—¡Ya estaba despierto! —mentí.
—Si, lo que tú digas Tom —dijo Georg. Lo escuché subirse a su
auto —Recuerda que tenemos clase con la Sra. D, así que saca tu culo de la cama
y muévete. Tienes exactamente 20 min. Pasaré por tu casa, más vale que te vea
sobre tu moto con unas enormes gafas negras para que tapes la resaca que debes
tener y dirigiéndote hacia la institución a la que tú, con tanto cariño, llamas
el purgatorio en la tierra.
—Prácticamente ya estoy en la moto —respondí huraño.
—Por lo menos péinate y arréglate un poco —me dijo como si fuera
un niño. Sonreí por lo bajo.
—Me urge acostumbrarme a estas horas de entrada —respondí
mientras sacaba ropa del armario y entraba al baño —Por cierto Georg…
—¿Si? —dijo él.
—Gracias —dije.
—No es nada hermano —respondió.
Corte el teléfono y terminé de vestirme. Salí del baño y entré
en la cocina para tomarme rápidamente un café. Reí por lo bajo al pensar que
Georg ahora debía estar intentando despertar a Gustav.Terminé el café y tomé
mis cosas. Salí de la casa y me acerqué a mi linda moto. La única mujer que
nunca me reprochaba nada.A lo lejos vi el auto de Georg y sin seguir dando
vueltas prendí mi moto y seguí su auto hacia la institución. Pronto llegamos.
—Georg ¿Acaso nunca te cansas de ser tan responsable? —preguntó
Gustav recargándose en el coche de Georg en el lugar habitual donde nos
reuníamos antes de entrar a clases, con una nota de admiración hacia su amigo.
De alguna forma había logrado que se levantara de la cama para
llegar temprano y además había llegado a una cafetería y había traído cafés
para los tres.El aludido solo se encogió de hombros.
—Solamente trato de asegurarme de que mis futuros socios no sean unos completos y verdaderos inútiles —dijo quitándole importancia y mirando distraídamente hacia otro lado para evitar las miradas de gratitud de nosotros.
—De todos modos un día de estos te lo retribuiremos —dije
mientras sorbía un poco de café y miraba hacia otro lugar al igual que Georg en
un intento por que la situación no se volviese más sentimental de lo que ya
estaba.
—¡Eso es un hecho! —afirmó Gustav mientras le daba un golpecito afectuoso a Georg. Ciertamente Gustav era el más afectuoso de los tres, Georg el responsable… y eso me deja a mí el lugar de…. Soy el patán del grupo. Esa conclusión me hizo sonreír —¿Ves? ¡Hasta Tom esta sonriendo! Somos tan afortunados al tenerte Georg —dijo y le dio otro golpecito esta vez uno más fuerte provocando que Georg derramara un poco de su café.
—¡Genial! ¡Esta hirviendo Gustav! —dijo cambiando la taza de mano y secándose la otra en la ropa de Gustav.
—Lo siento —dijo resignado a que valía más dejar que se secara en él.
—Mira quien viene ahí —dijo Georg mientras prendía un cigarrillo
y hacia que Gustav sostuviera su café —¿No fumas hoy? —me preguntó sorprendido.
—Esta mañana me es más urgente tomarme este café para despabilarme un poco —dije.
En ese momento el auto al que había llamado la atención Georg
estacionó al lado de mi moto, justo enfrente de donde estábamos nosotros
reunidos.De ahí se bajo primero Bill, el cual fue al otro lado del auto y le
abrió la puerta a… _______.
Esta bajó con cuidado y tomando su bolso, le entregó una amable sonrisa a su compañero y se dispuso a caminar dentro de la Universidad.
Esta bajó con cuidado y tomando su bolso, le entregó una amable sonrisa a su compañero y se dispuso a caminar dentro de la Universidad.
—¡Buenos días _______! —le habló Gustav.
Ella dirigió su mirada a nosotros. Sonrió levemente.
—Buenos días —saludó ella haciendo que Bill me dirigiera una
mirada recelosa, para luego llamar la atención de ella con alguna conversación
insulsa y vacía.
—Esta bien creo que ya me despabile, dame un cigarrillo —le pedí a Gustav.
—Te lo terminas en el camino, ya es hora —me urgió Georg, mientras se adelantaba unos pasos de nosotros —Vamos, arrastren sus dormidos culos hasta el aula.
