis manos y sentí como por mi otra mejilla una nueva lágrima caía.
Un nudo se había formado en mi garganta, haciendo que me costara trabajo respirar. Mi madre… mi madre me había escrito, mi madre estaba bien. Ella nunca se olvidó de mí…
—¿Tom? —escuché que me llamaba. Levanté la cabeza y ella me miraba algo extrañada. Rápidamente se acercó y se agacho hasta mi altura —¿Qué sucede?
Entonces el nudo en mi garganta se hizo más grande. La tomé del brazo y rápidamente la acerqué a mí, para abrazarla. Escondí mi rostro en su cuello y dejé que aquel nudo saliera de mí, materializado en lágrimas. Ella estaba algo confundida, pues sus brazos estaban indecisos a abrazarme o no.
—¿Qué pasa? —me volvió a preguntar.
—Solo necesito que me abraces, ______ —le hablé con la voz algo quebrada —Lo único que quiero es un abrazo.
Y entonces mi necesitada respuesta llegó. Sentí como sus pequeños brazos me apretaban con fuerza y me acercaban más a ella. Levanté mis brazos y rodeé su cintura. Lloré en silencio sobre su cuello. Sentí como su mano bajaba y subía por mi espalda… pero no con intención sexual o algo por el estilo. Era un gesto de cariño, de consuelo.
Cerré mis ojos y me quedé ahí, pegado a ella. Respirando su aroma, y sintiendo un poco de tranquilidad entre sus brazos. No sé cuanto tiempo estuvimos así, simplemente perdí la noción de todo. Lentamente comencé a alejarme de ella. ______ me miró fijo y levantó su mano para secar mi rostro.
—¿Qué sucedió? —dijo preocupada.
Miré la carta que estaba en mis manos y al instante tomé mi mochila y la guarde allí. Sonriendo levemente me puse de pie y ayudé a ______ a que lo hiciera.
—Nada cariño, tranquila —le dije y acaricié su rostro.
—No, no puedes decirme nada… porque tú estabas llorando y no creo que te pongas a llorar por nada… no eres la clase de hombre que llora porque si.
—¿Estas preocupada por mi? —le dije arqueando una ceja.
—¿Acaso ni cuando estas mal logras controlarte un poco?
Sonreí divertido, aunque de verdad no me sentía muy bien que digamos.
—Nunca vas a dejarme escuchar que estás muy preocupada por mí ¿verdad? —le dije.
—No… no es eso. Yo si me preocupo por ti… anda, dime que pasó —dijo.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté.
—Vine a buscar unos papeles que necesitaba y pasé y te vi aquí… ¿Vas a decirme?
—Te extrañe hoy en las clases… no tenía a quien mirar de manera posesiva —dije para seguir cambiando de tema.
—¡Ya no me cambies de tema! —me reprochó.
—Ya es tarde cariño, va a ser mejor que vayas para la casa —le dije y me acerqué a ella para besar su frente. Me tarde un poco más de lo que el gesto ameritaba.
—Pero… —intentó hablar ella, pero comencé a caminar.
Me metí a la Universidad, necesitaba encontrar un lugar tranquilo para pensar, y que mejor lugar que sala de música. Miré a mí alrededor y ya casi nadie estaba en la Universidad. Llegué al salón y entré. Sonreí al ver el piano. Me acerqué, lo abrí y me senté frente a él.
—Cuando tocas el piano estas tocando un pedazo de tu alma…
Sonreí de nuevo al recordar otra vez sus dulces y sabias palabras. Acaricie las teclas y luego coloque bien mis dedos sobre ellas. Comencé a tocar una de sus canciones favoritas, el Pachabel Canon in D de Mozart. Mis dedos no habían perdido la habilidad de tocar, pensé que si ya que hacía mucho que no tocaba el piano.
Muchos recuerdos más llenaron mi cabeza. Estaba por terminar, cuando sentí una presencia en la sala. Levanté la cabeza y ella estaba parada en la puerta.
—______, ¿Qué haces aquí? —dije sorprendido.
Con cuidado ella comenzó a acercarse. Se sentó a mi lado y miró al piano.
—No sabía que tocabas tan lindo —me dijo. Ella giró su cabeza y me miró —¿Puedes tocar algo para mí?
La miré fijo y entonces recordé aquella canción que hace unos años, cuando estaba aburrido, había aprendido a tocar en piano.
