lunes, 4 de noviembre de 2013

Capitulo # 15

Comencé a caminar para salir de aquella habitación y los pasos de _______ fueron torpes detrás de mí, ya que yo tiraba de su mano para que lo hiciera. Giré mi cabeza para mirarla.

—Pero, ¿Qué demonios haces? —me preguntó.

—Tú solo camina —le dije y tiré más de su mano, para acercarla a mí.

Bill salió de la habitación.

—_______, ¿A dónde vas? —le preguntó.

—Tenemos cosas que hacer Bill —contesté por ella.

—_______, te estoy hablando —dijo él. Detuve nuestros pasos y me giré a verlo.

—¿Acaso no te has dado cuenta de que estas enfermo? Así de pie y encima descalzo no vas a curarte Bill, será mejor que vuelvas a la cama.

Vi como su cara se tornaba rojo de la rabia.

—_______, vuelve aquí —le exigió de manera autoritaria, como si ella fuera un perro o algo así.

Ella lo miró fijo por unos cuantos segundos, y luego me miró a mí.

—No soy una de tus criadas, para hacer lo que quieras —le dijo ella. Sonreí levemente y ella me volvió a mirar —Vamos.

—Vamos, cariño —dije y volvimos a caminar.

Tuve unas ganas tremendas de girar a ver como había quedado Bill, pero no lo hice, para poder llegar más rápido a la salida. Además de que había dejado sin protección a Betty (la moto). Salimos y con cuidado ella soltó mi mano.

—Ya no es necesario que me agarres de la mano —me dijo.

—Está bien, está bien —le dije y me subí a la moto —Sube, vamos.

—¿A dónde? —me preguntó frunciendo el entrecejo.

—Tú solo sube, yo luego te digo.

Se subió y prendí marcha hacia lo de Cassandra. Sabía perfectamente que si le decía que la llevaría a lo de Cassandra se iba a negar rotundamente. Llegamos a una pequeña casa, que se encontraba cerca de la Universidad. Allí vivía la rubia insoportable de CassandraBynes._______ se bajó y luego me bajé yo.

—¿Podrías decirme en donde estamos? —volvió a preguntar.

—Ya lo verás —dije y tomé de su mano, para caminar hasta la puerta de la casa.

Toqué el timbré y más rápido de lo que esperaba la puerta se abrió. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba en el rostro de la rubia.

—Viniste —dijo con voz chillona.

Sentí como la mano de _______ apretaba con fuerza la mía. Entonces, con un solo tirón la presenté adelante, para que la viera. La sonrisa de Cassandra se esfumó más rápido que un ‘hola que tal’ Sus ojos verdes miel se clavaron con asombro y enojo sobre la pequeña figura de _______. Arrastrando la vista me miró a mí. Yo solo sonreía como si nada pasara.

—¿No sabía que venías acompañado? —me dijo apretando los dientes.

—Y desde ahora en más, va a ser así casi siempre —le dije.

Volvió su vista a _______ y vi como su rostro cambiada radicalmente.

—Entren —sentenció y entró a su casa.

—¿Qué es esto? ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Acaso quieres vengarte de mí por haber ido a lo de Bill? —me preguntó por lo bajo.

—No, no es eso. Te traje como escudo anti-Cassandra —dije por lo bajo para que la rubia que estaba delante nuestro no escuchara —Además de que no iba a dejarte con el neandertal de Bill

—Me debes una grande, Kaulitz —musitó. La miré de costado y le sonreí.

—Demás está decirlo, cuando quieras te pago cariño —dije.

Cassandra detuvo su paso y se giró a vernos. Quizás nos escuchó.

—Pueden sentarse ahí, ya traigo las cosas para el trabajo —dijo de mala gana y se metió en una puerta.

—Creo que no puede odiarme más porque no tiene capacidad mental para hacerlo —dijo _______ mientras se sentaba.

—No le hagas caso, está loca —le dije mientras me sentaba a su lado.

—Si, y es por tu culpa —me dijo.

—Ya, ya cariño, no me sigas retando —le pedí.

Cassandra entró y apoyó, con algo de fuerza, los libros sobre la mesa. Despreocupada _______, sacó su celular y comenzó a escribir en el. Miré a Cassandra, y esta se sentó frente a mí.

