CAPITULO # 38:
-Pero ¿Por qué? – pregunto Gustav.
-Porque me pidió que me fuera y no me
fui y le dije que hoy iríamos los tres al partido de los lakers le gustara o
no, y entonces ella me dijo que si quería jugar que jugara, pero que ella
también iba a hacerlo – les conte.
-¡Un momento! ¿Acabas de decir partido
de los lakers? – dijo Schafer.
-¿Llevaras a _____ y a Alex al partido?
– dijo sin poder creerlo Georg.
-¡Bueno! No podía dejar que salieran
hoy y perderme el partido por estar detrás de ellos. Algo tenia que hacer … y
no se me ocurrio mejor cosa que invitarlos al partido – me defendi.
-No puedo creerlo ¿Qué te paso amigo?
De verdad esto ya me preocupa – dijo Schafer.
-Quiero llorar, quiero … quiero a tu
prima Tom – hablo Georg.
-¿Acaso tu también vas a querer un
psicólogo? – le pregunto Gustav.
-¿Podriamos ir por orden y
concentrarnos en mi problema? Despues vemos todos los problemas de ustedes –
les dije.
-Tu problema es simple y sencillo …
tienes que ir, agarrar a _____ y decirle: _____ yo no se en que momento paso,
no como, pero te amo, y no puedo dejar de pensar en ti … me he vuelto un
completo idiota … un poco mas de lo que ya era. Y ahora todo mi mundo depende
de ti … de tu mirada, de tu sonrisa. Solo quiero estar contigo y que seamos
felices. Porfavor, se mia por siempre – hablo cursimente Listing. Gustav y yo
estallamos en risas. ¡Oh dios, eso no podía ser cierto!.
-¿Eso es lo que estas pensando decirle
a mi prima? Te lo digo amigo, se va a reir en tu cara. Eres demasiado cursi …
-Que bajo concepto tienes de Mirna, es
una mujer, todas las mujeres se derriten quieran o no con esas cosas. Pueden
comprobarlo ¿Cuántas veces usaron a Neruda o a sus equivalentes para conquistar
a una mujer? – nos pregunto Georg.
-Tienes razón – dijo Gustav.
-La única diferencia es que esta vez
cuando se lo diga, si es que me animo a decirle le hablare desde el corazón –
dijo totalmente cursi. Frunci el ceño.
-Hermano … me emocionas. Eso se llama
tener los pantalones bien puestos y amor por otra persona además de ti – le
felicito Gustav.
-Lo se, la diferencia entre Tom y yo es
que yo secuando ser humilde – se defendió Georg.
-Ustedes dos no me estas ayudando …
solo me están hundiendo – les reproche.
-No es eso Tom, sino que intentamos
hacer que entiendas que no todo en la vida es sexo y atracción física …esta
permitido que sientas amor por la chica con la que te acuestas – me aclaro
Gustav.
-Pero yo no quiero sentir amo – le
dije.
-¿Por qué? – pregunto Listing.
-Porque no sirvo para sentir amor –
asegure.
Porque cuando se siente amor y lo
pierdes … es un dolor terrible. No puedo volver a sentir una cosa asi.
-Todos servimos para sentir amor Tom …
no seas terco piénsalo asi. Imagínate que ____ se enamora de Pettyfer y
empiezan a salir – me dio un ejemplo Gustav.
-¿Cómo vas a sentirte? – dijo Georg.
-Antes de que eso suceda lo mato – dije
simplemente.
-Dile lo que sientes antes de que sea
demasiado tarde.
-Y la pierdas para siempre.
¿Para siempre? Para siempre es una
palabra demasiado grande. Pero entonces me puse a pensar un poco en aquello.
¿Cómo seria perder algo que nunca tuve? ¿Cómo seria perder a alguien que no se
si amo? Entonces mire la hora en la pared de la cocina y ya eran las 7 de la
tarde. Maldición iba a llegar tarde, y no podía permitirme eso.
-Muchachos debo irme, llegare tarde al
partido. Son unos pesimos psicólogos, pero igual se los agradezco. Prometo que
iremos los tres juntos al próximo juego – les dije.
-Eres una rata – me acuso Georg.
-Mal agradecido … cuando te des cuenta
de lo que hablamos va a ser demasiado tarde, y no estaremos aquí para
escucharte – dijo Gustav.
-Adios – dije revoleando los ojos y
colgué el teléfono.
Tome mi chaqueta y las entradas. Y Sali
de mi departamento. Esta vez no dejaría a Betty en casa, ella era la única que
merecia todo mi amor y respeto. Prendi en marcha hacia el estadio y llegue mas
rápidamente de lo que esperaba. Deje a Betty y vi como el auto de ____ llegaba
al lugar. Estaciono justo enfrente de mi. Alex se bajo del otro lado de _____.
Ambos me miraron.
-Apurense que llegamos tarde – les
dije.
Le dedique una rápida mirada a ______.
Ella solo atino a mirar hacia otro lado. Alex se acerco a mi y me saludo
amable. Tomando el brazo a su acompañante, _____ miro a su alrededor como inspeccionando
el lugar. Les indique por donde teníamos que ir. Nos acercamos al hombre y les
entregue las entradas. Asintió con la cabeza y nos dijo que lo siguiéramos.
Estábamos en la fila 2 de la parte VIP, miré a mí alrededor y vi varias
personas conocidas. Un viejo amigo se giró a verme cuando nos sentamos detrás
de él.
—¡Logan! ¿Cómo estás tanto tiempo? —me
dijo y me tendió la mano. La tomé y le sonreí.
—¿Qué tal Leo? ¿Cómo te trata la vida?
—le dije. Él rió levemente.
—Bien, bien aquí relajándome un poco
mirando al equipo. No pude comunicarme contigo pero… tu donación para las
causas ecológicas fue muuuuy buena. Era lo que nos faltaba para completar —me
dijo.
—Me alegro por ello —dije y miré a
_______, que lo miraba perpleja. Sonreí por lo bajo —Lo siento, no los
presenté. Ella es _______ una ‘amiga’
—Es un placer _______ —le dijo él
—Tienes un excelente amigo…
—Si, ya lo creo —dijo ella por lo bajo.
Le presenté a Pettyfer y luego hablamos un poco más. Hasta que Leo se concentró
en otra conversación. Me senté bien en mi asiento.
—¿Cómo conoces a Leonardo Di caprio?
—me preguntó ella sin poder creerlo.
—Conozco a mucha gente cariño, y no soy
tan insensible y egoísta como dices que soy. Te podrías sorprender —le dije.
Una voz grave avisó que el partido estaba por comenzar.
Estiré mi cabeza para mirar a Pettyfer,
ya que, _______ se encontraba en medio de ambos
—¿Cómo va todo Pettyfer?
—Bien, bien —me dijo él divertido —No
sabía que conocías a gente del espectáculo.
—Conozco a gente de todos lados —dije
divertido.
—Principalmente de la noche —aseguró
_______.
—Si tú lo dices —dije y volví mi vista
al frente.