—Si —dije asintiendo —Y no solo voy a tocar algo para ti, sino que voy a cantarlo también…
—¿Cantas? —dijo sorprendida.
—Hago un esfuerzo —coloqué mis manos sobre el piano de nuevo.
—Vaya… de verdad me sorprendes —musitó.
Moví de nuevo mis dedos y la música comenzó a salir. Miré mis manos, para tratar de recordar mejor las notas… y al instante invadieron mi cabeza. Giré mi cabeza para volver a mirarla.
—Mylifeisbrilliant. My love is pure. I saw an angel. Of that I'm sure. She smiled at me on the subway. Shewaswithanotherman. (Chicas se pone un poco cursi la cosa, pero es un amor o ¿no? Jajaja : D) But I won't lose no sleep on that, 'Cause I've got a plan. You're beautiful. You're beautiful. You're beautiful, it's true. I saw you face in a crowded place, And I don't know what to do, 'Cause I'll never be with you. Yeah, she caught my eye, As we walked on by. She could see from my face that I was, Fucking high, And I don't think that I'll see her again, But we shared a moment that will last till the end. You're beautiful. You're beautiful. You're beautiful, it's true. I saw you face in a crowded place, And I don't know what to do, 'Cause I'll never be with you —su mirada se volviótierna —You're beautiful. You're beautiful. You're beautiful, it's true. There must be an angel with a smile on her face, When she thought up that I should be with you. But it's time to face the truth, I will never be with you...
Las últimas notas no llegué a tocarlas bien, pues me concentré mucho en mirarla. Sus ojos ahora estaban vidriosos y amenazaban con soltar lágrimas.
Rápidamente se acercó a mí y tomó mis labios con los suyos. Sentí una pequeña presión en mi pecho, y me di cuenta de que era mi corazón acelerado. Posó una de sus manos en mi mejilla y me acarició mientras comenzaba a mover su boca sobre la mía. Un débil sonido salió de mi garganta y al instante mi necesidad de ella me atrapó. Exigiendo más de su boca tomé su rostro con ambas manos y la acerqué más a mí. Su pequeña mano subió hasta mi nuca, mientras nuestras bocas se acariciaban tiernamente.
Soltando sus labios apenas, apoyé mi frente contra la suya, y respiré profundamente. Abrí mis ojos y sus ojos estaban cerrados. Nuestras respiraciones se mezclaban agitadas en ese pequeño espacio que nos separaba.
—Diablos ______… esto no puede ser así —susurré.
—Lo se, lo se —me dijo rápidamente.
Apretando los dientes me alejé de ella. Yo no quería sentir esto… no podía sentirlo. Una vez perdí a alguien que amaba mucho. Y me conozco, yo se que si dejo que esto pase… voy a arruinarlo quiera o no quiera, siempre termino arruinando las cosas.
—Ya es tarde cariño, ve a casa. Juro que hoy en la noche voy a llamarte —le dije.
Ella se puso de pie y asintió con la cabeza.
—Está bien… pero ¿no quieres contarme? —me dijo. Le sonreí levemente.
—No, no hay nada que contar —dije. Volvió a asentir y caminó hasta la puerta. Se giró a verme, y pensé que me pondría de pie y caminaría hasta ella para abrazarla y besarla otra vez.
—Sabes que puedes contar conmigo Tom, y que siempre que necesites hablar voy a escucharte.
—Si cariño, lo se.
Sonrió por lo bajo y salió de allí. Solté un suspiró y volví a mirar al piano. Entonces mi cabeza comenzó a pensar en todas las cartas que me habrá mando y que el canalla de mi padre nunca me dio. Tomé mi celular… el maldito infeliz iba a escucharme.
—¿Qué sucede Tom? —me preguntó al atender.
—¿Dónde están las cartas que me mandó mi madre? —le pregunté. No dijo nada.
Al parecer no esperaba que le dijera eso —Las quiero, quiero todas las cartas que ella me escribió.
—No se donde están —dijo.
—¡Mentira! ¡Si lo sabes! ¡Tú las tienes! —le grite.
—¡Antes que nada te calmas! —me levantó la voz el también —¡Si te digo que no las tengo es porque no las tengo!
—Voy a ir a tu oficina ahora mismo y me vas a dar esas cartas, al igual que un número de teléfono en donde puedo comunicarme con ella. ¿No se si lo sabes? Pero mañana es su cumpleaños y quiero hablar con ella…
—No Tom—sentenció.