—Bueno, ¿Qué hay que hacer? —le pregunté.

—Es un trabajo que mandó la profesora de contaduría. Quiere que realicemos un análisis general de no se que cosa.

—Análisis general del consumidor final —habló _______ sin dejar de escribir en su celular.

Cassandra le lanzó una venenosa mirada y volvió la vista a mí. Traté de no reír, pero me fue imposible. Así que la rubia me miró con enojo.

—Si, ¿y que más? —le dije para que volviera a concentrarse en el tema.

—Eso, y hacer un grafico con las estadísticas del mes —me dijo.

—Empecemos —dije y tomé el papel. Pero mis ganas de ir al baño impidieron que empezáramos. —Cassandra, ¿Dónde está el baño?

—Esa puerta de allí —me dijo y me la señaló con el dedo.

—Ya vuelvo señoritas —me disculpé y salí de allí.

Entré al baño, hice lo necesario y volví a salir. Detuve mis pasos al escuchar la voz de Cassandra.

—Te lo advierto querida, va a ser mejor que te alejes de Tom —le dijo.

—Escúchame bien peliteñida —le habló la morena —Me parece que al fin la tintura barata que utilizas quemó las pocas neuronas que tenías. Ya no me van tus estúpidas amenazas. Y si no quieres terminar peor que la primera vez, mejor cierra la boca…

—Eres una… —entré a la sala antes de que la cosa pasara a mayores. Refrené una sonrisa, la morena había dejado bien en claro quien de las dos era más peligrosa.

—Bueno, ahora si podemos comenzar —dije mientras me sentaba de nuevo.

Los minutos pasaban y yo ya me estaba volviendo loco con todo esto.Es que es increíble que haya gente como Cassandra en el mundo. De verdad es algo que no logro entender.

—Cassandra, linda, pon atención. Las cosas no son así —le dije por décima quinta vez.

Era la décima quinta vez que le explicaba lo mismo. Ella soltó una tonta risita.
¡Aaag, como exaspera! Y aun no puedo creer como tuve el valor de acostarme con ella, pero nunca más lo hago. Lo juro por mi hombría, que jamás me vuelvo a acostar con chicas así.Aunque como ya dije una vez nunca hago caso de mis propias palabras.

—Es que no lo entiendo —dijo ella.

Miré de reojo a _______, y seguía concentrada con su celular. Solté un suspiro.

—No importa Cassandra, ¿Por qué no vas a traer algo de comer? —le pregunté.

Ella asintió y se puso de pie para ir a buscar lo que le encargué. Giré mi cabeza para mirar a _______. Ella levantó su vista del celular para mirarme también.

—¿Qué sucede? —me preguntó.

—No soy un genio, no pongo atención en clases, pero dime por favor que no fue mi imaginación la completa falta de, ya no inteligencia, sino SENTIDO COMUN en Cassandra —le dije. Ella sonrió levemente.

—Vamos Kaulitz, ¿Acaso no conoces la clase de chica que está frente a ti? No tiene ni dos dedos de frente, y se cree dueña del mundo —dijo y volvió su vista a su celular.

—¿Qué estás haciendo con el celular? —le pregunté.

—Estoy jugando —contestó sin dejar de mirar la pantalla.

—Ayúdame —le dije.

Volvió a clavar su vista en mí, y sentí muchos deseos de besarla. Pero no a la fuerza, de besarla y que ella estuviera completamente de acuerdo con ello.Soltó un suspiro y guardó el celular para acercarse a la hoja que yo tenía en mi mano.Más rápido de lo que hubiese esperado, la morena y yo terminamos el bendito trabajo. Con personas así si da gusto trabajar y hacer las cosas.

—Gracias —le susurré cuando vimos que Cassandra entraba a la sala con una bandeja en la mano. Me puse de pie y tomé la mano de _______ para que también lo hiciera. Cassandra nos miró bien, y apoyó la bandeja sobre la mesa —Cassandra, ya terminé el trabajo. Y perdón por no esperarte para hacerlo juntos, pero tengo que irme a hacer unos tramites muy importantes.

—Pero… —habló ella.

—Nos vemos el lunes en la Universidad —dije mientras empujaba levemente a _______ para que caminara hacia la puerta —No te olvides de llevar el trabajo por favor. Adiós y gracias por tu hospitalidad.