—¿Qué le pasa a este que siempre esta demasiado despierto para mi gusto por las mañanas? —me dijo en un susurro Gustav.
—¡Escuche eso Schafer! ¡Muévete!
—Amigo, lo que tú necesitas es relajarte —refunfuño Gustav.
Georg solo lo ignoró, no se pondría a discutir con Gustav cuando podía empujarlo hacia el salón.
—¡Otra vez tarde Kaulitz, Listing y Schafer! —exclamó la maestra.
—Y si no fuera por Georg no habríamos llegado, y si no fuera por Gustav no hubiésemos llegado tarde, si tan solo no se hubiera puesto a discutir con Georg justo antes de entrar —me quejé en un murmullo.
—¡Kaulitz! ¿Qué es lo que tanto dice? —preguntó la Sra. D.
—Esta mañana luce especialmente hermosa profe, ¿Acaso se cortó
el pelo?
—Siéntese Kaulitz —me ordenó con recelo.
Tomé asiento atrás de Levine, al poco tiempo la clase me aburrió
y tiré de su pelo levemente, pero ella me ignoró, solo lo acomodó hacia un
lado. Volví a tirar de un mechón y me ignoró otra vez. Lo volví a hacer…
—Vuelve a jalar de mi pelo y te enterrare la nariz en el cerebro
—me amenazó en un susurro.
—Me gustaría que lo intentaras —le contesté.
—¿Qué es lo que quieres de mi? —preguntó fastidiada.
—Si te digo tal vez no quieras volver a hablarme.
—Eres un sucio.
—Un día nos podríamos bañar juntos —le dije.
—Imbécil —respondió y volvió su atención a la profesora.
Aaagh ella no estaba para cooperar con la diversión. Decidí
escuchar música distraídamente, mientras la maestra hablaba.Hoy no estaba de
humor para oírla hablar. Mi padre ya me había enseñado lo que ella estaba
enseñando a la clase.
En el verano me obligó a trabajar para él en su firma de abogados. Aborrecí tanto el trabajar, así como ser el hijo del jefe.
50 Cent siempre me ayudaba a pasar el día sin maltratar a nadie… o ¿era al revés?
En el verano me obligó a trabajar para él en su firma de abogados. Aborrecí tanto el trabajar, así como ser el hijo del jefe.
50 Cent siempre me ayudaba a pasar el día sin maltratar a nadie… o ¿era al revés?
—Kaulitz… Kaulitz… ¡Kaulitz! —me llamó.
Ya la había oído pero decidí continuar con mi cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados.
—Creí que necesitabas espacio, cariño —le dije sin moverme.
—¡No me digas cariño! —exclamó más fuerte de lo que era
necesario, incluso si yo estaba usando los audífonos en ese momento.
Me sacó el de la oreja derecha y tuve que abrir los ojos, estaba
parada aun lado de mí y ya todos habían desalojado la sala supongo que me
concentré demasiado en la música.
—Estas muy sensible este día, dime ¿necesitas que vaya a la
farmacia por ti? —la vi ponerse roja pero de coraje.Me sorprendió que no le
saliera humo de las orejas.
—Estaré bien en cuanto tenga tus ojos entre mis dedos —dijo
amenazadoramente.
—Vaya si que eres dulce —dije fingiendo demencia —Halagas mis
ojos.
—Hablo literalmente —dijo con una sonrisa maléfica.
—Oh, lo siento cariño pero este par me ha conseguido varias citas
con una sola mirada. Me temo que no los puedes tener —hice una pausa dramática
mientras le mostraba una amplia sonrisa y la escudriñaba de arriba a abajo
—Pero se me ocurre otra cosa de mí que podrías tener entre tus dedos —me
abofeteó con fuerza —¿Supongo que ahora es cuando digo auch? —tomó sus cosas y
se dirigió a la puerta.
—_______ —la llamé antes de que saliera —No veo por que habría
de molestarte tocarme el cabello…. —hice una pausa y puse una expresión
divertida —¿O no será que pensaste que hablaba de…?
—¡Yo no pensé nada! —me interrumpió nerviosa.
—Si, eso creí —dije mientras la miraba acusadoramente.