El partido comenzó, los lakers salieron
a la cancha y todos nos pusimos de pie para aplaudirlos y gritar. El equipo
contrario también salió y al minuto el partido comenzó. Los minutos comenzaban
a pasar y el partido se ponía cada vez más interesante. Hasta que mis ojos se
posaron en las manos de _______ y Alex. Estaban entrelazadas y apoyadas sobre
el apoya brazos del asiento. Sentí una pequeña presión en el pecho y unas ganas
tremendas de separarlos. _______ se puso de pie y soltó la mano de Alex cuando
nuestro equipo perdió un excelente punto.
—Son unos muertos —aseguró mientras
volvía a sentarse. Alex rió divertido.
—Oye, ¿quieren que vaya por algo de
tomar? —preguntó.
—Si, por favor —le dije.
—Yo quiero una botella de agua Alex —le
dijo dulce ella.
—Está bien, ahora vuelvo —dijo y se
puso de pie.
Al instante en que se fue, la voz del
parlante nos avisó que el entretiempo había empezado. Miré a _______, pero ella
no me miró.
—¿Cómo estás? —le pregunté luego de
unos segundos de silencio.
—Bien —contestó simplemente.
—¿Me… me perdonas? —le dije. Ella se
giró a verme algo sorprendida.
—¿Por qué? —me dijo.
—Por lo de anoche —musité y sin
pensarlo tomé su mano con la mía —Yo fui un imbécil… no debí hacerlo. Pero
sabes como soy, soy impulsivo —ella miró el agarre de nuestras manos, y luego
levantó su vista a la mía. Era como si escuchar eso de mí, no hubiese sido
cierto. Entonces levanté mi mano y acomodé un mechón de su cabello detrás de su
oreja. De repente sentí que todo el mundo estaba mirándonos. Giré mi cabeza y
vi nuestra imagen en una de las pantallas gigantes del estadio. Volví mi vista
a _______ y ella también miró a su alrededor.
—Si, si muchachos. Están en la besa-cam
—habló la voz del locutor del partido.
Seguí mirando a mí alrededor.
—Beso, beso, beso —la gente comenzó a
decir. _______ negó efusivamente con la cabeza, haciendo que el canto de la
gente se intensificara. Miró a la pantalla y miró a la gente.
—No, no. Ella vino con alguien más
—dije haciéndome el inocente.
¡Diablos, si ella se entera que esto
esta planeado es capaz de asesinarme!
—Beso, beso, beso —la gente seguía
insistiendo.
—Vamos chicos, no hagan que la gente se
ponga molesta… bésense. Queremos un lindo beso. Vamos que hacen una linda
pareja —habló la voz por todo el estadio. _______ miró a su alrededor para
percatarse de que Alex no estaba por ahí. Me miró y luego miró a la gente.
—¡Esta bien! ¿Quieren un beso?
—preguntó.
Las personas que estaban cerca
asintieron. Entonces ella se acercó a mí y chocó sus labios con los míos.
Suavemente tomé su rostro y dejé
nuestras bocas quietas, pues no creo que sea correcto con tanta gente mirando.
Las personas comenzaron a aplaudir, creo que satisfechas.
—Eso es —dijo el locutor —Ahí tienen un
amor joven…
Ella se alejó de mí y volvió su vista
al frente.
—No puedo creer que esto me pase a mí,
es increíble —dijo algo molesta.
Sonreí por lo bajo y de pronto llegó
Alex cargado con cosas.
—Lo siento si me tardé, pero había
mucha gente —se disculpó y se sentó.
Le dio el agua a _______ y a mi me
alcanzó una gaseosa igual que él. El partido volvió a comenzar. Pero esta vez
_______ no tomó la mano de Pettyfer, pero tampoco tomó la mía. Eso solo puede
decir que ella esta confundida. Y creo que eso tampoco es algo de ahora,
¿verdad? Lo se, lo se. Soné como un verdadero estúpido al razonar aquello. El
partido terminó. Los lakers ganaron por amplio margen de diferencia. Nos
pusimos de pie y con cuidado salimos de allí.
—¿Me esperan afuera? Necesito ir al
baño —dijo _______.
—Si, si, si —le dije —Ve tranquila
—alejándose de nosotros caminó por un pasillo. Miré a Alex y ambos caminamos
para salir afuera.
—Buen partido, ¿verdad? —me dijo.
—Excelente partido —le dije mientras
nos acercábamos más a nuestros coches.
Ambos giramos la cabeza para ver como
una enojada _______ se dirigía hacia nosotros. Se paró en seco delante de mí.
—¡No puedo creer que fuiste capaz de
hacer eso! —me dijo nerviosa.
—¿De que hablas? —le pregunté.
—¿De que hablo? ¡¿De que habló?!
—preguntó histérica —¡Le pagaste al chico de la cámara para que nos apuntara!
—¡Bueno si, lo hice! ¿Y que? —le
pregunté alzando un poco mi voz.
—¡Eres un manipulador horrible! ¡Te
odio, eres de lo peor Tom! ¡Y encima en un momento te creí el tema del perdón!
—¡Pues creo que ayer fuiste muy clara
cuando me dijiste que ibas a jugar! ¡Pues yo también estoy jugando!
—¡Por dios, ya basta! —dijo Alex
alzando su voz. Ambos nos giramos a verlo —¿Acaso van a seguir dando vueltas?
—¿De que hablas Alex? —le preguntó
_______.
—¡De esto! ¡De ustedes! Ya dejen de
pelear solo para ocultar lo que les pasa —nos dijo.
—Amigo, creo que perdiste un tornillo
—le dije.
—Si, tal vez si… pero ustedes están
perdiendo el tiempo. Ya no lo oculten, hasta el mas idiota de los idiotas se
daría cuenta de que ustedes se quieren —dijo haciendo un gesto con los hombros.
_______ y yo nos miramos para luego estallar en risas.
—Es broma ¿cierto? Por si no te has
dado cuenta ella es una histérica voluble que me quiere enloquecer cada vez que
tiene oportunidad —le dije y miré a _______.
—Y él simplemente es un estupido —dijo
ella sin dejar de mirarlo.
—Lo que sea muchachos, ustedes ríanse,
insúltense, ódiense. Pero la cruda verdad les va a caer encima para aplastarlos
—nos dijo. Soltó un suspiro y se acercó a _______ —_______ eres hermosa, eres
la chica ideal para un chico como yo... encantado ya te hubiese presentado a mi
madre. Pero yo no soy para ti —le dijo. Soltó su mano y me miró —Ustedes dos
son el perfecto ejemplo del amor opuesto.
—Alex… —dijo ella.
—Yo seré tu amigo _______, podrás
contar conmigo para lo que sea. Pero es con él con quien tienes que estar.
—Estoy de acuerdo con eso —dije
asintiendo.
—Y tú no seas tonto, Tom. No hay muchas
como ella, y creo que eres conciente de ello —me dijo y miré a _______ —Ahora
debo irme, tengo que hacer unas cosas. Pero no sean tontos y piensen —comenzó a
caminar para alejarse de nosotros. Ninguno dijo nada, él nos había dejado con
la palabra en la boca. Giré mi cabeza para mirarla.