—¡Si maldita sea, me vas a dar lo que te estoy pidiendo! ¡Te guste o no! —colgué el teléfono y salí de la sala de música alterado. Pero mi enojo se calmo un poco al verla detrás de la puerta —______ —le dije. Ella trago saliva.
—Lo siento, solo quería escucharte tocar…

CAPITULO # 41: (Fin del Maratom)

Todo el enojo que se había acumulado en mí, se había evaporado como por arte de magia al escuchar sus palabras.
—¿Escuchaste verdad? —le pregunté. Ella apretó sus labios.
—Perdón… perdón yo no quería escuchar. Lo único que quería era escucharte tocar —se disculpó. Sonreí y acomodé un mechón de su cabello.
—Prometo que voy a hacer un concierto para ti sola —dije.
Entonces se acercó a mí y me abrazó. Aquel extraño gesto mandó un escalofrío por todo mi cuerpo. Me quedé inmóvil, pensando en que hacer. Reaccionando, mis brazos se levantaron y la envolvieron.
Atiné a esconder mi rostro en su cuello y acercarla más a mí. Era tan extraña la sensación volátil y tonta que me invadía. Su perfume era tan delicioso y adictivo. Con sutileza froté mis labios contra su piel.
—Suéltame ______, sino no podré dejarte ir —le susurré.
—No me dejes, llévame contigo —me dijo. La acerqué más a mí.
—No puedo cariño, voy a la oficina de mi padre —le dije. Ella se alejó despacio.
—Te acompaño… luego podemos ir a tomar un helado.
La miré bien y sonreí.
—¿Es una cita? —pregunté.
—¿Por qué no? —dijo.
—¿Estás aceptando que me estás invitando a salir? —dije sin poder creerlo —Pellízcame.
Rió por lo bajo.
—Pero si no quieres… me voy a casa.
—No, claro que no. Ahora no me vengas con excusas.
—Entonces, vamos —dijo y comenzó a caminar. No pude moverme, me quedé quito mirándola. Se detuvo y se giró a verme.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Que realmente eres hermosa —le dije bobamente. Sus mejillas tomaron un poco de color.
—Vamos 50 Cent, se hace tarde —dijo.
Caminé hasta ella y la miré fijo a los ojos.
—Tienes algo en los labios —dije. Frunció el ceño y llevó las manos a su boca.
—¿Dónde? —preguntó y bajó la mirada intentando verse a si misma. Sonreí.
Con su mirada distraída me acerqué más a ella y quité su mano de mi camino para rozar sus labios. Su boca soltó un leve suspiro. Besándola suavemente di un paso hacia ella, haciendo que nuestros cuerpos quedaran más cerca. Con cuidado mordí su labio inferior, para luego alejarme despacio.
—Como me gusta besarte, ______ —le confesé aun cerca.
Ella se alejó un poco más y me miró a los ojos. Mordió sus labios y se volvió a sonrojar.
—Vamos, ¿quieres? —me dijo.
Salimos de allí y caminamos hasta el estacionamiento. Miré a mí alrededor buscando su auto, pero no estaba.
—¿En que viniste? —le pregunté.
—Caminando —dijo simplemente.
—Perfecto —aseguré —Así podré llevarte conmigo… bien cerca.
—Eres un aprovechador —me acusó. Sonreí y me subí a Betty
—Sube aquí —le hice el gesto para que se sentara justo frente a mí.
—¿Y si mejor voy atrás? —preguntó.
—No seas vueltera, y ven aquí —dije y la tomé de la mano para jalarla hacia la moto.
Se subió y se acomodó bien. Recogió su cabello y me dejó la linda vista de su nuca. No pude contenerme y me acerqué a besar su cuello. Ella dio un pequeño salto.
—Tom—se quejó.
—Lo siento, lo siento. Eres demasiado irresistible…
—¿Puedes dejar de jugar y vamos? —me pidió.
Con una pequeña sonrisa arranqué y prendimos marcha hacia la oficina de mi padre. En el camino mi cabeza no dejaba de pensar en la carta de mi madre. No dejaba de pensar en Hope.
¿Pueden creerlo?
Tengo una hermana. Toda mi vida quise tener hermanos, y ahora se que tengo una. Es increíble.
—¿Estás bien? —su voz llegó medio lejana a mi cabeza. La miré a los ojos.
—¿Qué? —pregunté.
—¿Qué si estás bien, Tom? —repitió algo preocupada.
—Si cariño, ¿Por qué lo dices? —le dije.