—Adiós —escuché como decía. Salimos de su casa y seguí empujando levemente a _______ hasta la moto. Ella se giró a verme cuando llegamos.

—¿Qué? —le dije.

—¿Sabes? Me dio pena —dijo. Sonreí.

—¿Quién?

—La rubia teñida.

—Cariño, no le tengas pena. Ya te dije que esta loca. Ahora sube a la moto, vamos a un lugar que conozco.

—No, no quiero ir a ningún lugar contigo.

—¿Por qué no?

—Porque eres un hombre horrible, un insensible, nada te importa… ni siquiera lo que
esa loca sienta —me dijo.

Sonreí y negué con la cabeza soltando un suspiro.

—Bueno, si soy todo eso. Pero vamos, me hiciste un favor ¿o no? —dije. Ella asintió —Bueno, vamos a tomar algo. Gustav y Georg nos esperan allí.

—¿Y como se que no me estas mintiendo?

—¿Acaso crees que yo sería capaz de hacerte algo? —le pregunté. Me miró fijo a los ojos por unos cuantos segundos. Sonrió levemente.

—No —dijo negando con la cabeza.

—Aah bien, entonces hazme el favor de subir ¿si?

Ella asintió como una niña pequeña y subió a la moto, para luego yo subirme detrás de ella. Arranqué y manejé a través de las ruidosas calles, hasta llegar al bar.

—Oye, ¿se puede saber que fue eso de MI _______? —me preguntó de la nada.

Sonreí divertido, mientras continuaba manejando.

—Es una forma de expresión territorial, cariño —le contesté. Ella se giró a verme.

—¿Y acaso yo soy un territorio?

—Si, mi territorio.

—En tus sueños Kaulitz

—Y en los tuyos también, cariño —dije y besé su mejilla. Ella me miró con recelo.

Era de noche, casi las 9. La tarde se nos había pasado en casa de Bill y Cassandra. Se bajó y miró a su alrededor. A lo lejos vi como dos personas se acercaban a nosotros. Tomé la mano de _______ y la acerqué a mí, para mantenerla segura. Hasta que reconocí quienes eran.

—Hey, ¿Qué hacen aquí? —preguntó James mientras se acercaba más y saluda con un abrazo a _______. Ella le devolvió el gesto. Kendall también la saludó afectuosamente. Luego ambos me miraron venenosamente.

—¿No se te ocurrio llevar a _______ a un mejor lugar? —me preguntó Georg. Me encogí de hombros y negué con la cabeza.

—_______ disculpa la falta de sensibilidad de Tom, no sé que estaba pensando al traerte a nuestro cuchitril —le dijo Gustav

—¿Acaso es tan malo? —preguntó ella.

Los dos lame botas confianzudos asintieron con la cabeza.

—No es lugar para una señorita como tú —dijo Georg.

—Aunque creo amigo —le dijo Gustav a Georg apoyando una de sus manos sobre su hombro y mirando a _______ —Que no hay lugar perfecto para ella.

—Aaaaw, son tan tiernos —dijo ella sonriendo levemente.

—¿Ya se cansaron de ridiculizarme frente a mi _______? —les dije y ambos me miraron. Georg negó con la cabeza. Le gruñí por lo bajo —Vamos, entremos. Entramos y lo primero que nos invadió fue el olor a cigarrillo. Para la hora que era el lugar ya estaba lleno de aquellos hombres que se la podían pasar horas allí dentro.

 Vi como _______ miraba con atención a su alrededor. Su mirada se fijó en las muchachas que estaban sentadas sobre los regazos de los que estaban jugando al truco. Se giró a verme.

—Ellas son las damas de compañía —le dije. Ella volvió a mirarlas —Pero solo se meten con los hombres mayores de 21 años. Nosotros no estamos a su altura.

—Y dime _______, ahora que Tom es tu garrapata incomoda, ¿te agrada un poco más?

—le preguntó Georg. Ella sonrió.

—Y pues… hay veces en las que es insoportable… pero te acostumbras —dijo divertida.

—Me ama, pero esta terca en negarlo —dije yo. Gustav se giró a verme.

—A mi me parece que el que lo niega más es otro —murmuró Schafer.

Lo miré mal y nos sentamos en una de las mesas. _______ miraba curiosa a su alrededor, como inspeccionando el lugar.