—¿Vas a pensarlo? —le pregunté.
CAPITULO # 39:
Ella me miró fijo a los ojos, sin decir
absolutamente nada por unos cuantos segundos. Yo estaba por decir algo…
—No, yo no tengo nada que pensar —me
dijo —No quiero nada contigo…
—¡Eres una necia! —le dije nervioso
—¡Ni siquiera porque el chico más sincero y bueno del mundo te lo dice quieres
entender!
—¿Y tú? ¿Acaso lo pensarías? No Tom ,
¡No seas cínico! A la primera falda fácil que pase frente a ti, te irás
corriendo detrás de ella.
—Tal vez tengas razón y no haya nada
que pensar... teniendo en cuenta lo poco que me conoces para decir una cosa así
—le dije algo molesto —Me ofendes.
—¿Acaso no es así? No me vengas con que
te afecta eso ahora, porque no es verdad. Estoy completamente segura que tienes
una lista más larga que la de un hospital publico de las mujeres con las que
has salido —dijo enojada.
—¡Pero tú no eres una más de ellas! —le
dije nervioso.
—¡¿No, no lo soy?! ¡¿Y que soy
entonces?! —me preguntó con el mismo tono que yo utilicé.
La miré fijo, tratando de encontrar las
palabras adecuadas. Pero tampoco exponerme tanto y decir una sarta de
estupideces.
—Tú… tú eres lo mejor que he tenido
—logré decir luego de un largo rato de silencio.
Entonces vi como sus ojos cambiaban esa
forma acusadora, para mostrarme desconcierto y miedo. Ella no quería escuchar
eso… no esperaba escuchar eso.
—¿Otro de tus estúpidos discursos de
convencimiento? —preguntó y dio media vuelta para comenzar a caminar —Con
Cassandra o cualquier otra estúpida puede funcionar Tom, pero conmigo no —dijo
sin dejar de caminar hacia su auto.
¡Diablos, ella era tan testaruda! ¡No
quiere entenderlo, no quiere aceptarlo!
Digamos que yo tampoco, ¿verdad? Pero
aun así, cuando logro decirle algo que me sale del corazón, no me cree. No
quiere creerme.
—¡No es un discurso! ¡Es una
afirmación! —le dije fuerte ya que se estaba subiendo al auto. Prendió marcha y
salió rápidamente de allí. Solté un cansado suspiro y me subí a Betty —Tú
siempre vas a estar conmigo, ¿verdad Betty? Eres la única mujer en mi vida que
nunca me ha pedido nada… y a ti si puedo decirte que te amo Betty.
La prendí y comencé a manejar hacia mi
casa. Me puse a pensar un poco en como estuvieron las cosas en general. Y
bueno, no todo salió mal. Por lo menos Pettyfer comprendió que no podía hacer
nada con _______, pues ella es mía.
¿Es mía? ¿Acaso puedo utilizar ese
término?
Si, claro que puedo usarlo. Porque
aunque lo niegue, aunque no lo acepte, aunque quiera huir y esconderse, ella
sabe que es mía.
Y ahora que Alex se hizo a un lado, ya
puedo estar tranquilo. En realidad no puedo estar muy tranquilo. Porque en
cualquier momento puede salir el psicópata de Longoria al ataque y querer
hacerle algo a mi _______.
Ay _______, va a ser tan complicado
hacerte entender que no eres como las demás. Hasta para mi es complicado de
entender. Pero creo que poco a poco me voy dando cuenta de que es así. Pero
quizás no lo sea, ¿Y si quizás estoy confundido?
Tal vez lo que me pasa con _______ es
pasajero. Yo no quiero lastimarla, ella no se lo merece. Es una buena chica… es
una chica inteligente, hermosa, simpática, dulce. Tiene una mirada que logra
dejarte hecho un imbecil. Y esa forma tan excitante y al mismo tiempo relajante
de besar… que juro que podría estar horas y horas simplemente besándola. Pero
ya, ya, ya, ya no voy a seguir pensando en esas cosas. No tienen sentido.
Llegué a casa y cuando entré mi celular
comenzó a sonar. Lo tomé y miré la pantalla. Número privado, que extraño.
Fruncí el ceño y decidí contestar.
—¿Hola? —dije al atender. No obtuve
ninguna respuesta —Hola, ¿Quién habla? —nadie contesto. Volví a mirar la
pantalla, la llamada aun estaba —_______, ¿eres tú cariño? ¿No quieres
hablarme? —entonces la llamada se cortó. Miré la pantalla y si se había
finalizado.
No, esa no había sido _______. Ella
sería incapaz de llamarme. Pero, ¿Quién pudo ser?
¿Mi padre? No lo creo.
¿Cassandra? Puede ser.
Pero de seguro que fue alguna de las
locas esas que esta atrás mío y llamó solo para escuchar mi masculina e
irresistible voz.
El fin de semana se pasó rápidamente,
ya que solo me quedaba por disfrutar el domingo. Ese día me quedé en casa todo
el día cocinando con Rose. Y como siempre que ella tenía oportunidad, lograba
preguntarme por _______. Yo no se porque será, pero no entiendo porque la
quiere tanto. Aunque esa pequeña caja de mentiras es fácil de querer.
Apresuré un poco mi pasó para llegar
más rápido al despacho del rector.
Me habían sacado de la clase de
economía porque él me había mandado a llamar. No seporque motivo será, pues
hace mucho que no hago ningún lío o me meto en problemas. Y hoy era miércoles
mitad de semana… me puse a pensar un poco si había hecho algo malo, pero no,
verdaderamente no hice nada de nada.
Toqué dos veces la puerta de su
despacho.
—Adelante —escuché que me decía. Con
cuidado me asomé y él me miró —Tom, pasa muchacho y cierra bien la puerta.
Asentí y entré del todo. Me hizo una
seña para que me sentara frente a él y así lo hice. Acomodé mi garganta.
—¿Para que soy útil? —le pregunté ya
que no me hablaba.
Él soltó un suspiro y me miró bien.
—¿Cómo has estado? —preguntó. Fruncí el
ceño.
—Bien, normal —contesté algo
confundido.
—¿Sabes? Estoy un poco sorprendido…
últimamente no te he visto por aquí y también últimamente estas llegando
temprano a las clases.
—Si, puede ser que algo me haya
afectado un poco. Pero bueno ni modo, es para bien o ¿no?
—Claro que si, y estamos muy contentos.
Este es el Tom que queremos aquí, no el rebelde que le gusta meterse al jardín
del campus en su ducati —me dijo.
Reí por lo bajo. Él sacó un cigarrillo
y me pasó uno. Lo acepté con una leve sonrisa. Prendió el suyo y luego me dio
el encendedor para prender el mío. Lo prendí y luego lo miré.
—¿Para que me mandó a llamar señor? —le
pregunté después de soltar el humo de mi cigarro.
—¿Acaso no puedo llamarte para hablar
contigo y preguntarte como estas? —me dijo.
—Si, si puede pero… ¿no le parece un
poco extraño? —dije divertido.