—Porque tienes cara de enojado.
Le sonreí levemente y besé su mejilla.
—No estoy enojado, solo estaba pensando.
Me detuve justo frente a las oficinas de mi padre. Me bajé primero y ayudé a ______ a bajar. Comenzamos a caminar hacia adentro.
Sin saludar a nadie de la entrada, me dirigí directamente al ascensor. Nos subimos y marqué el piso de mi padre.
Estaba ansioso por llegar. Necesitaba saber en donde estaban todas esas cartas. Y esta vez Jorg no se iba a salir con la suya.
Llegamos al piso y nos bajamos. La secretaria de mi padre me miró sorprendida y estaba por agarrar el teléfono.
—Deja ese teléfono allí, Aly —le dije. Ella colgó el tubo. Miré a ______ —Espérame aquí cariño, ¿Si?
—Aquí te espero —me dijo.
Le sonreí apenas y caminé rápidamente hasta la puerta de mi padre. Sin tocar la abrí y entré. Él me miró fijo cuando lo hice. Cerré la puerta con algo de fuerza y lo miré fijo a los ojos.
—¿Dónde están las cartas? —le dije lo más calmado que pude.
—Hola ¿no? Hace mucho que no te veo —me dijo el muy cínico.
—¡Contéstame! —le exigí. Él no dijo nada. Entonces tomé la carta que había guardado y se la mostré —¿Sabes lo que es esto? —pregunté y sonreí irónicamente —Es una carta de mamá.
—¿De donde sacaste eso? —me preguntó poniéndose de pie.
—Quiero todas las cartas que ella me mandó. ¡Son mías y nada tienen que ver contigo!
—¿Por qué sigues insistiendo con ella? ¿Acaso no ves que nunca le importaste? ¡Si le hubieses importado no se hubiese ido con aquel infeliz!
—¡Ella se fue por tu culpa! —le grité.
—Solo voy a decirte una cosa Tom… no me busques —me dijo hablando en voz baja.
—Por lo menos dame un teléfono en donde llamarla. Mañana es su cumpleaños… quiero hablar con ella —le dije reteniendo todo mi enojo.
—No —sentenció.
—¡Maldita sea! —le rugí y tiré todas las cosas que estaban sobre el escritorio. Abrí la puerta y salí de allí. Sin prestar atención a que ______ estaba allí me acerqué a Aly—¡¿Dónde está el número de ella Aly?! —le pregunté bastante alterado.
—Yo… yo no lo se —me contestó nerviosa.
—¡Si que lo sabes! —le grité.
Sentí unas pequeñas manos tomarme del brazo y jalarme hacia ella. Cerré los ojos y dejé que ella me calmara con sus brazos.
—Tranquilo —me susurró mientras me abrazaba más.
Otra vez todo eso enojo que tenía se evaporó. Me quedé quieto cerca de ella, sus manos subían y bajaban por mi espalda, calmándome. Luego de unos segundos me alejé con cuidado.
—Lo lamento —le dije mirándola a los ojos.
—Oye, tranquilo —me dijo y acarició mi mejilla. Me giré a mirar a Aly.
—Lo siento Aly, se que no tienes nada que ver —me disculpé.
—Todo está bien, Tom —me dijo ella. Jorg salió de la oficina y se quedó quieto al ver a ______ allí. La miró extrañado por unos cuantos segundos.
—No sabía que estabas acompañado —me dijo sin dejar de mirarla.
—Si, pero ya nos vamos —le dije apretando los dientes.
—No espera —dijo él y lo miré —Necesito que hagas una cosa, y te voy a dar el número que quieres…
—¿Qué cosa? —pregunté al instante.
—Necesito que le lleves esto a Donald que está abajo esperando, y que firmes por mí el papel que él tiene —me indicó.
—Para eso tienes empleados —le recordé.
—¿Quieres el número? Entonces has lo que te digo —me dijo. Solté un suspiró cansado. Me acerqué a él y tomé el papel. Miré a ______.
—Espérame aquí por favor —le pedí. Ella asintió y salí de allí.
Bajé rápidamente por las escaleras para no perder mi tiempo, necesitaba ese número para poder hablar con mi madre.
Me encontré con Donald, le di el papel y firmé otro. Volví a subir, estaba por entrar a la sala, pero me quedé detrás de la puerta al escuchar a mi padre hablar.
—Pensé que eres una chica inteligente, ______ —le dijo.