—¿Te gusta? —le pregunté. Volvió su vista a mí.

—El lugar es así como de época, pero moderno. Es lindo.

—Espera a ver cuando se ponga linda la cosa —musitó Georg. Lo pateé por debajo de la mesa. Siseó e intentó devolverme el golpe, pero se lo dio a Gustav. _______ rió divertida.

—Ya basta, dejen de comportarse con niños. Vamos a pasarla lindo —dijo ella.


—Así se habla cariño, así se habla —le dije

viernes, 1 de noviembre de 2013

Capitulo # 14

Mis ojos estaban clavados en los suyos. Esas profundidades color chocolate, estaban llenas de emociones, llenas de amenazas, y podría decirse que hasta de miedos.

—Bueno, vamos a comenzar —habló Dolores.

_______ giró la cabeza para mirarla.

—¿Tú vas a sacar las fotos? —le preguntó algo nerviosa.

—Si, ¿Cuál es el problema? —le preguntó su madre.

—No, nada —dijo y volvió su vista al frente. Soltó un leve gruñido.

—¿Qué sucede? —le pregunté.

—Esperaba que mi madre no fuera la fotógrafa —me dijo.

—¿Por qué?

—Porque a veces… pide demasiado…

—Ahora Tom, pon tu brazo izquierdo alrededor de la cintura de _______ y acércala a ti cuando yo te diga —me dijo.

Hice lo pedido y cuando dijo ya, la acerqué a mí haciendo que chocara levemente contra mi pecho.

—Perfecto —habló Dolores —Ahora mírense a los ojos. _______ pon tus manos sobre sus hombros y acércate más a su rostro.

La morena giró la cabeza para mirarla.

—Dolores… —la llamó por su nombre, como forma de advertencia.

—Haz lo que te digo —dijo ella. La morena obedeció y se acercó más a mí —_______, quiero que dirijas tu mirada a la cámara. Tú Tom solo mírala a ella.

Otro flash iluminó todo.

—¿Cuántas fotos más vas a sacar? —preguntó _______.

—Varias, varias —contestó Dolores —Ahora quiero ver deseo, mucho deseo.

—Tus peticiones son ordenes para mi, Lolita —le hablé.

—¡Nooo! —chilló ella.

—¡_______, actúa como si desearas a Tom o te reduzco el sueldo! —la amenazó.

—Vamos tempanito de hielo, haz caso. Las mamás siempre tienen la razón, ¡Deséame!

—Como los odio —musito ella.

—Ahora Tom, levanta a _______ sobre ti y coloca una de tus manos justo cerca del parche en donde esta la marca y la otra en su espalda.

—Mamá, ¿desde cuando las fotografías se volvieron tan… pornográficas?

—Ay _______, eres tan… quisquillosa. Haz lo que te digo, así terminamos todo esto rápido.

Ella murmuró algo que no logré entender.

—Vamos cariño, arriba —le dije y la alcé sobre mí.

Sus piernas se cerraron alrededor de mi cintura, y sentí que iba a volverme loco ante el adictivo aroma de su perfume.

—_______, peina su cabello hacia atrás con tu mano. Y mírense las bocas.

Parecía que ella ya no iba a protestar. Su mano se enterró en mis cabellos peinándome hacia atrás, y sus ojos se clavaron en mis labios, al igual que los míos en los de ella.
Luego de media hora, en donde seguimos posando cerca, muy cerca. En donde ella posó sola, y de verdad parecía una modelo profesional, haciendo caras y gestos. Hasta yo tuve mis poses solo, y debo decir que soy más bueno de lo que pensaba.

—¡Excelente, hemos terminado! —dijo Dolores contenta. Todos aplaudieron —Muchachos, las fotos son increíbles, hermosas.

—Voy a cambiarme —sentenció _______ sin prestar atención a su madre. Dolores se giró a verme.

—Ahora está irritada, pero ya se le va a pasar —me aseguró.

Asentí y me fui a cambiar.Cuando volví ella ya estaba, guardando unas cosas dentro de su cartera. Me acerqué a ella.

—Comentas algo sobre esto, y te juro que iré a buscarte y te arrancaré uña por uña, ¿escuchaste?

—¡Gente, estás fotos van a la portada! —gritó Dolores desde su despacho.