—Bueno si, tienes razón. Te mande a
llamar porque llegó algo para ti —dijo. Lo miré extrañado.
—¿Algo para mí? ¿Y que es? —pregunté.
Él abrió un cajón y sacó un sobre de
carta de allí, lo colocó encima de la mesa y cerró el cajón. Me miró y acercó
el sobre a mis ojos.
—Lo trajeron hoy por lo mañana y solo
dice Tom… y como eres el único Tom en la Universidad deducimos que es para ti
—me dijo. Miré fijo aquel sobre blanco que tenía solo mi nombre escrito atrás.
Miré al rector y tomé la carta. Sentí un gran impulso por abrirla, pero me
contuve. Algo me decía que debía abrirla solo y leerla en soledad.
—Luego la leo —le dije. El rector
asintió con la cabeza y se apoyó mejor en su asiento. Volvió a fumar de su
cigarrillo y soltó el humo.
—Puedes volver a clases —me dijo.
Asentí y me puse de pie con el sobre en la mano.
Una sensación extraña se había
apoderado de mí.
—Muchas gracias por la carta —dije
antes de salir.
—No es nada, y cualquier cosa que
necesites no dudes en avisarme, ¿si Kaulitz?
—Quédese tranquilo señor, cualquier
cosa le aviso —le dije y salí de allí.
Sin dejar de mirar el sobre entre mis
manos caminé con cuidado al salón.
¿De quien podrá ser? Lo único que dice
el sobre es Tom, escrito con una letra linda y redonda. Es letra de mujer,
estoy completamente seguro de ello. Quizás tengo una admiradora secreta que
ahora se va a dedicar a mandarme cartas de amor, y mensajitos por todos lados.
Me reí para mis adentros al pensar en
eso. Pero algo me decía que nada tenía que ver con chicas.
Llegué al salón y entré. Me senté de
nuevo en mi lugar, justo al lado de Georg.
—¿Qué pasó? —me preguntó —¿Qué hiciste
ahora?
—No, nada. Solo me llamó para darme
esto —le dije y le enseñé el sobre.
—¿Una carta? —dijo confundido.
—Si, no tiene remitente ni nada —dije.
—¿Y que estas esperando para abrirla y
leerla? —preguntó y quiso abrirla. Se la quité.
—No, no quiero leerla aun. Luego la
leeré solo.
El resto del día me la pasé pensando en
la carta. Luego de que el rector me la diera y se la mostrara a Georg había
decidido guardarla y leerla en otro momento… algo me decía que no debía leerla,
pero mi otra voz me decía que si.
Hoy _______ no había venido a clases,
por lo que me dijo Mirna, había tenido un problema con su padre y había estado
un poco mal por ello. Pobre mi pequeña cajita de mentiras. Me hubiese gustado
darle un abrazo. Y por causa de que ella no había venido, no había podido poner
mi cabeza en otra cosa que no fuera la carta.
Decidí escaparme del taller de música
porque las ganas de leer la carta ya me estaban consumiendo. Salí de allí
silenciosamente. Tomé con firmeza mi mochila y caminé hasta el jardín del lugar.
Gracias a Dios no había nadie allí. Me acerqué hasta el viejo árbol y me eché
bajo el.
Respiré el fresco aire y busque entre
mis cosas el sobre blanco. Lo volví a mirar bien y entonces tomé valor para
abrirlo.
Saque de allí un papel que estaba
doblado en varias partes, ya que era un papel muy largo y estaba completamente
escrito de adelante y de atrás. Di un gran respiro y comencé a leer.
Tom:
O mejor sería poner, Hijo. Hace tanto
tiempo cariño, hace tantos años que vengo buscando la forma de llegar a ti, de
comunicarme contigo. Pero siempre hay algo que me lo impide.
¿Por dónde puedo empezar mi amor? Tengo
tantas preguntas y estoy segura de que tú también las tienes. Antes que nada
quiero pedirte perdón, perdón mi amor por no haber sido lo suficientemente
fuerte para pelear por ti. Quiero pedirte perdón por dejarte, por no cuidarte
durante todos estos años. Perdón hijo mío, es algo que te pido de corazón. Y se
que tal vez no puedas perdonarme… y te entiendo, pero quiero que sepas que
jamás me olvide de ti. Me comporté como una cobarde, no pude hacerle frente a
Jorg. Él… él logro lo que quería, alejarme de ti.
Creciste mi amor, y lo hiciste lejos de
mí. No sabes las noches que lloré, pensando en tu miedo a la oscuridad. ¿Quién
iba a arroparte si yo no estaba ahí? ¿Quién iba a abrazarte para que el miedo
se fuera? Los días en los que me la pasaba pensando en tu carita de tristeza,
en tus ojos cafeces llenos de lágrimas.
¡Oh hijo, esa imagen tuya, esa mirada
tuya aun no salen de mi cabeza! Las pequeñas lágrimas que corrían por tus
mejillas esa noche, aun me torturan. Tu voz quebrada al decirme ‘adiós mamá’
retumba en mi cabeza.
Y me odio, y me detesto por no haber
podido evitarte todo eso. Te arrancaron de mi lado Tom, me alejaron de ti de la
peor manera. Y yo no hice nada, no hice absolutamente nada.
Tom, mi vida, yo quiero que sepas que
en todos estos años no hubo un solo día en que yo no pensara en ti. Juro que me
imagino lo hermoso que debes de estar. Es que pienso en eso y mis ojos se
llenan de lágrimas. Siempre fuiste un niño hermoso, y no lo digo por ser tu
madre, no. Lo digo porque así era mi amor, eras el más bello de todos. Y estoy
segura de que ahora también lo eres.
Y también estoy completamente segura de
que eres un Don Juan, mi intuición de madre me dijo eso cuando cumpliste 14
años. Y si eso es así jovencito, creo que algún día vamos a tener que hablar
muy seriamente sobre ello. No sabes las veces que me imagine retándote por
algo, y que luego arreglas el problema con algún halago o sonrisita compradora.
Siempre imaginé el día en que me
trajeras a tu primera novia a casa… Y creo que eso aun no sucede Tom, ¿estoy en
lo correcto, verdad? Tantas cosas mi amor, tantas cosas que me imagino. Tantas
cosas que se que perdí y no voy a volver a recuperarlas. Todas esas cosas que
perdí provocaron un vacío en mí.
El día en que tu padre te alejó de mí,
se llevó un pedazo de mi corazón. Y creo que en este momento te debes de estar
preguntando, ¿Por qué te escribo ahora y no lo hice antes? Es que yo si lo hice
hijo, siempre te escribía cartas.
Pero tu padre encontraba la forma de
saber cuando iba a mandarla y se encargaba de que nunca te llegaran. Por eso
esta vez me arriesgué y mandé la carta directamente a la Universidad en la que
estas. No puedo creer que ya estés en la Universidad. Ya eres todo un hombre,
estudiando derecho. Tengo tantas cosas para contarte mi amor.
Luego de que tu padre te llevara, intenté
rehacer mi vida con Ben, y de a poco lo hice. Ben es un hombre maravilloso,
siempre estuvo a mi lado cuando… sentía que no tenía más fuerzas para continuar
viviendo sin ti. Siempre encontraba las palabras correctas para sacarme
adelante y darme la esperanza de que algún día iba a volver a verte.