Ella solo pudo encogerse de hombros y ponerse roja. Salió de
allí dejándome solo. Me puse de pie y decidí salir también. Quedaban unos 5 minutos
antes de que empezara la siguiente clase, y necesitaba fumar un cigarrillo.Salí
del salón y comencé a caminar por el pasillo. La chica que sería la conquista
de esta semana se acercó mirando para todos lados a mí. Tal vez se estaba
percatando de que Cassandra no la viera o algo por el estilo.
—Hola bonito —dijo con una pequeña sonrisa.
Sonreí fingidamente. Como me irritaban las chicas como ella.
Siempre se la pasaban hablando de lo mismo. Nunca podías tener una conversación
normal y larga con ellas. Aunque en la mayoría de los casos no me interesa
conversar con ellas.Volvió a mirar para sus costados y cuando se percató de que
nadie nos veía se acercó a mi boca y comenzó a besarme. Mis ojos estaban bien
abiertos ante esto, no me esperaba que fuera tan… demostrativa.No cerré los
ojos, no me gustaba cerrar los ojos cuando las besaba. Revoleé los ojos,
esperando a que de una buena vez terminara.No era muy buena besadora, espero
que eso no sea así en la cama. Al fin se alejó de mí. Sonreí sin separar los labios.
—¿Y eso? —le pregunté.
—Un pequeño adelanto —dijo.
Escuché una risa muy chistosa desde lo lejos. Me incliné un poco
hacia mi derecha y allí estaba ella, riendo divertida con Gustav y Georg. Gustav
estaba haciendo unas caras divertidas mientras Georg envolvía a la morena por
el costado de su cintura y la sostenía cerca de él. Torcí la cabeza y miré sin
entender. Volví mi vista a la chica frente a mí… Aaag, me choca cuando no
recuerdo sus nombres.
—Lo siento….
—Kate —dijo algo sorprendida.
—Si, lo se —le dije como para que no se sintiera muy usada —Nos
vemos luego, Kate.
—Está bien lindo —dijo y se quiso acercar de nuevo a mi boca,
pero fui más rápido que ella y bese su frente.
Me alejé de ella y comencé a caminar hacia los dos payasos de
circo y la dueña del mismo. Al instante en que Georg me vio, soltó a _______ y
ambos dejaron de hacer caras. La morena los miró sin entender y se giró a
verme.
—Dios… —susurró fastidiada —Bueno chicos, gracias por las risas. Pero ya me voy…
Quiso alejarse, pero rápidamente la tomé suavemente de la
cintura y la jalé hacia mí.
—¿A dónde vas morenita? —le dije mirándola fijamente a los ojos.
—¡Suéltame Kaulitz! —dijo y comenzó a forcejear para salirse de
mi agarre.
—¿Cuál era el chiste? —pregunté a mis dos amigos.
—¡Suéltame! —volvió a intentar.
—¿No escuchaste lo que te dijo? —preguntó él detrás nuestro.Sin
soltarla me giré a verlo.
—Bill —dije y sonreí.
—Suéltala Kaulitz, te lo advierto.
—Billito, tranquilo —dijo ella y con un movimiento más se soltó
de mi brazo —Es solo un niño.
—¿Vamos? —dijo él.
—Vamos —afirmó ella y sonriéndole a Gustav y a Georg se alejó de
nosotros.
—La hiciste buena, Tom. Ya casi la tenia —dijo Georg.
—¿Ya casi la tenías? —dije y me giré a verlo —Ya te lo dije, esa
es mía.
—Hagamos una cosa —habló Gustav —Georg y yo te damos 400 dólares
si logras llevártela a la cama.
—Oye —se quejó Georg.
—Tiene que ser la conquista de esta semana —dijo Gustav.
—Pero ya tengo una —aseguré.
—Vamos Kaulitz, ¿Acaso eres un gallina? —se burló Georg
—Si llegamos al lunes que viene y aun no te has acostado con ella. Tú nos das 200 dólares a cada uno de nosotros —dijo muy seguro de que eso iba a suceder.
—¿Aceptas? —preguntó Listing.
—Está bien sucias —les hablé y sonreí maliciosamente —Vayan preparando ese dinero, porque esa morena está mañana mismo entre mis sabanas.
Ay noo Tom esto no me gusta odio las apuestas..
ResponderEliminarQue sera Bill de (tn)..
Siguelaa amo la fic :)
no se por qué creo que con esa apuesta las cosas tomaran otro rumbo :/
ResponderEliminarenserio cada ves más pienso que es Bill de (tn)
esta genial
siguela pronto por favor
Bye ^_^