—¡¿Qué?! —preguntó _______ dándose vuelta para mirar a la oficina de su madre.

Sonreí levemente y me acerqué hasta su oído. Ella estaba de espaldas.

—Por mí, nadie se enterara —le dije. Se giró a verme rápidamente.

—Por favor, por lo que más quieras, renuncia —me dijo. Reí por lo bajo.

—¿Y perderme la oportunidad de poder apreciarte los fines de semana? —le dije.

—¿No te parece que ya son suficientes los días que tengo que soportarte en la Universidad?

Sonreí con los labios apretados y respiré profundamente.

—No, ¿algo más?

Me miró con ojos venenosos. Y si las miradas mataran, hace rato que a mi ya me estarían velando.

—Eres una peste, pero ya voy a encontrar la forma de deshacerme de ti.

—Que linda eres —dije con tono dulce —Yo también te adoro, cariño

Hizo un sonido de indignación y tomó su abrigo.

—¡Dolores! —la llamó. Está se asomó por la puerta —¡Me voy a cuidar a Bill! ¡Adiós!

Dolores salió rápidamente de la oficina y se acercó a nosotros. Miré a _______.
¡Oh, si no estuviera condicionado por un juez, seria por algo más que una simple gripe que lo tendría que cuidar!

—Bueno, te llevo —le dije. Ella se giró a verme aterrada.

—¡No, no, no, no! ¡Claro que no! No necesito nada de ti —me dijo nerviosa.

—Claro que si, sabes que no me gusta que andes sola por ahí. Y ya que tu auto aun no esta listo lo mejor va a ser que Tom te lleve a donde necesites —le dijo su madre, que luego me miró a mí —Voy a pagarte a parte para que seas su chofer.

—No Lolita, esa va gratis —dije y le guiñé un ojo.

—Oh, eres tan tierno —me dijo ella con una sonrisa.

—Puras tonterías —susurró la morena, pero logré escucharla.

—Tonterías las que usted hace jovencita, y nadie le puede decir nada. Ahora si es tan amable de dirigirse a mi moto que yo la llevare —le dije y le hice un gesto para que caminara.

—¡Que no! —dijo ella - Bill no te soporta.

—Ni yo a él, así que el sentimiento es mutuo. Te dejaré ahí, y te esperaré afuera.

Soltó un suspiró de cansancio.

—¿Dónde dejaste la moto? —me preguntó rendida. Sonreí.

—¡Eso es Tom! —me felicitó Dolores —Ahora en adelante te llamare cuando no quiera comer carne.

—¡Ja, ni loca! —advirtió _______ —A mí no me haces comer carne, nunca más.

—Ya veremos —le dije.

Ella me miró fijo, y creo que entendió el otro sentido de lo que le acababa de decir.

—Bueno, vayan —dijo dolores y besó la frente de su hija.

Se fue de nuevo a su oficina. Me giré a ver a la morena y le hice un gesto para que caminara. Suspiró y comenzó a caminar. Nos subimos al ascensor y bajamos hasta el estacionamiento, en donde me había ido a dejar mi moto, luego de hablar con Dolores.

—¿Podrías decirme que se te dio por venir hoy aquí? —me preguntó.

Sonreí y me subí a la moto, le hice una seña para que subiera delante de mí. Revoleó los ojos y se subió. Se acomodó bien y se sentó derecha.

—Ya te dije, necesitaba algo que hacer los fines de semana —le dije cerca de su oído.

—¿Y porque tenía que ser esto? ¿Por qué me odias?

Reí por lo bajo, haciendo que ella girara su cabeza para mirarme. Aun no había prendido la moto. Recorrí su rostro con la mirada, buscándole alguna imperfección. Algún error en su creación y confección. No había nada, ella era simplemente… perfecta.

—Yo no te odio, cariño —dije sin dejar de mirarla.

—Pues no parece —dijo y volvió su vista al frente.

Sonreí y arranqué la moto. Me dio la dirección de Bill, y el muy desgraciado vive a unas pocas cuadras de mi departamento. Llegamos y frené frente a una gran casa. Reí por lo bajo. El imbécil aun vive con sus padres, no puedo creerlo.

—¿Vive con sus padres? —le pregunté a _______, mientras ella se bajaba de la moto.