Pero no solo me odio eso, hace cinco
años Ben me dio el segundo regalo más grande de mi vida. Se llama Hope y es una
niña hermosa. Tienes tus ojos, y creo que heredó esa forma convincente y
aduladora para salir de los problemas. Y eso que apenas tiene cinco años.
Siempre le habló de ti, siempre le digo que tiene un hermano mayor y le muestro
fotos tuyas de cuando eras un niño. Ella las mira y dice: Ese es mi hermano,
Tom, y esta tan orgullosa de ti.
Tienes que conocerla, se van a llevar
tan bien… Y creo que hasta aquí puedo llegar mi vida, porque las lágrimas me
están nublando la vista. Nunca olvides que te amo Tom, y eres lo más grande que
dios me ha dado.
Simone.
CAPITULO # 40:
Ella sacó las llaves de su cartera y
comenzó a caminar. Estaba por llegar tarde a la presentación de su hijo, y no
se podía permitir aquello. Se subió al auto y arrancó lo más rápido que pudo.
Cuando llegó se bajó y casi corrió hacia dentro del auditorio. Un poco agitada
se acercó a una de las profesoras.
—Señorita Mimí, ¿Dónde está mi hijo?
—le preguntó recuperando un poco el aire que había perdido.
—Tom está detrás del escenario señora
Kaulitz —le señaló el camino con el dedo.
Simone asintió con la cabeza y movió de
nuevo sus piernas para acercarse al lugar. Corrió una cortina y lo divisó
parado en medio de todas las niñas. Sonrió levemente. Él levantó su pequeña
mirada cafe y sonrió mostrando todos sus dientes al verlas.
—Lo siento señoritas, pero llegó mi
reina —les dijo a las niñas y se abrió camino de ellas para acercarse a su
madre. Simone se agachó cuando él estuvo cerca.
—Eres todo un galancito —le dijo
divertida.
—Lo se mami, pero solo me interesas tú
—dijo él.
—Okey, acabas de ganarte un helado para
cuando termine la función —dijo ella y acomodó un poco su pelo —¿Estas
nervioso?
—No, para nada —afirmó y sonrió.
Su madre levantó su mano y acarició su
rostro. Sus mejillas estaban pobladas de pequeñas pecas, su nariz pequeña
adornaba su cara de niño. Él era tan bello, su pequeño bebe. Con solo 5 años ya
era todo un hombre, y hablaba como tal.
Una de las profesoras de ballet se
acercó a ellos.
—La función ya va a comenzar —les
avisó. Ambos asintieron y volvieron a mirarse.
—¿Papá vino? – le preguntó él
esperanzado.
—No Tom, papá esta ocupado —dijo ella.
—Siempre está ocupado —susurró bajando
la mirada.
Simone tomó su mentón e hizo que la
mirara a los ojos. Ella no podía permitir que la concentración y la autoestima
de su hijo bajaran por eso.
—Pero yo estoy aquí y yo quiero verte
brillar. Ben también vino a verte…
—¿Ben está aquí? —dijo entusiasmado.
Ben siempre venía a verlo y eso lo
alentaba. Simone sonrió.
—Si, está aquí y ambos queremos que
seas el niño mas lindo de todos.
Tom rió divertido.
—Soy el único niño, mami —le dijo.
—Tienes razón, pero no importa. Para mí
eres único y estoy muy orgullosa de ser tu madre. Ahora sal a ese escenario y
haz lo que sabes hacer —dijo y le dio una pequeña palmada en la cola para que
caminara.
Tom movió sus pequeñas piernas hacia en
escenario y Simone lo perdió de vista.
Se sentó en el gran piano de la casa de
su abuela. Tenía que terminar de saber las notas, antes de que su madre
llegara. Levantó la tapa del piano y se sentó en el asiento. Sus pequeñas
piernas no alcanzaban el pedal. Así que buscó un libro y lo apoyó sobre él para
poder tocar tranquilo. Miró las 88 teclas del majestuoso piano de cola. Con
cuidado apoyó uno de sus pequeños dedos sobre una de ellas.
—Cuando toques el piano, siempre has de
cuenta que estas tocando un pedazo de tu alma, y tócalo con cuidado... porque
el siente las emociones que tienes cuando lo tocas —le dijo su madre sentándose
a su lado.
—¿El siente mis emociones? —le preguntó
él algo asombrado.
—Claro que él te siente. Ahora pon tus
manos como te dije la otra vez, y solo toca después de que yo lo haga —le dijo
ella.
Tom vio como su madre apoyaba sus manos
sobre la otra mitad del piano, en la que él no estaba. Sus largos y finos dedos
empezaron a moverse, causando que la música saliera suave y melodiosa.
El pequeño rubio comenzó a mover los
dedos también, copiando el acto de su madre. Simone sonrió contenta mientras
veía todo lo que su pequeño de 7 años había avanzado solo en dos semanas. Tom
miró a su madre y le sonrió, enseñándole una sonrisa que una pequeña separación
en las paletas de sus dientes. Le encantaba tanto llegar de la escuela y
sentarse a tocar con su madre. Amaba pasar la tarde con su madre, hablando de
los músicos más importantes de la música clásica. Y aprendiendo a tocar algún
instrumento nuevo.
—Mami, ¿crees que algún día seré un
gran hombre? —le preguntó él.
Simone dejó de tocar y lo miró.
—Claro que si mi amor, serás un hombre
de bien —le dijo ella acariciando su mejilla.
Sentí que algo frío caía por mi
mejilla. Entonces mi mente salió de aquel extraño trance en el que había
entrado y me di cuenta de que estaba sentado en el pasto de la Universidad.
Miré la carta entre mis manos y sentí como por mi otra mejilla una nueva
lágrima caía.
Un nudo se había formado en mi
garganta, haciendo que me costara trabajo respirar. Mi madre… mi madre me había
escrito, mi madre estaba bien. Ella nunca se olvidó de mí…
—¿Tom? —escuché que me llamaba. Levanté
la cabeza y ella me miraba algo extrañada. Rápidamente se acercó y se agacho
hasta mi altura —¿Qué sucede?
Entonces el nudo en mi garganta se hizo
más grande. La tomé del brazo y rápidamente la acerqué a mí, para abrazarla.
Escondí mi rostro en su cuello y dejé que aquel nudo saliera de mí,
materializado en lágrimas. Ella estaba algo confundida, pues sus brazos estaban
indecisos a abrazarme o no.
—¿Qué pasa? —me volvió a preguntar.
—Solo necesito que me abraces, ______
—le hablé con la voz algo quebrada —Lo único que quiero es un abrazo.
Y entonces mi necesitada respuesta
llegó. Sentí como sus pequeños brazos me apretaban con fuerza y me acercaban
más a ella. Levanté mis brazos y rodeé su cintura. Lloré en silencio sobre su
cuello. Sentí como su mano bajaba y subía por mi espalda… pero no con intención
sexual o algo por el estilo. Era un gesto de cariño, de consuelo.