—Y yo pensé que usted era un hombre honesto y trabajador señor Kaulitz, pero veo que las apariencias engañan —le dijo ella.
—Te conviene tenerme como amigo pequeña, ya que si pretendes estar con mi hijo y casarte con él tienes que tener mi agrado…
______ empezó a reír y no pude evitar sonreír por ello.
—No puedo creer que haya dicho eso… ¿Usted se da cuenta de lo que acaba de decir? Señor Kaulitz tengo 19 años y no tengo intenciones de casarme aun… además de que no creo que su hijo quiera eso —le dijo divertida.
—No seas insolente —le advirtió.
—Y usted no sea ridículo. Olvídese de que voy a hacer algo de lo que me acaba de pedir, esta muy equivocado si piensa que voy a decirle algo malo con respecto a…
Entré y ambos me miraron. Miré fijo a mi padre. Estaba algo rojo y se notaba que estaba molesto. En cambio ______ tenía esa cara de calma y armonía que siempre lograba hacerme sentir mejor.
—¿Pasó algo? —le pregunté.
—No nada, solo que tu padre se sabe unos chistes muuuuy graciosos —me dijo ella sin dejar de mirarlo.
—Espero que te haya tratado bien —dije mirando a mi padre.
—No tengo nada para decir —me dijo ella.
Jorg se acercó a la mesa de la secretaría y tomó un papel, anotó algo y me lo dio. Lo miré y era un número de teléfono.
—¿Vamos ______? —le pregunté. Ella me miró y sonrió.
—Vamos —dijo asintiendo —Adiós señor Kaulitz… fue un placer hablar con usted.
—Adiós señorita Levine —le dijo él.
Salimos de allí y noté que la cara de calma y armonía de ______ había cambiado por una cara de molestia.
—¿Qué sucede? —le pregunté. Me miró y sonrió levemente.
—No, nada. Solo estaba pensando —me dijo.
—Cariño, yo se que dijimos de ir a tomar un helado… pero ¿podríamos dejarlo para otro día?
—Claro que si —dijo y me miró a los ojos —Debo ir a hacer unas cosas, ¿necesitas algo de mí?
‘Varias cosas me gustarían de ti’
—No cariño, nada —le dije antes de decirle semejante barbaridad.
—¿Seguro? ¿No quieres que me quede contigo? —preguntó.
—¿Vas a admitir que estas preocupada por mí? —le dije. Ella sonrió y luego bajó la mirada.
—Claro que estoy preocupada por ti…
—¿Cuánto?
—Bastante —dijo mientras miraba para otro lado.
—¿Y por qué será eso?
—Porque, porque… debo irme —dijo y comenzó a caminar.
—______ —la llamé. Se giró a verme —Porque te mueres por mí, ¿verdad?
Revoleó los ojos y negó con la cabeza.
—Luego te llamo… ¿estás seguro que estarás bien?
—Si, voy a estar bien —le dije divertido.
—¿No vas a hacer ninguna tontería, cierto?
—No voy a hacer ninguna tontería.
—¿Me lo prometes?
—Si no te vas voy a besarte —le dije.
Sus ojos se abrieron bien y pestañeó varias veces.
—Ya me voy —dijo algo nerviosa y comenzó a caminar.
Sonreí al ver su paso apresurado al caminar, entonces corrí hasta ella y la tomé del brazo para jalarla hacia mí y besarla dulcemente en los labios.
—De todas maneras iba a hacerlo —le dije cuando me alejé apenas un milímetro de ella.


Bueno ... Aqui estan los maratones ... Espero y les este gustando la historia, en lo personal llore con estos caps sobre todo con la carta de la mama de Tom ... Ahora ya entendemos porque Tom es tan mujeriego, cinico xD ... Le falto mama D: ... Bueno sin mas que decir ADIOS y que esten bien :D

3 comentarios:

  1. OMG !!! llore igual :'( Pobresito Tom !!! pero que lindooo !! que bueno que empieza el amor entre ellos !! es lo mejor !!!! y ese puto del papa de Tom !! que le dijo?!?!?!?! D: gracias por subir :) cuidate y nos leemos prontito :)

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  2. hay pobre de mi niño :( pero lo amo *-* yo quiero saber que mas paso por favor llore :(

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  3. Pobre mi Tom.. Lo bueno es que ya aparecio Simone. Muero por leer ese encuentroo.. Espero q lo q firmo Tom no sea nada malo.. Me dio mala espina esoo..
    Siguelaa :)

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