—Si —dijo ella y no pudo evitar sonreír, pero al instante dejó de hacerlo —Es solo hasta que se encuentre algo que le guste para vivir.

—Si, seguro.

—Puedes irte, no hace falta que me esperes, no se a que hora terminaré.

—No cariño, ve tranquila, pero aquí me quedaré. Se lo prometí a tu madre…

Me miró con cara de fastidio.

—¿Acaso no tienes nada mejor que hacer?

—No cariño, no tengo nada mejor que hacer.

Giró sobre si misma y caminó a grande zancadas hasta la puerta de la gran casa que estaba frente a mí. Reí divertido y vi como desaparecía detrás de la puerta. Solté un suspiró y miré a mi alrededor. Había un Starbucks a menos de una cuadra. Dejé la moto y fui en busca de un delicioso frapuchino. Me quedé sentado en una de las mesas, perdiendo un poco de mi tiempo.¿Cuánto tiempo creen que estará allí dentro la morena? ¿No mucho, verdad?Luego de estar una hora allí sentado, me puse de pie y volví hacia mi moto. Me apoyé sobre ella, sin dejar de mirar hacia la puerta. Miré mi reloj, ella aun no salía. Tomé un cigarrillo y lo prendí para poder fumar tranquilo.
Sentí como algo vibraba en mi bolsillo, me sobresalté un poco y me di cuenta de que era mi celular. Lo tomé y miré la pantalla. No sabía quien era, pues no tenía agendado su número.

—¿Hola? —dije al atender.

—Hola Tommy —me habló. Fruncí el ceño al no reconocerla.

—Hola…

—Cassandra tonto, soy Cassandra.

¡Diablos! ¿Para que mierda conteste?

—Aaah, Cassandra —dije.

—¿Acaso no me tienes agendada en tu celular? —preguntó.

—Mmm, si lo que pasa es que no me había fijado quien era al atender —le mentí.

—Bueno, no importa. ¿Dónde estas?

—Por ahí.

—Tom, ¿Qué tengo que hacer para que vengas a hacer de una buena vez el maldito trabajo de contaduría?

—¿Qué trabajo? —le pregunté.

—¡El trabajo que nos mandaron a hacer de a grupo!

—Aaaaaah, si el trabajo —dije al recordarlo.

—Tenemos que hacerlo hoy mismo. Es para el lunes.

—¿Quién más esta en el grupo? —le pregunté.

—Nadie. Solo nosotros dos…

—¿Quién hizo los grupos?

—¡La profesora tonto! —dijo con voz chillona y soltando una estúpida risita. ¡Aaag, como me exaspera!

—Está bien, voy para tu casa.

—Perfecto, aquí te espero.

Colgué y miré a la casa de Bill. No, yo no iba a irme sin _______ de aquí.Tiré la colilla de mi tabaco hacia un costado y caminé hasta la casa. Toqué el timbre y luego de unos segundos un señor de estatura bajita y traje de me abrió.

—¿Qué se lo ofrece señor? —me preguntó. Trate de no reír, estoy completamente seguro que este es un mayordomo. ¡Bill eres increíble!

—Si, soy amigo del señor Longoria, ¿podría pasar a verlo?

—Claro que si joven —dijo y me dio el paso —Suba las escaleras, la tercer puerta a su izquierda, allí esta el joven Bill.

—Muchas gracias…

—Albert, señor.

—Muchas gracias, Albert.

Subí las escaleras y me dirigí a la habitación que el amable mayordomo me había indicado. Me acerqué con cuidado, la puerta estaba un poco entreabierta.

—¡Estoy cansada Bill! ¡Cansada de tus estúpidos celos! —dijo nerviosa ella.

—¡¿Pero porque tiene que trabajar allí?! —le preguntó nervioso.

—¡Mi madre lo contrato! ¿Entiendes?

—¡Pues dile que lo despida!

—¡No voy a pedirle que lo despida! —dijo ella.

—¿A no? ¡¿Por qué?!

—¡Porque simplemente ella no va a hacerlo!

Abrí la puerta y ambos se giraron a verme. Los ojos de Bill se abrieron como platos. Le sonreí irónicamente.

—Oye Billito, siento que te hayas convertido en la incubadora de un virus —le dije mientras me acercaba a _______, tomaba su abrigo y le tomaba la mano —Pero no te puedo prestar a mi _______ más tiempo.