Cerré mis ojos y me quedé ahí, pegado a
ella. Respirando su aroma, y sintiendo un poco de tranquilidad entre sus
brazos. No sé cuanto tiempo estuvimos así, simplemente perdí la noción de todo.
Lentamente comencé a alejarme de ella. ______ me miró fijo y levantó su mano
para secar mi rostro.
—¿Qué sucedió? —dijo preocupada.
Miré la carta que estaba en mis manos y
al instante tomé mi mochila y la guarde allí. Sonriendo levemente me puse de
pie y ayudé a ______ a que lo hiciera.
—Nada cariño, tranquila —le dije y
acaricié su rostro.
—No, no puedes decirme nada… porque tú
estabas llorando y no creo que te pongas a llorar por nada… no eres la clase de
hombre que llora porque si.
—¿Estas preocupada por mi? —le dije
arqueando una ceja.
—¿Acaso ni cuando estas mal logras
controlarte un poco?
Sonreí divertido, aunque de verdad no
me sentía muy bien que digamos.
—Nunca vas a dejarme escuchar que estás
muy preocupada por mí ¿verdad? —le dije.
—No… no es eso. Yo si me preocupo por
ti… anda, dime que pasó —dijo.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté.
—Vine a buscar unos papeles que
necesitaba y pasé y te vi aquí… ¿Vas a decirme?
—Te extrañe hoy en las clases… no tenía
a quien mirar de manera posesiva —dije para seguir cambiando de tema.
—¡Ya no me cambies de tema! —me reprochó.
—Ya es tarde cariño, va a ser mejor que
vayas para la casa —le dije y me acerqué a ella para besar su frente. Me tarde
un poco más de lo que el gesto ameritaba.
—Pero… —intentó hablar ella, pero
comencé a caminar.
Me metí a la Universidad, necesitaba
encontrar un lugar tranquilo para pensar, y que mejor lugar que sala de música.
Miré a mí alrededor y ya casi nadie estaba en la Universidad. Llegué al salón y
entré. Sonreí al ver el piano. Me acerqué, lo abrí y me senté frente a él.
—Cuando tocas el piano estas tocando un
pedazo de tu alma…
Sonreí de nuevo al recordar otra vez
sus dulces y sabias palabras. Acaricie las teclas y luego coloque bien mis
dedos sobre ellas. Comencé a tocar una de sus canciones favoritas, el Pachabel
Canon in D de Mozart. Mis dedos no habían perdido la habilidad de tocar, pensé
que si ya que hacía mucho que no tocaba el piano.
Muchos recuerdos más llenaron mi
cabeza. Estaba por terminar, cuando sentí una presencia en la sala. Levanté la
cabeza y ella estaba parada en la puerta.
—______, ¿Qué haces aquí? —dije
sorprendido.
Con cuidado ella comenzó a acercarse.
Se sentó a mi lado y miró al piano.
—No sabía que tocabas tan lindo —me
dijo. Ella giró su cabeza y me miró —¿Puedes tocar algo para mí?
La miré fijo y entonces recordé aquella
canción que hace unos años, cuando estaba aburrido, había aprendido a tocar en
piano.
—Si —dije asintiendo —Y no solo voy a
tocar algo para ti, sino que voy a cantarlo también…
—¿Cantas? —dijo sorprendida.
—Hago un esfuerzo —coloqué mis manos
sobre el piano de nuevo.
—Vaya… de verdad me sorprendes —musitó.
Moví de nuevo mis dedos y la música
comenzó a salir. Miré mis manos, para tratar de recordar mejor las notas… y al
instante invadieron mi cabeza. Giré mi cabeza para volver a mirarla.
—Mylifeisbrilliant. My love is pure. I saw an angel. Of that I'm
sure. She smiled at me on the subway. Shewaswithanotherman.
(Chicas se pone un poco cursi la cosa, pero es un amor o ¿no? Jajaja : D) But I won't lose
no sleep on that, 'Cause I've got a plan. You're beautiful. You're beautiful.
You're beautiful, it's true. I saw you face in a crowded place, And I don't
know what to do, 'Cause I'll never be with you. Yeah, she caught my eye, As we
walked on by. She could see from my face that I was, Fucking high, And I don't
think that I'll see her again, But we shared a moment that will last till the
end. You're beautiful. You're beautiful. You're beautiful, it's true. I saw you
face in a crowded place, And I don't know what to do, 'Cause I'll never be with
you —su mirada se volviótierna —You're beautiful. You're beautiful. You're
beautiful, it's true. There must be an angel with a smile on her face, When she
thought up that I should be with you. But it's time to face the truth, I will
never be with you...
Las últimas notas no llegué a tocarlas
bien, pues me concentré mucho en mirarla. Sus ojos ahora estaban vidriosos y
amenazaban con soltar lágrimas.
Rápidamente se acercó a mí y tomó mis labios
con los suyos. Sentí una pequeña presión en mi pecho, y me di cuenta de que era
mi corazón acelerado. Posó una de sus manos en mi mejilla y me acarició
mientras comenzaba a mover su boca sobre la mía. Un débil sonido salió de mi
garganta y al instante mi necesidad de ella me atrapó. Exigiendo más de su boca
tomé su rostro con ambas manos y la acerqué más a mí. Su pequeña mano subió
hasta mi nuca, mientras nuestras bocas se acariciaban tiernamente.
Soltando sus labios apenas, apoyé mi
frente contra la suya, y respiré profundamente. Abrí mis ojos y sus ojos
estaban cerrados. Nuestras respiraciones se mezclaban agitadas en ese pequeño
espacio que nos separaba.
—Diablos ______… esto no puede ser así
—susurré.
—Lo se, lo se —me dijo rápidamente.
Apretando los dientes me alejé de ella.
Yo no quería sentir esto… no podía sentirlo. Una vez perdí a alguien que amaba
mucho. Y me conozco, yo se que si dejo que esto pase… voy a arruinarlo quiera o
no quiera, siempre termino arruinando las cosas.
—Ya es tarde cariño, ve a casa. Juro
que hoy en la noche voy a llamarte —le dije.
Ella se puso de pie y asintió con la
cabeza.
—Está bien… pero ¿no quieres contarme?
—me dijo. Le sonreí levemente.
—No, no hay nada que contar —dije.
Volvió a asentir y caminó hasta la puerta. Se giró a verme, y pensé que me
pondría de pie y caminaría hasta ella para abrazarla y besarla otra vez.
—Sabes que puedes contar conmigo Tom, y
que siempre que necesites hablar voy a escucharte.
—Si cariño, lo se.
Sonrió por lo bajo y salió de allí.
Solté un suspiró y volví a mirar al piano. Entonces mi cabeza comenzó a pensar
en todas las cartas que me habrá mando y que el canalla de mi padre nunca me
dio. Tomé mi celular… el maldito infeliz iba a escucharme.
—¿Qué sucede Tom? —me preguntó al
atender.
—¿Dónde están las cartas que me mandó
mi madre? —le pregunté. No dijo nada.
Al parecer no esperaba que le dijera
eso —Las quiero, quiero todas las cartas que ella me escribió.
—No se donde están —dijo.
—¡Mentira! ¡Si lo sabes! ¡Tú las
tienes! —le grite.
—¡Antes que nada te calmas! —me levantó
la voz el también —¡Si te digo que no las tengo es porque no las tengo!
—Voy a ir a tu oficina ahora mismo y me
vas a dar esas cartas, al igual que un número de teléfono en donde puedo
comunicarme con ella. ¿No se si lo sabes? Pero mañana es su cumpleaños y quiero
hablar con ella…
—No Tom—sentenció.
—¡Si maldita sea, me vas a dar lo que
te estoy pidiendo! ¡Te guste o no! —colgué el teléfono y salí de la sala de
música alterado. Pero mi enojo se calmo un poco al verla detrás de la puerta
—______ —le dije. Ella trago saliva.
—Lo siento, solo quería escucharte
tocar…
CAPITULO # 41: (Fin del Maratom)
Todo el enojo que se había acumulado en
mí, se había evaporado como por arte de magia al escuchar sus palabras.
—¿Escuchaste verdad? —le pregunté. Ella
apretó sus labios.
—Perdón… perdón yo no quería escuchar.
Lo único que quería era escucharte tocar —se disculpó. Sonreí y acomodé un
mechón de su cabello.
—Prometo que voy a hacer un concierto
para ti sola —dije.
Entonces se acercó a mí y me abrazó. Aquel
extraño gesto mandó un escalofrío por todo mi cuerpo. Me quedé inmóvil,
pensando en que hacer. Reaccionando, mis brazos se levantaron y la envolvieron.
Atiné a esconder mi rostro en su cuello
y acercarla más a mí. Era tan extraña la sensación volátil y tonta que me
invadía. Su perfume era tan delicioso y adictivo. Con sutileza froté mis labios
contra su piel.
—Suéltame ______, sino no podré dejarte
ir —le susurré.
—No me dejes, llévame contigo —me dijo.
La acerqué más a mí.
—No puedo cariño, voy a la oficina de
mi padre —le dije. Ella se alejó despacio.
—Te acompaño… luego podemos ir a tomar
un helado.
La miré bien y sonreí.
—¿Es una cita? —pregunté.
—¿Por qué no? —dijo.
—¿Estás aceptando que me estás
invitando a salir? —dije sin poder creerlo —Pellízcame.
Rió por lo bajo.
—Pero si no quieres… me voy a casa.
—No, claro que no. Ahora no me vengas
con excusas.
—Entonces, vamos —dijo y comenzó a
caminar. No pude moverme, me quedé quito mirándola. Se detuvo y se giró a
verme.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Que realmente eres hermosa —le dije
bobamente. Sus mejillas tomaron un poco de color.
—Vamos 50 Cent, se hace tarde —dijo.
Caminé hasta ella y la miré fijo a los
ojos.
—Tienes algo en los labios —dije.
Frunció el ceño y llevó las manos a su boca.
—¿Dónde? —preguntó y bajó la mirada
intentando verse a si misma. Sonreí.
Con su mirada distraída me acerqué más
a ella y quité su mano de mi camino para rozar sus labios. Su boca soltó un
leve suspiro. Besándola suavemente di un paso hacia ella, haciendo que nuestros
cuerpos quedaran más cerca. Con cuidado mordí su labio inferior, para luego
alejarme despacio.
—Como me gusta besarte, ______ —le
confesé aun cerca.
Ella se alejó un poco más y me miró a
los ojos. Mordió sus labios y se volvió a sonrojar.
—Vamos, ¿quieres? —me dijo.
Salimos de allí y caminamos hasta el
estacionamiento. Miré a mí alrededor buscando su auto, pero no estaba.
—¿En que viniste? —le pregunté.
—Caminando —dijo simplemente.
—Perfecto —aseguré —Así podré llevarte
conmigo… bien cerca.
—Eres un aprovechador —me acusó. Sonreí
y me subí a Betty
—Sube aquí —le hice el gesto para que
se sentara justo frente a mí.
—¿Y si mejor voy atrás? —preguntó.
—No seas vueltera, y ven aquí —dije y
la tomé de la mano para jalarla hacia la moto.
Se subió y se acomodó bien. Recogió su
cabello y me dejó la linda vista de su nuca. No pude contenerme y me acerqué a
besar su cuello. Ella dio un pequeño salto.
—Tom—se quejó.
—Lo siento, lo siento. Eres demasiado
irresistible…
—¿Puedes dejar de jugar y vamos? —me
pidió.
Con una pequeña sonrisa arranqué y
prendimos marcha hacia la oficina de mi padre. En el camino mi cabeza no dejaba
de pensar en la carta de mi madre. No dejaba de pensar en Hope.
¿Pueden creerlo?
Tengo una hermana. Toda mi vida quise
tener hermanos, y ahora se que tengo una. Es increíble.
—¿Estás bien? —su voz llegó medio
lejana a mi cabeza. La miré a los ojos.
—¿Qué? —pregunté.
—¿Qué si estás bien, Tom? —repitió algo
preocupada.
—Si cariño, ¿Por qué lo dices? —le
dije.
—Porque tienes cara de enojado.
Le sonreí levemente y besé su mejilla.
—No estoy enojado, solo estaba
pensando.
Me detuve justo frente a las oficinas
de mi padre. Me bajé primero y ayudé a ______ a bajar. Comenzamos a caminar
hacia adentro.
Sin saludar a nadie de la entrada, me
dirigí directamente al ascensor. Nos subimos y marqué el piso de mi padre.
Estaba ansioso por llegar. Necesitaba
saber en donde estaban todas esas cartas. Y esta vez Jorg no se iba a salir con
la suya.
Llegamos al piso y nos bajamos. La
secretaria de mi padre me miró sorprendida y estaba por agarrar el teléfono.
—Deja ese teléfono allí, Aly —le dije.
Ella colgó el tubo. Miré a ______ —Espérame aquí cariño, ¿Si?
—Aquí te espero —me dijo.
Le sonreí apenas y caminé rápidamente
hasta la puerta de mi padre. Sin tocar la abrí y entré. Él me miró fijo cuando
lo hice. Cerré la puerta con algo de fuerza y lo miré fijo a los ojos.
—¿Dónde están las cartas? —le dije lo
más calmado que pude.
—Hola ¿no? Hace mucho que no te veo —me
dijo el muy cínico.
—¡Contéstame! —le exigí. Él no dijo nada.
Entonces tomé la carta que había guardado y se la mostré —¿Sabes lo que es
esto? —pregunté y sonreí irónicamente —Es una carta de mamá.
—¿De donde sacaste eso? —me preguntó
poniéndose de pie.
—Quiero todas las cartas que ella me
mandó. ¡Son mías y nada tienen que ver contigo!
—¿Por qué sigues insistiendo con ella?
¿Acaso no ves que nunca le importaste? ¡Si le hubieses importado no se hubiese
ido con aquel infeliz!
—¡Ella se fue por tu culpa! —le grité.
—Solo voy a decirte una cosa Tom… no me
busques —me dijo hablando en voz baja.
—Por lo menos dame un teléfono en donde
llamarla. Mañana es su cumpleaños… quiero hablar con ella —le dije reteniendo
todo mi enojo.
—No —sentenció.
—¡Maldita sea! —le rugí y tiré todas
las cosas que estaban sobre el escritorio. Abrí la puerta y salí de allí. Sin
prestar atención a que ______ estaba allí me acerqué a Aly—¡¿Dónde está el
número de ella Aly?! —le pregunté bastante alterado.
—Yo… yo no lo se —me contestó nerviosa.
—¡Si que lo sabes! —le grité.
Sentí unas pequeñas manos tomarme del
brazo y jalarme hacia ella. Cerré los ojos y dejé que ella me calmara con sus
brazos.
—Tranquilo —me susurró mientras me
abrazaba más.
Otra vez todo eso enojo que tenía se
evaporó. Me quedé quieto cerca de ella, sus manos subían y bajaban por mi
espalda, calmándome. Luego de unos segundos me alejé con cuidado.
—Lo lamento —le dije mirándola a los
ojos.
—Oye, tranquilo —me dijo y acarició mi
mejilla. Me giré a mirar a Aly.
—Lo siento Aly, se que no tienes nada
que ver —me disculpé.
—Todo está bien, Tom —me dijo ella.
Jorg salió de la oficina y se quedó quieto al ver a ______ allí. La miró
extrañado por unos cuantos segundos.
—No sabía que estabas acompañado —me
dijo sin dejar de mirarla.
—Si, pero ya nos vamos —le dije
apretando los dientes.
—No espera —dijo él y lo miré —Necesito
que hagas una cosa, y te voy a dar el número que quieres…
—¿Qué cosa? —pregunté al instante.
—Necesito que le lleves esto a Donald
que está abajo esperando, y que firmes por mí el papel que él tiene —me indicó.
—Para eso tienes empleados —le recordé.
—¿Quieres el número? Entonces has lo
que te digo —me dijo. Solté un suspiró cansado. Me acerqué a él y tomé el
papel. Miré a ______.
—Espérame aquí por favor —le pedí. Ella
asintió y salí de allí.
Bajé rápidamente por las escaleras para
no perder mi tiempo, necesitaba ese número para poder hablar con mi madre.
Me encontré con Donald, le di el papel
y firmé otro. Volví a subir, estaba por entrar a la sala, pero me quedé detrás
de la puerta al escuchar a mi padre hablar.
—Pensé que eres una chica inteligente,
______ —le dijo.
—Y yo pensé que usted era un hombre
honesto y trabajador señor Kaulitz, pero veo que las apariencias engañan —le
dijo ella.
—Te conviene tenerme como amigo
pequeña, ya que si pretendes estar con mi hijo y casarte con él tienes que
tener mi agrado…
______ empezó a reír y no pude evitar
sonreír por ello.
—No puedo creer que haya dicho eso…
¿Usted se da cuenta de lo que acaba de decir? Señor Kaulitz tengo 19 años y no
tengo intenciones de casarme aun… además de que no creo que su hijo quiera eso
—le dijo divertida.
—No seas insolente —le advirtió.
—Y usted no sea ridículo. Olvídese de
que voy a hacer algo de lo que me acaba de pedir, esta muy equivocado si piensa
que voy a decirle algo malo con respecto a…
Entré y ambos me miraron. Miré fijo a
mi padre. Estaba algo rojo y se notaba que estaba molesto. En cambio ______
tenía esa cara de calma y armonía que siempre lograba hacerme sentir mejor.
—¿Pasó algo? —le pregunté.
—No nada, solo que tu padre se sabe unos
chistes muuuuy graciosos —me dijo ella sin dejar de mirarlo.
—Espero que te haya tratado bien —dije
mirando a mi padre.
—No tengo nada para decir —me dijo
ella.
Jorg se acercó a la mesa de la
secretaría y tomó un papel, anotó algo y me lo dio. Lo miré y era un número de
teléfono.
—¿Vamos ______? —le pregunté. Ella me
miró y sonrió.
—Vamos —dijo asintiendo —Adiós señor
Kaulitz… fue un placer hablar con usted.
—Adiós señorita Levine —le dijo él.
Salimos de allí y noté que la cara de
calma y armonía de ______ había cambiado por una cara de molestia.
—¿Qué sucede? —le pregunté. Me miró y
sonrió levemente.
—No, nada. Solo estaba pensando —me
dijo.
—Cariño, yo se que dijimos de ir a
tomar un helado… pero ¿podríamos dejarlo para otro día?
—Claro que si —dijo y me miró a los
ojos —Debo ir a hacer unas cosas, ¿necesitas algo de mí?
‘Varias cosas me gustarían de ti’
—No cariño, nada —le dije antes de
decirle semejante barbaridad.
—¿Seguro? ¿No quieres que me quede
contigo? —preguntó.
—¿Vas a admitir que estas preocupada
por mí? —le dije. Ella sonrió y luego bajó la mirada.
—Claro que estoy preocupada por ti…
—¿Cuánto?
—Bastante —dijo mientras miraba para
otro lado.
—¿Y por qué será eso?
—Porque, porque… debo irme —dijo y
comenzó a caminar.
—______ —la llamé. Se giró a verme
—Porque te mueres por mí, ¿verdad?
Revoleó los ojos y negó con la cabeza.
—Luego te llamo… ¿estás seguro que
estarás bien?
—Si, voy a estar bien —le dije
divertido.
—¿No vas a hacer ninguna tontería,
cierto?
—No voy a hacer ninguna tontería.
—¿Me lo prometes?
—Si no te vas voy a besarte —le dije.
Sus ojos se abrieron bien y pestañeó
varias veces.
—Ya me voy —dijo algo nerviosa y
comenzó a caminar.
Sonreí al ver su paso apresurado al
caminar, entonces corrí hasta ella y la tomé del brazo para jalarla hacia mí y
besarla dulcemente en los labios.
—De todas maneras iba a hacerlo —le
dije cuando me alejé apenas un milímetro de ella.
Bueno ... Aqui estan los maratones ... Espero y les este gustando la historia, en lo personal llore con estos caps sobre todo con la carta de la mama de Tom ... Ahora ya entendemos porque Tom es tan mujeriego, cinico xD ... Le falto mama D: ... Bueno sin mas que decir ADIOS y que esten bien :D
OMG !!! llore igual :'( Pobresito Tom !!! pero que lindooo !! que bueno que empieza el amor entre ellos !! es lo mejor !!!! y ese puto del papa de Tom !! que le dijo?!?!?!?! D: gracias por subir :) cuidate y nos leemos prontito :)
ResponderEliminarhay pobre de mi niño :( pero lo amo *-* yo quiero saber que mas paso por favor llore :(
ResponderEliminarPobre mi Tom.. Lo bueno es que ya aparecio Simone. Muero por leer ese encuentroo.. Espero q lo q firmo Tom no sea nada malo.. Me dio mala espina esoo..
ResponderEliminarSiguelaa :)